La Jornada Semanal, 14 de abril de 1996
Julio de 1937
Yo también vengo de España, donde he visto los favores de una guerra civil organizada fríamente por el imperialismo. Los hispano-americanos sabemos demasiado bien, por propia experiencia, cómo se organiza este negocio, pues quien dice guerra dice capitalismo y, por lo mismo, negocio, ganancia para una indecente minoría. El caso de Panamá es bien conocido: el capitalismo norteamericano necesitaba el istmo para ensanchar su poderío y su crueldad. Se puso de acuerdo con un bandido de nacionalidad indeterminada, quien a su vez aprovechó el nacionalismo maldito de un grupo de panameños criminales o imbéciles, y en 24 horas la sociedad humanatenía así un nuevo tumor en su ya tan averiado cuerpo: es decir, un nuevo Estado, una nueva nacionalidad, un motivo más de preocupación y tristeza para los que, cristianos o comunistas verdaderos, no tenemos otra nacionalidad que la de la cordialidad humana sin fronteras políticas, que no son otra cosa sino barricadas permanentes. La república de Colombia sufrió una grave amputación territorial y la pretendida república de Panamá nació así de la más deshonesta unión entre el imperialismo y el nacionalismo.
El pueblo español, oprimido por las clases privilegiadas y por una Iglesia no cristiana en la mayor parte de los casos, es víctima ahora del imperialismo fascista que pretende ahogar en sus comienzos una reforma general que permita al obrero y al campesino español acabar con la explotación capitalista y vivir convenientemente. Yo, como cristiano, es decir, como hombre, no puedo ni debo hacer otra cosa que estar de parte del proletariado mundial.
Pero España no es sólo víctima del fascismo internacional. También es víctima del Carnaval de Ginebra. Después de la conquista de Etiopía, qué puede esperarse de la llamada Sociedad de las Naciones? Todo el mundo abandonó a Etiopía, cobardemente. Sólo los representantes de la Unión Soviética y de cierto país hispanoamericano levantaron la voz para protestar y condenar con toda claridad y firmeza la agresión del imperialismo fascista contra el pueblo etíope. Hasta cuándo seguirá escuchándose una sola voz en el desierto? El gobierno inglés, que representa a un imperialismo cargado de sabiduría, no puede hacer otra cosa que seguir alargando el tormento y sacrificio del grande y glorioso y siempre heroico pueblo español. El actual gobierno francés, a pesar de sus bondadosos esfuerzos, tiene demasiados compromisos con el pasado, que es por desgracia tan parecido al presente. Es verdaderamente horrible el pensar que nosotros los delegados a este Congreso de Escritores vamos muy pronto a dispersarnos y que poco, muy poco tal vez, vamos a lograr por la causa del pueblo español agredido por el fascismo. Ciertos delegados no podrán ir a su país de origen; otros se hallarán en tales condiciones políticas en sus respectivas naciones, que sólo al precio de ciertos sacrificios podrán hacer algo. Pero nada es tan hermoso y dramático y lleno de vitalidad como la acción dirigida en favor de la causa de los oprimidos de todo el mundo.
Y el pueblo español, cuando nadie quiera ayudarle, tendrá, estoy seguro, el arrebato y la dicha de echar de su suelo, como ya lo hizo con Napoleón, a quienes quieran dominarlo, y darse el gobierno de humanidad y justicia que necesita y merece.
Todo por el pueblo español!
Abril de 1938
Ahora que conmemoramos el 7 aniversario de la fundación de la Segunda República Española y delante del gran crimen que dentro y fuera de España se está cometiendo contra esa grande España, maternal y magnífica, hacemos un llamado a todos aquellos que no se dan o no han querido darse cuenta que, si Franco triunfa, la victoria no será de él sino de Roma y Berlín; que España será repartida, no geográfica pero sí económicamente, entre los actuales gobiernos de Italia y Alemania; que sus materias primas serán explotadas por el fascismo internacional y que, por último, también geográficamente España será ocupada militarmente en aquellos lugares que, como el Marruecos español y las Islas Baleares, tienen importancia estratégica sobre el Mar Mediterráneo.
Si Franco llegare a triunfar, España dejaría de ser Nación, Estado soberano y libre, y se convertiría en un territorio pateado por las ambiciones de Italia y Alemania. Si Franco llegare a vencer, sería al precio de la traición, pues quién ignora que la rebelión de los militares españoles fue planeada por los actuales amos de Italia y Alemania?
Si la República sufriere un desastre, ese desastre tendría repercusión, después, en Francia e Inglaterra, hoy aterrorizadas por la audacia de Mussolini y de Hitler. Pero si ese desastre sobreviene, pasajero será, y la República se levantará, más tarde, organizada y definitivamente poderosa. Porque España nació para crear, no para ser sojuzgada. Y si ochocientos años fueron necesarios para expulsar de su suelo al moro conquistador e intruso, unos cuantos bastarían para reorganizarse y acabar con los nuevos intrusos.
Españoles que, como yo, os llamáis cristianos!: recordad que son los pretendidos aristócratas, los ricos a quienes San Juan Crisóstomo calificó de bandidos pues, qué rico no es un ladrón?, los que ayudan a Franco para seguir explotando a los campesinos y obreros españoles.
Españoles de América: después de tres siglos de fatiga, España se levanta, recogiendo el vigor ancestral, para decir al mundo entero la palabra nueva, índice de nueva gloria!