La Jornada 8 de abril de 1996

Colaborar con autoridades de salud señalando diferencias en políticas, instruye Rivera a prelados

José Antonio Román En su tarea y quehacer asistencial, la Iglesia católica ``no pretende ahogar actividades de otros o monopolizar'' la atención de los enfermos, afirma el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.

``Hay que respetar la autonomía y peculiaridad de cada servicio o institución. Lo importante es mantener buena relación y colaborar juntos para responder mejor a las necesidades'', señala en la carta pastoral sobre la atención a los enfermos en la arquidiócesis de México, dada a conocer ayer en la celebración religiosa del Domingo de Pascua.

En ella, Rivera Carrera ordena a su equipo arquidiocesano ``mantener y ampliar'' el contacto con las autoridades del sector salud, para apoyar todas y cada una de las campañas coherentes con la doctrina cristiana.

Sin embargo, advierte que en este contacto con la parte gubernamental también deben ser presentadas, con sinceridad y objetividad, las objeciones y diferencias que tiene la Iglesia en campañas contrarias a la fe católica, procurando acercarse, en lo posible, a un sano entendimiento.

Menciona que la Iglesia se sitúa como comunidad en medio de la sociedad, ofreciendo el evangelio y respetando la libertad. Y agrega: ``En la debilidad de la libertad, reconociendo la autonomía temporal y el legítimo pluralismo social y religioso, la Iglesia ofrece el servicio del evangelio en medio de un mundo que aspira a la salud y a la vida''.

El prelado reconoce en el documento de 36 páginas que, debido a la desorganización de la arquidiócesis y lo complejo de su estructura, no se le ha brindado la atención que merece a la Pastoral de la Salud, pues se ha trabajado de manera dispersa y aislada, y cada uno ha realizado su tarea por su cuenta y sin relaciones con los demás.

Los retos que presenta esta realidad son sumamente complejos, asevera, porque con frecuencia a los problemas que trae consigo la enfermedad se añaden otros más, como las necesidades materiales y económicas; personas que necesitan orientación y asesoramiento, porque no saben moverse en ese mundo de la medicina; enfermos que necesitan ayuda para desplazamientos, o compañía para acudir a las consultas.

Otras veces, añade, son problemas morales: estados depresivos, desaliento y desmoralización; abandono de la familia o soledad de no tener a nadie. En muchas otras hay una necesidad espiritual, en la que la presencia de un ministro se hace necesaria para ayudar al enfermo a enfrentar su padecimiento, el diagnóstico pesimista o la proximidad de la muerte.

Durante la celebración religiosa, Rivera sólo leyó unos cuantos parráfos de los 148 que conforman el documento. Esta carta pastoral es la segunda que emite en sus ocho meses al frente de la arquidiócesis más grande del mundo católico. La primera, referente al New age, en al que afirmó que este movimiento va contra la fe católica, fue emitida los primeros días de enero.

Recordó que el Segundo Sínodo diocesano, que realizó un profundo análisis de la realidad que vive la ciudad de México para adecuar la tarea de la Iglesia a las nuevas circunstancias que se viven, definió a los enfermos como una opción prioritaria, con la conveniencia de integrar la Pastoral de la Salud en el proyecto misionero de la arquidiócesis.

La carta pastoral de ayer, dividida en cuatro subtítulos, considera que el reto de la Pastoral de la Salud, especialmente en el contexto de la arquidiócesis de México, prevé los centros hospitalarios y la presencia de la Iglesia en ellos.

Considera que es urgente la creación de una Asociación de Médicos Católicos que, fiel al magisterio de la Iglesia, apoye la labor arquidiocesana y fomente la formación de comités de ética médica en los centros hospitalarios.

Rivera Carrera ordena al equipo arquidiocesano de la Pastoral de la Salud a planificar y programar tareas, como detectar los núcleos más desatendidos de los hospitales, reorganizar los recursos humanos que hay en las parroquias y definir un plan de evangelización para el cuerpo médico y personal de enfermería católicos, entre otros.

Además, se busca una presencia permanente de la Iglesia en todos los eventos médicos que se realicen en la ciudad de México, e impulsar las reformas necesarias en todos los templos de la arquidiócesis para que los minusválidos puedan gozar del derecho que tienen de acudir a los templos con mayor facilidad.