Iván Restrepo
Silvia Hernández y American Express

Seguramente por fallas del sistema de comunicación social de la secretaría a su cargo, la licenciada Silvia Hernández ha recibido en los últimos días comentarios adversos en la prensa mexicana. El motivo: aparecer en un anuncio televisivo recomendando el uso de la tarjeta American Express. Tardíamente la funcionaria hizo saber que ni ella ni el gobierno recibirán un solo dólar por el anuncio, en el cual hay tomas espléndidas de Huatulco, Montealbán y el Zócalo, entre otros sitios; y que, en cambio, el país se beneficiará de una campaña publicitaria calculada en unos 10 millones de dólares, el doble de lo que este año gastará la Sectur en promover sus actividades fuera de nuestras fronteras. Loable tarea en momentos en que se realizan recortes al presupuesto de diversas secretarías y cuando los indicadores económicos muestran que la crisis ya tocó fondo y allí se encuentra todavía, invalidando los numerosos anuncios de que hemos iniciado la reactivación y de que lo peor ya pasó.

Es de aplaudir la decisión de la licenciada Hernández por atreverse a abrir un amplio campo de publicidad en dólares y ser ejemplo que seguramente pronto imitarán otros integrantes del gabinete que, gracias a su comprobado carisma y a la claridad y precisión de sus ofertas, harán el milagro de atraer la confianza y el apoyo externo hacia las labores que realizan. Por ejemplo, el licenciado Guillermo Ortiz, dando cuenta del acelerado crecimiento de la economía y de la confianza que los grandes capitales tienen en los programas del sector público; el licenciado Herminio Blanco, enumerando las bondades del TLC y la reactivación industrial; el licenciado Javier Bonilla, ofreciendo a los inversionistas una mano de obra abundante y muchísimo más barata que la de los tigres asiáticos; el licenciado Francisco Labastida, prometiendo éxito en los programas para sacar al agro del atraso, o el licenciado Adrián Lajous, encomiando las ventajas de deshacernos de la petroquímica. Y así sucesivamente.

Empero, no faltan los que cuestionan el mensaje de la secretaria de Turismo por pecar de optimista y por no atender, con otros integrantes del gabinete, asuntos que en vez de atraer visitantes los alejan. O porque los que llegan se van con una mala imagen de los bellos escenarios del anuncio de American Express.

Por ejemplo, algunos críticos señalan el poco respeto que hacia los recursos naturales se tiene en los polos de desarrollo turístico más importantes de las costas mexicanas. Mencionan precisamente el caso de Huatulco, sitio con que abre el comercial aludido y donde el desordenado crecimiento urbano está creando focos de contaminación (desde basura hasta aguas negras) que afectan las aguas marinas. A lo anterior se agrega la nula reglamentación sobre negocios que han invadido con lanchas y otros equipos de motor (como los jet ski) áreas que se distinguen por su frágil y única fauna acuática: desde pulpos y peces hasta tortugas. Un caso aleccionador es el de las pequeñas y muy visitadas bahías de La Entrega y El Maguey.

Opinan que sería muy provechoso ver a la secretaria Hernández encabezando la defensa de áreas naturales que están siendo arrasadas para dar paso a hoteles y servicios diversos en las áreas costeras, como recientemente ocurrió en Zihuatanejo. O sumándose a la protesta por la invasión de la zona marítima federal por parte de consorcios de poderosa influencia, como Sidek, para edificar enormes fraccionamientos y clubes de playa. En Quintana Roo hay ejemplos de sobra. En esa misma entidad, y ya que parece haber un vacío de liderazgo en la materia, podría encabezar la cruzada para evitar que Cancún siga creciendo más allá de sus posibilidades naturales, económicas y sociales, y en cambio se consolide contribuyendo a que el lugar preferido por el turismo extranjero (allí se concentra más de 25 por ciento de las divisas del sector) no siga acrecentando una peligrosa desigualdad. Seguramente la licenciada sabe que, en buena medida, la dependencia a su cargo tiene una que otra responsabilidad en lo que ahora sucede.

En el anuncio donde la experimentada funcionaria se internacionalizó, se muestra una zona arqueológica inigualable, Montealbán, que atrae a visitantes de todo el mundo. Bien valdría la pena que la secretaria usara toda su influencia para impedir que los asentamientos humanos irregulares de la ciudad de Oaxaca virtualmente cerquen dicho lugar. Con ese mismo espíritu batallador podría encabezar los esfuerzos para evitar la destrucción de la mancha verde que todavía rodea zonas prehispánicas maravillosas: Palenque, Cobá, Chichén Itzá, Tajín, Bonampak, Yaxilán y Uxmal. Y en cuanto a la otra selva, la de asfalto, fue un acierto incluir el Zócalo en el comercial aludido. Lástima que no lo filmaran con manifestantes que reclaman airados por la desocupación, el aumento del costo de la vida, las injusticias y la represión.En fin, los que siempre confían en el liderazgo de nuestros dirigentes, esperan que la licenciada encabece una gran cruzada nacional para contrarrestar la influencia creciente que tienen en México grandes consorcios internacionales. Gracias a sofisticados sistemas de comercialización, éstos logran quedarse con una buena parte de las divisas por turismo mediante los llamados paquetes que incluyen lo mismo transporte, hotel, alimentos y diversiones varias, dejándonos la venta de una que otra artesanía y las propinas a los maleteros, si el paquete no las incluye. Pero además, la secretaria recibiría en la próxima certificación del gobierno estadunidense un reconocimiento especial por su lucha contra el lavado de dinero, nacional y del exterior, que encuentra en el turismo, los casinos y servicios conexos, una buena forma de legalizar lo mal habido.