La Jornada 16 de abril de 1996

Normalizado, 50% del rezago en el ejercicio del gasto público

Juan Antonio Zúñiga El rezago en el ejercicio del gasto público durante el primer trimestre del año ascendió a casi 6 mil millones de pesos, reconoció el secretario de Hacienda y Crédito Público, Guillermo Ortiz Martínez, y precisó que de ese monto por lo menos el 50 por ciento ha sido normalizado.

El atraso presupuestal, aseguró el funcionario, no incidió en forma determinante en la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) cuya tendencia mensual es ascendente, pero en términos anuales cerró seguramente el primer trimestre del año todavía con una tasa negativa.

Por su parte, el gobernador del Banco de México, Miguel Mancera Aguayo, ratificó que no habrá modificaciones a las políticas monetaria y de cambios, y pronosticó que el incremento promedio de los precios al consumidor durante abril será de 2.8 por ciento. En mayo y los meses subsecuentes el aumento será inferior al 2 por ciento, estimó.

Entrevistado al término de la inauguración de la Séptima Convención del Mercado de Valores, el secretario de Hacienda precisó que de acuerdo con las cifras preliminares, en marzo pasado el rezago en el ejercicio presupuestal había sido disminuido a menos de 3 mil millones de pesos, por lo que se espera que hacia mayo la asignación del gasto se encuentre totalmente dentro de los programado.

La incidencia de dicho retraso en la actividad económica fue menor porque la participación del gasto público en el PIB actualmente es mucho menor de lo que fue en el pasado. En este sentido puntualizó que el gasto total del gobierno federal es equivalente al 25 por ciento del producto nacional, cuando hace 20 años representaba el 45 por ciento.

Agregó que si se le restan los pagos de intereses y las partidas relacionadas con las participaciones a estados y municipios, entonces lo que se denomina gasto programable tiene una dimensión aproximada al 7 por ciento del PIB.

Guillermo Ortiz puntualizó que el hecho de que los niveles de producción se encuentren por arriba de lo que se había esperado, no implica una recuperación del consumo a estratos anteriores a la crisis.

El secretario de Hacienda abundó: ``Eso va a llevar más tiempo. Por eso la gente opina que el gobierno dice cosas que no cumple, pero no es contradictorio el hecho de que se esté diciendo que estamos en una recuperación y eso todavía no se siente en los bolsillos de la población''.

Durante su participación en la séptima Convención del Mercado de Valores, Miguel Mancera ratificó que el objetivo central de la política monetaria es disminuir la inflación porque constituye la causa de graves trastornos para la economía.

Enumeró que con ella el aparato económico pierde eficacia; la volatilidad de los precios relativos acorta el plazo de los contratos que se celebran, y afecta principalmente a la población de bajos ingresos porque encuentran más difícil proteger el poder adquisitivo de sus ahorros.

Mancera Aguayo señaló que en la coyuntura del México actual algunos de los más graves problemas que se padecen están asociados a la inflación y, de manera especial, a las expectativas inflacionarias.

Apuntó que las tasas de interés nominales son elevadas, principalmente porque quienes tienen dinero para invertir en instrumentos representativos de deuda piensan que la tasa de inflación también será o podrá ser alta.

En ese entorno, agregó, las visiones pesimistas de la inflación futura constituyen, a través de la influencia que ejercen sobre las tasas de interés, un poderoso factor recesivo de la economía.

Por lo mismo, dijo, ``es de verdad sorprendente oir con frecuencia peticiones de relajamiento de la política monetaria y al mismo tiempo escuchar quejas respecto del elevado nivel de las tasas de interés, cuando ese relajamiento incidiría de inmediato, y de manera negativa, sobre las expectativas de inflación''.

Respecto a la política cambiaria, Mancera Aguayo manifestó que el régimen de flotación adoptado parece el más adecuado para las actuales condiciones económicas del país, por lo que no se ve la conveniencia de sustituirlo en el futuro previsible. Sobre esto último acotó: ``Deseo subrayar el calificativo de previsible, porque en estas materias difícilmente pueden, y mucho menos deben, establecerse dogmas''.