Prostitución mendicidad y saqueo, opciones en zonas áridas
Laura Gómez Flores, enviada /V y última Matehuala, SLP La prostitución, la mendicidad, el asalto a carros de ferrocarril y la venta ilegal de animales y plantas endémicas en peligro de extinción se han convertido en actividades de subsistencia entre los pobladores de las zonas áridas y semiáridas de San Luis Potosí, Zacatecas y Coahuila.
Los 35 mil ixtleros de 700 cooperativas, los 7 mil candelilleros y los más de 25 mil productores de tuna están marginados y no tienen acceso a los canales institucionales de crédito.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), las condiciones de salud y vivienda en estas regiones son ``deplorables, con altos índices de mortalidad y hacinamiento en reducidos cuartos de adobe en muy mal estado''.
Por ejemplo, 51 por ciento de los niños de uno a cuatro años sufre desnutrición aguda. La tasa de mortalidad por esta causa es de 12 infantes por cada 100. Muchas veces los padres ni siquiera pueden llevarlos con un médico.
La mayoría de los campesinos son ejidatarios, en parte porque la reforma agraria estimuló el poblamiento de zonas apartadas, con formas de organización que no responden a las exigencias del mercado.
Las organizaciones ejidales carecen de esquemas económicos apropiados y de programas institucionales de apoyo para adecuarse a las nuevas condiciones.
Las más maduras, como la Forestal FCL, Ceras Nacionales de México (Cenamex) y algunas uniones de ejidos organizadas para la producción de nopal, maguey, mezquite y palma, participaron a partir de 1983 en la desincorporación de entidades paraestatales. Ahora disponen de instalaciones y equipo, pero no operan por falta de capital, la maquinaria está deteriorada y es obsoleta y no tienen relación con los mercados.
Además, no tienen recursos ni capacitación técnica para hacer producir las instalaciones ni para administrarlas adecuadamente.
Aquí, como en Zacatecas o Coahuila, hay empresas agrícolas de alta rentabilidad, con riego de pozos profundos y tecnología avanada, vinculadas al mercado externo y a un sistema nacional de abasto de insumos, pero a unos cuantos metros se observan comunidades empobrecidas, con cultivos de subsistencia, sin tecnología y vinculadas a un mercado local que les vende caro y les compra barato.
La suma de unidades rentables forma el grupo de empresarios agrícolas, mientras la suma de minifundios empobrecidos integra el mundo real de los ejidatarios.
Esta situación ha provocado que la migración hacia Estados unidos sea una constante en ejidos como El Coyote y Chanquero, municipio de Villa Hidalgo, San Luis Potosí. Sólo 24 por ciento de los varones en edad productiva se han quedado aquí, ante la falta de agua y el abandono institucional.
La fuente de ingreso en este lugar no es la agricultura ni la ganadería, sino la prostitución, aun a riesgo de contraer enfermedades.
El gran número de niños y ancianos y la falta de hombres que se hagan cargo de los gastos de la familia orilla a las mujeres a esta actividad desde temprana edad. Mientras, decenas de mujeres viejas extienden sus manos en la carretera de Matehuala a San Luis Potosí en espera de una limosna.
Algunas más, en compañía de los varones que decidieron quedarse en estas tierras, se dedican a la captura y venta de especies en peligro de extinción, de protección especial y endémicas, como en Charco Cercado.
A la fecha han desaparecido 38 especies de vertebrados, 31 por ciento de las 449 especies terrestres y tres por ciento de las 41 marinas se encuentran en peligro de desaparecer.
De las mil 60 especies de aves, 70 se han extinguido y 53 están en grave riesgo, mientras que de las 704 especies de reptiles (53 por ciento endémicas) 30 corren peligro.
Las condiciones agroclimáticas del altiplano no permiten que los habitantes de esta zona, ubicada a un lado de la carretera México-Matehuala, se dediquen a la agricultura o a las actividades pecuarias, por lo que la captura de la fauna silvestre se ha constituido en un medio de vida.
Setenta por ciento de la población es originaria de Tamaulipas, Coahuila, Nuevo León, Hidalgo y Zacatecas, mientras que el 30 por ciento restante proviene de municipios como Ciudad del Maíz, Río Verde, Matehuala, Cedral, Vanegas, Guadalcázar, Santa María del Río y la Huasteca potosina.
Los animales que más se venden son: águila real, cervatillo, halcón peregrino, zorra gris, rata canguro, águila cola roja, halconcito, búho enano, halcón de pradera, aguililla, cinchada, búho, camaleón y la víbora de cascabel, de la cual se pierde una gran cantidad de dinero al no poder extraer su veneno, que en Estados Unidos se cotiza en 400 dólares el gramo.
Paralelamente al saqueo de animales se da el de diversas cactáceas endémicas, que alcanan precios elevados en el mercado internacional.
Ante ello, explicó el director de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Comisión Nacional de Zonas Aridas, Cruz López Aguilar, se trabaja en la elaboración de una ley que permita entregar a los pueblos el manejo, la conservación y la reproducción de las especies endémicas que colocan a México en el cuarto lugar en biodiversidad a nivel mundial.
Otra forma de sobrevivencia es el asalto de ferrocarriles, una práctica cotidiana en el ejido San Hipólito, en Coahuila.
A la gente de este lugar no le preocupan las redadas de agentes de Seguridad Pública o de efectivos del Ejército que tratan de evitar los robos de granos o de refacciones, que los asaltantes venden a precios más bajos en la capital o en las carreteras del estado. Esta es su labor y la hacen muy bien, según se dice.