Adolfo Martínez Palomo
La educación médica y la salud en México

Algunas de las muchas inquietudes de Flexner sobre la enseñanza de la medicina siguen siendo de actualidad aquí y en el resto del mundo. Tan es así, que la Organización Mundial de la Salud y la Federación Mundial para la Educación Médica han establecido en años recientes estrategias para la redefinición de niveles de calidad en la formación de los médicos. Como parte de esta renovación, la Facultad de Medicina de la UNAM, dirigida entonces por el actual secretario de Salud, convocó hace tres años a un foro de discusión bajo el tema: ``El currículum médico a debate''.

Por cierto, en aquella reunión --tal como lo acepta ya la Real Academia Española-- me permití sugerir, sin éxito, limitar el uso del término currículum para designar la relación de los títulos, honores y cargos que califican a una persona, y emplear el simple currículo para hacer referencia al conjunto de estudios y prácticas destinadas a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades.

El resultado de la labor de coordinación de los doctores De la Fuente y Rodríguez-Carranza es un volumen editado y publicado con esmero, que será fuente básica de referencia para todos los interesados en la superación de la educación médica y la salud del país La educación médica y la salud en México, publicado por los doctores Juan Ramón de la Fuente y Rodolfo Rodríguez-Carranza, Siglo XXI, 1966, 256 pp.

El tono general de la obra es netamente académico. A lo largo de la obra, la crítica analítica se complementa con sugerencias reflexivas. Varias consideraciones del libro ilustran bien lo poco que hemos avanzado en ciertas áreas desde los diagnósticos de Flexner. Como ejemplo se menciona, al analizar nuestro sistema educativo: ``Muchos médicos de origen social bajo fueron estudiantes de medicina formados en escuelas de mala calidad y terminan atendiendo a grupos de igual condición social, mientras que los provenientes de familias con altos recursos concentran gran parte de sus servicios en su respectivo grupo social. De esta forma, no sólo existe una reproducción de la desigualdad de la sociedad en general dentro de la estratificación interna de la profesión médica, sino que este efecto perverso se magnifica al ofrecer a la población más necesitada la medicina de la más baja calidad''. Palabras más, palabras menos, Flexner dijo lo mismo en 1910.

Lejos de concentrarse en los aspectos puramente técnicos de la educación médica, el libro ofrece un panorama general de la salud en México y toma en cuenta factores tan importantes como el ambiente, la población y la nutrición.

Se incluye también el análisis de la relación entre medicina y valores humanos; la conclusión del capítulo sobre el tema debe ser motivo de profunda reflexión: ``Nunca en su historia tuvo la medicina, como tiene hoy en día, tanta necesidad de examinar críticamente sus metas y sus normas para conciliar los avances de la técnica con las necesidades del hombre y de la sociedad''.

La revisión del estado actual de los principales servicios de salud del país, de la práctica profesional institucional y privada y de la calidad de la medicina y la educación es abordado, sin excepción, por profesionales que han dedicado el grueso de su vida a estos temas.

La piedra angular del libro es el resultado del amplio ejercicio de reflexión convocado por la Facultad de Medicina de la UNAM: el Plan Unico de Estudios. Aplaudo la visión profunda del plan, agradezco la concisión del texto y me maravillo ante el logro de conjuntar tantas ideas en un lenguaje correcto y desprovisto de la ampulosidad frecuente en este tipo de documentos.

Con este nuevo plan la misión de la Facultad de Medicina de la UNAM no es ya sólo la formación de buenos médicos, sino la creación, para las próximas generaciones, de médicos mexicanos capaces de contribuir a establecer un mejor sistema de salud. Igualmente impecable es la relación del perfil ideal del egresado. Encuentro, en cambio, menos coincidencias con la metodología educativa propuesta. Mi inquietud fundamental respecto a lo anotado en el Plan es el énfasis casi exclusivo en el alumno. Se habla de su juicio crítico, de su capacidad de adquirir conocimientos, habilidades, destrezas y valores. Pero no creo que el aprendizaje autodirigido e independiente sea suficiente; el papel del maestro sigue siendo esencial.

Aquellos que tuvimos la fortuna de estudiar la carrera en la Facultad de Medicina de la UNAM y llevarla a cabo, además, como un notable experimento innovador a través de los cursos piloto, podemos afirmar que de los actores básicos: profesores, estudiantes, enfermos (individuos y comunidades), programas, laboratorios y textos de estudio, el componente fundamental, que marcó a nuestras generaciones fue la calidad de los maestros; el profundo dominio de su materia y su genuino interés por la docencia. Si el rendimiento de las generaciones del grupo piloto mostró cierto relieve, ello no se debió tanto a una metodología educacional innovadora, sino a la calidad excepcional de algunos de nuestros profesores.

Por ello me atrevo a pensar que este excelente plan puede completarse todavía con medidas para fomentar la mejor preparación, la más justa evaluación y el mejor reconocimiento de la actividad docente. En resumen, definir junto al perfil profesional de egresado, el perfil profesional del profesor.

He omitido intencionalmente el nombre de los autores de los diferentes capítulos que integran el libro coordinado por los doctores De la Fuente y Rodríguez-Carranza. A todos ellos felicito sinceramente por haber contribuido a integrar un texto que crea un sólido marco de referencia para mejorar la calidad de los nuevos médicos y para lograr que la Facultad de Medicina de la UNAM responda con holgura, como lo hará seguramente, a la distinción y al reto de haber sido seleccionada por la Organización Mundial de la Salud como líder internacional en la formación médica.