La Jornada 12 de abril de 1996

Viene Régis Debray a reunirse con Marcos este fin de semana

Jaime Avilés Régis Debray, politólogo, novelista y filósofo francés, que colaboró con la guerrilla del Che Guevara en Bolivia y más tarde con el primer gobierno del presidente Francois Mitterrand, anunció ayer en París que este fin de semana se reunirá con el subcomandante Marcos en la Selva Lacandona.

Voy, dijo a este diario en entrevista telefónica, ``para atender a una invitación'' del jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y ``hablar un poco acerca del Intergaláctico'', esto es, el Primer Encuentro Intercontinental por la Humanidad y contra el Neoliberalismo, convocado por los zapatistas para finales de julio.

Autor de más de una docena de libros traducidos a varios idiomas, entre los que destacan Revolución en la revolución, La guerrilla del Che y Crítica de las armas, Debray permanecerá una semana en Chiapas, recorriendo la Selva y los Altos para conocer de primera mano el movimiento del Ejército Zapatista y escribir sus impresiones al respecto, en un texto que publicará el vespertino parisiense Le Monde.

A su regreso a Francia, el prolífico hombre de letras dará a conocer su trabajo literario más reciente, Alabados sean nuestros señores (voluminoso libro dividido en dos tomos, Los comandantes y Los gobernantes), en los que recrea sus experiencias al lado de Fidel Castro, Ernesto Guevara, Salvador Allende, los miembros del directorio sandinista de Nicaragua, los dirigentes de los movimientos de liberación nacional de Africa y más tarde, Francois Mitterrand y las principales figuras de la política europea de los años 80.

De la grilla a la silla

Como asesor para América Latina del primer gobierno de Francois Mitterrand, Debray cumplió un relevante papel en la definición del acuerdo diplomático suscrito por los presidentes de México y de Francia, en 1981, en apoyo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador.

Para sus críticos, su incorporación al gabinete socialdemócrata de Mitterrand representó una traición a la ortodoxia tradicional de la izquierda. Sin embargo, cinco años después de haber dado este paso, Debray rompió con Mitterrand por utilizar un discurso socialista y aplicar a la vez una política económica ceñida a los dictados del Fondo Monetario Internacional. Desde entonces abandonó la vida pública para dedicarse a la literatura y a la semiótica.

Hoy en día, miembro distinguido del exclusivo Club de Saint-Simon, que agrupa a los más influyentes intelectuales de Francia, Debray vive encerrado entre miles de libros en su departamento de la rue de l'Odeon, en París, en donde ayer por la mañana, hora de Francia, anunció telefónicamente a La Jornada que había aceptado la invitación de Marcos para acudir a la selva chiapaneca.

Con este viaje, Régis Debray reanudará su tormentosa relación con América Latina, que inició a principios de los 60 durante su primer viaje a Cuba, en el auge de la entonces joven y admirable revolución de la isla. Al volver a Francia, con sólo 22 años de edad, publicó en París un entusiasta artículo acerca de su experiencia entre los cubanos y tuvo tal éxito que el propio Fidel Castro lo invitó a instalarse en La Habana y sumarse a las tareas de su gobierno.

De aquella época nacería su amistad con el Che Guevara y cuando éste decide separarse de Cuba e iniciar su caótica aventura guerrillera en América del Sur, Debray marcha detrás de él y se interna a su lado en las semidesérticas montañas del sur de Bolivia.

El Che, como es bien sabido, planeaba crear en aquel desolado rincón del mundo una base de entrenamiento y formación de cuadros guerrilleros, con el bolivariano propósito de promover la lucha armada revolucionaria en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, etcétera. Y cuando el proyecto fracasa, Debray es detenido en un operativo del ejército boliviano y encarcelado y torturado varios meses antes de la muerte de Guevara.

Tres años después, liberado gracias a una intensa campaña internacional, así como a las gestiones personales de Salvador Allende, Debray se traslada a Chile y vive el proceso de la Unidad Popular, hasta que regresa a París, poco antes del golpe militar de Augusto Pinochet.

Es entonces cuando publica su Crítica de las armas, obra en la que reflexiona sobre el proyecto del Che Guevara y en la que si bien alaba la honestidad, la pureza y la consecuencia del héroe latinoamericano, desaconseja resueltamente su teoría del foquismo.

Cada vez más distanciado política e ideológicamente de Fidel Castro, Debray acepta la invitación de Francois Mitterrand para formar parte del primer gobierno socialista de Francia, hasta que en 1986 rompe con éste y lo condena en un polémico libro titulado Para De Gaulle.

Entonces, Debray abandona para siempre la política y se hace acreedor de los más acendrados rencores de la ex primera dama de Francia, Danielle Mitterrand, quien hasta la fecha no lo ha perdonado por los juicios que expone en ese libro.

Lejos de los salones del poder, Régis Debray inició en la segunda mitad de los 80 una intensa actividad literaria, de la que resultan tres novelas El indeseable, La nieve quema y Las máscaras, así como Vida y muerte de la imagen, ensayo pionero en materia de semiótica, que intenta fundar una nueva disciplina: la mediología, es decir, el estudio de las relaciones entre las nuevas tecnologías del campo de la comunicación con las más antiguas formas de veneración de las imágenes religiosas, un hecho que hoy, según Régis Debray, reproducen los mass media y en particular los noticieros de televisión.

Director de la novísima revista Cuadernos de mediología, Debray llegará esta noche en la ciudad de México para viajar mañana de inmediato a Chiapas y obsequiar a Marcos las últimas pruebas de imprenta de Alabados sean nuestros señores, que estará en los escaparates de las más importantes librerías de Francia antes del último día de abril.