La Jornada 14 de abril de 1996

Herri Batasuna: un México neutral, indispensable en el caso Zelaia

Blanche Petrich/I Al dar comienzo el proceso de extradición del vasco Andoni Zelaia, Herri Batasuna, el principal partido de izquierda del País Vasco, se pronuncia: ``Contamos de antemano con la solidaridad del pueblo mexicano. Negar esta extradición significa rechazar que el Estado español intervenga en asuntos internos mexicanos para cambiar el noble criterio de protección a los extranjeros perseguidos que el Estado mexicano siempre ha sostenido''.

Gorka Martínez Bilbao, responsable del área internacional del HB, es portador de este mensaje aquí en México, en entrevista con La Jornada: ``México es un país soberano; no somos quiénes para decirle a México qué hacer. Pero no quisiéramos ver que este país se convierta en un actor en el contencioso vasco-español... no debe hacerlo, porque necesariamente brincaría sobre el más débil''.

La postura de Herri Batasuna contiene una propuesta: ``México tiene una experiencia importante en procesos de negociación en otros conflictos internacionales. En nuestro caso pudiera ser una pieza importante... tiene una gran experiencia aprovechable. Puede poner su parte, sus buenos oficios, para que el Estado Español y ETA negocien y abran la puerta a una solución al conflicto''.

Sin embargo, Gorka Martínez advierte: ``La no beligerancia, la neutralidad activa de México es indispensable... si el gobierno mexicano se sitúa a favor de una de las partes inhabilita esa posibilidad de volver a abrir la puerta a una solución negociada''.

El motivo del viaje de Martínez Bilbao y la diputada de HB, Jone Goirizelaia a México, es el inicio del proceso de extradición de Andoni Zelaia Otaño, preso en el Reclusorio Oriente desde el 23 de febrero y requerido por la Audiencia Nacional española por un caso ocurrido en 1978, por el asesinato y robo de tres mil pesetas a un taxista.

A principios de semana la cancillería mexicana recibió, ya completo, el expediente de las autoridades españolas en el que sustentan su petición de extradición del técnico en la industria de la construcción que, con nueve años de residencia en México, había apenas refrendado sus documentos migratorios FM-3.

Jone Goirizelaia, su abogada defensora, sostiene que a la vista del expediente oficial solicitando la extradición, es idéntico al presentado por las mismas autoridades españolas a la Corte de Apelación de Francia en 1987. En ese momento el juzgado francés denegó a España la extradición de Andoni Zelaia.

En la petición al gobierno de México ``no hay ni un elemento nuevo. No tiene ninguna prueba de la participación de Zelaia en el delito que se le imputa. Más aun, teniendo pruebas de lo contrario, el gobierno español se ha negado a incorporarlas al expediente y al proceso'', indica la abogada, integrante de la Asociación de Abogados del País Vasco (skubideak) y de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco.

Recién llegada a México para participar en la defensa legal de Zelaia, agrega que esta ``fabricación de un delito'', hecha en la Audiencia Nacional sobre datos proporcionados por los viejos archivos de la policía española, es la única base de argumentación para llevar a cabo la extradición. ``Esto revela la verdadera intencionalidad del Estado español, que es puramente política''.

Hay una rara coincidencia en el caso de Zelaia Otaño. Poco después del asesinato de un taxista según los documentos originales del caso, un ``informante de la policía'' en 1978, en San Sebastián, capital de la provincia de Guipúzcoa, de donde es originario Andoni, ocurre una redada policiaca: ese 17 de octubre son detenidos una veintena de jóvenes católicos independentistas que trabajaban en el sector sindical. Caen Andoni y su hermano Josu. Todos son torturados e interrogados. Dos días después son liberados, pero sus declaraciones arrancadas con tormentos quedan archivadas.

El antiguo Tribunal del Orden Público de origen franquista hereda esos archivos a la moderna Audiencia Nacional. Esa es, según la abogada Goirizelaia defensora también del líder de Herri Batasuna Jon Idígoras, preso por presentar al gobierno español un video con un mensaje grabado de ETA en el que propone la reanudación de la negociación políticala única argumentación legal oficial en el proceso de extradición de Andoni Zelaia.

Pero el caso del taxista asesinado tiene otra característica más: es un caso ya juzgado, sentenciado y cerrado.

De hecho, en 1982, en Madrid, la Audiencia Nacional, una Corte para casos de narcotráfico, bandas armadas y delitos financieros, dictó sentencia en el juicio por un sonado caso de ``robo con intimidación y asesinato'' ocurrido en 1978. Fueron declarados culpables Mario Larzábal y Linkunegui Urdampilleta, el primero como autor material y el segundo como cómplice. Ambos fueron sentenciados a prisión. Larzábal sigue preso, pero está próximo a cumplir su condena; el otro ya terminó su encarcelamiento y ha sido liberado.

En el relato de hechos y demás expedientes del caso nunca se mencionó a nadie más como presunto responsable. El nombre de Andoni Zelaia no aparece en ninguna de las hojas del citado proceso. Y dentro de dos años, conforme a las leyes españolas, prescribiría cualquier presunción en ese sentido.

En 1987, ya residente en Francia, Andoni Zelaia fue detenido también por petición del gobierno español, que pidió su extradición. Preso primero en Pau y luego en París, Zelaia enfrentó el juicio sobre la base de declaraciones emitidas bajo tortura nueve años antes. El gobierno francés se negó a entregar a Zelaia a la policía española, lo liberó y además le otorgó el estatus de refugiado.

Todo parecía estar resuelto. Pero años después, en el sur de Francia donde residía Zelaia, su esposa Pilar Pérez y sus hijos sufren un atentado en el estacionamiento del edificio donde vivían. Salen ilesos. Presumen que la amenaza es obra de los GAL, muy activos esos años contra el refugio vasco español. El matrimonio Zelaia-Pérez considera que ha llegado la hora de trasladarse a México, un país mucho más seguro, estiman, para los perseguidos políticos.

Pero ya aquí, en este país de asilo, vuelve la amenaza.