Machos a la baja
Los hombres actuales producimos la mitad de los espermatozoides que nuestros padres. Los cocodrilos están naciendo con unos pitirrines de nada, se alarma Diana Lutz en The Sciences 36,1, y con sobrada razón. Si la masculinidad es algo más que la cantidad de semen producida y la hombría es siempre una referencia social en la que se concentran numerosas virtudes, ¿cómo podríamos llamar al aspecto puramente biológico y común a todos los machos de las especies, por el cual pudieran ser evaluados en tanto reproductores? Virilidad no, porque es un sinónimo de la hombría, cuya definición es social. Machismo tampoco, pues encontrándose entre los valores rechazados de unos decenios a la fecha, su campo abarca aspectos esencialmente sociales, pues no es requisito ser masculino para ser macho y se puede, sin contradicción, ser flaco, esmirriado, bajito, lampiño, de voz aflautada, hombros estrechos, pecho sumido, manos pálidas, cabellos largos, ojos lánguidos y bigotes ralos, esto es más femenino que algunas vocingleras maritornes, y sin embargo macho en la acepción feminista y actual del término. Tendremos que inventar un término para la habilidad reproductiva: digámosle machez. Pues bien, la machez entre los humanos y otros animales está al parecer en alto riesgo de ser pronto etiquetada como rasgo en peligro de extinción.
La cuenta espermática
La cuenta de espermatozoides en el semen de hombres ha declinado en los últimos decenios un 2.1 por ciento al año, y si en 1940 nuestros padres, o los abuelos de quienes hoy son veinteañeros, producían 113 millones de espermatozoides por mililitro de semen, hoy un hombre sano produce únicamente 66 millones, según reporta un equipo danés que realizó un metaanálisis de sesenta y un estudios publicados entre 1938 y 1991, op.cit.. Sus conclusiones fueron publicadas por el British Medical Journal. Dijo Louis Guillette, profesor de zoología en la Universidad de Florida a un comité del Congreso: ``Cada hombre en esta sala es la mitad del hombre que fue su abuelo''. Pero no es únicamente la cuenta, esto es la cantidad, lo que se ha reducido, sino también la calidad, lo cual es todavía más preocupante. ``También ha declinado la calidad del espermatozoide, medida en morfología y motilidad'', comenta Lutz op.cit. No está claro si éste sea el motivo por el que una de cada seis parejas están teniendo problemas de concepción y, aunque el problema mundial es la fertilidad excesiva y no la infertilidad, es preciso encontrar las causasantes de que un factor desconocido realice a ciegas lo que la píldora no ha conseguido.
Contaminación química:probable causa
La disminución en la fertilidad masculina podría estar asociada a contaminación del medio con compuestos que son químicamente semejantes a algunas hormonas femeninas. Investigación reciente ``ha demostrado que ciertos agentes químicos, ahora comunes en el medio ambiente, se unen a y disparan o inhiben la actividad de receptores del estrógeno o del andrógeno'', nombres que se dan en general a las hormonas femeninas y masculinas, respectivamente. Los animales expuestos a tales contaminantes durante su estado fetal tienen luego bajas cuentas de espermatozoides. Entre los contaminantes sospechosos están detergentes, pinturas, herbicidas, pesticidas como el DDT, aldrín, dieldrín y hasta cosméticos.
Pruebas
Lutz ofrece claros ejemplos de contaminantes ambientales y sus efectos en la reproducción de animales silvestres. En 1980 una pequeña compañía química derramó grandes cantidades de ácido sulfúrico y de un agente químico cercano al DDT en el lago Apopka de Florida. El resultado fue un gran número de huevos de cocodrilo no incubados. Ocho años después la situación era tan grave que apenas un cuatro por ciento de los huevos incubaron. Y peor aún, los cocodrilos que lograron nacer tenían serios problemas de reproducción: testículos y ovarios anormales; estrógeno, la hormona femenina, dominaba en ambos sexos; en las hembras había dos veces la testosterona normal y en los machos un nivel de testosterona típicamente femenino. Al crecer, los penes de los machos permanecieron notoriamente pequeños. La investigación, a cargo de Guillette, el ya citado zoólogo, concluyó que ``la contaminación química de algún modo interfería con las instrucciones hormonales durante el desarrollo de los cocodrilos''.
Más pruebas
Un compuesto elaborado como fungicida para el cultivo de uvas, el vinclozolin, produce en las crías de ratas macho un sistema reproductivo totalmente feminizado, al grado de presentar saco vaginal. Al parecer, el vinclozolin interfiere con las hormonas masculinas, o andrógenos, al unirse al receptor de los andrógenos y así evitar la transcripción del mensaje genético en el ADN. En toda Inglaterra, Francia y Alemania, las aguas de los ríos analizadas por un equipo de investigadores resultaron estrogénicas, feminizantes, y en algunos se encontraron peces hermafroditas, esto es con los dos sexos, pertenecientes a especies donde no existe el hermafroditismo. En Estados Unidos se ha duplicado la incidencia de cáncer testicular en humanos desde 1950 y entre su población negra se ha triplicado. Los daneses presentan un incremento de cinco veces, cinco veces, más cáncer testicular que los finlandeses y su cuenta espermática es la mitad comparada con los mismos finlandeses.
Un elemento común
Niels Skakkebaek, investigador danés, y Richard Sharpe, quien trabaja en Edinburgo, plantean que podría haber una causa común para la reducción en la cuenta de espermatozoides, el incremento en el cáncer de testículos y otras anormalidades, y ésta sería la exposición a estrógenos durante el período fetal. Y ya vimos que muchos contaminantes químicos imitan la acción de los estrógenos. Una vuelta a la tuerca de la contaminación que nadie esperaba.