Teresa del Conde
Las obras que viajan

Todas las semanas del año los museos del Estado reciben solicitudes de préstamo de obras. En su mayoría estas peticiones son no sólo absurdas, sino evidenciadoras de una absoluta carencia de respeto hacia lo que conforma el patrimonio artístico nacional. Dicho sea de paso, por lo que a acervo de museos concierne, se trata de un patrimonio bastante escueto si lo comparamos con lo que existe en instituciones de nivel equivalente a todo lo largo y ancho de nuestro continente. Sin embargo no existe oposición a que las obras abandonen sus recintos habituales para enriquecer proyectos que valen la pena. Una cosa es que Alemania, a dos años de distancia y cubriendo todos los requerimientos académicos, y museográficos, se planteara el préstamo de masterpieces para un proyecto bien ideado como el de Pollock-Siqueiros y otra muy distinta que un instituto cultural de cualquier ciudad solicite obras como las sempiternas Las dos Fridas, el Retrato de Lupe Marín por Diego Rivera o Madre proletaria de Siqueiros (en el Munal esta última).

Una de las más recientes solicitudes la de Lupe Marín pretendía que el cuadro viajara para ambientar un ``evento'' en París! con motivo de la presentación de un libro celebratorio de la cocina y las fiestas mexicanas. Ni siquiera se trataba de una exposición y el ámbito no correspondía a museo alguno, sino a un Instituto-galería donde exponen exclusivamente artistas jóvenes. Las dos Fridas se solicitaba en San Antonio, Texas para algo parecido: iba a interpretarse una obra musical (que a fin de cuentas no se presentó) y acudieron al recinto muchas señoras de cierta alcurnia vestidas de tehuanas que bailaron la Zandunga y se colgaron hasta esferitas de navidad de las trenzas postizas.

El reverso está en esto: para traer a México procedente de Sao Paulo el cuadro de Giorgio de Chirico titulado Enigma de una giornata se necesitaron dos años de trámites y la presencia en esa exposición de otras piezas del pintor metafísico igualmente relevantes. Para que en el momento actual el MAM exhiba Etnografía y Víctima proletaria de Siqueiros en la muestra de pintura latinoamericana 1920-1945 se fue configurando un expediente que abarca más de 300 cuartillas. Las dos obras (las más impactantes de la exhibición) fueron denegadas en un principio debido a dos razones: Etnografía se expone casi permanentemente en los muros del MOMA (si bien no siempre en una sala, sino en el corredor del segundo nivel). Eso por un lado; por otro, se trata de una pintura delicada, como todas las de Siqueiros. Vino con vidrio con especificaciones muy precisas respecto a su movimiento. Resulta entonces que los extranjeros están más conscientes de la valía de las obras maestras de nuestros pintores que nosotros mismos? Al parecer sí, porque El eco del llanto del mismo muralista de quien conmemoramos este año el primer centenario de su nacimiento, no pudo viajar. Se encontraba en la lista previa que el curador en jefe del MOMA (Kirk Varnedoe) proporcionó a las encargadas de la selección. Y no hubo poder humano que cambiara el veredicto. Felizmente sí se accedió al préstamo de Víctima proletaria. No se encontraron en la misma situación las dos pinturas de José Clemente Orozco integradas a la exposición: Desfile zapatista y Barricada, ambas exhibidas en los Esplendores de treinta siglos. A mí Barricada siempre me ha parecido una pieza muy peculiar, pero no precisamente por sus virtudes sino porque difiere notablemente del mural donde procede La trinchera original, que cuenta con dibujos preparatorios y que es posible observar todos los días del año en San Ildefonso. Claro, aquí se trata de un fresco, el efecto de opacidad y el color son otros, la composición es excelsa. Barricada pintada al óleo por Orozco en Nueva York es como una caricatura de su eficaz composición anterior, que Tina Modotti fotografió casi apenas concluida y que se divulgó a través del propio Orozco en Manhattan. Por algo será que esta pieza casi nunca se exhibe en el museo neoyorkino, pero incluso el Dive Bomber (que es enorme, difícil de transportar, ni siquiera se solicitó por esas razones) se exhibe en contadas ocasiones. Para la exposición Visions of America (a inaugurarse en el MAM) que abarca similar periodo cronológico y que proviene de varios museos norteamericanos, bajo coordinación del de Columbus, Ohio, las disposiciones técnicas relativas a empaque, transporte, condiciones de desempaque, datos termohidrográficos, etcétera, han sido tales que en un cierto momento se pensó que era imposible traerla. Está integrada por obras de los realistas norteamericanos con pinturas que muchísimo habrán de sorprender al público de nuestro país por ofrecer un abanico crítico, costumbrista, incluso delator, producto de una época que incluye los años de la depresión. Se suman las expresiones europeizadas de los posimpresionistas norteamericanos y las inigualables piezas de género de artistas como George Bellows, Edward Hooper, Ben Shahn, entre otros. Pero eso no se logró en meses ni semanas. El proyecto Visions lleva tres años de haberse gestado e involucra el trabajo de más de una decena de investigadores y curadores de varios museos, sumado a esfuerzos y convenios de altos funcionarios en ambos países.

Ya en una ocasión hablé de ``los cuadros como turistas''. Ojalá que hagamos conciencia al respecto. Es improcedente la complacencia que en ciertas ocasiones hemos mostrado ante proyectos que no poseen sustentación teórica adecuada, que se realizan para la vanagloria o el capricho de unos cuantos y que menoscaban radicalmente la coherencia de los guiones de las colecciones permanentes nacionales. Reitero: éstas son ricas en calidad, pero escasas en cantidad. Cuidemos con inteligencia lo poco que tenemos, si es que en realidad nos importa.