Las respuestas que el gobernador de Morelos está dando al conflicto desatado en Tepoztlán con motivo de la construcción de un proyecto urbanístico, no sólo son impertinentes sino que enseñan una discutible capacidad para enfrentar con efectividad las contrariedades de la realidad y los desfases de su modelo de gobierno. Muestran también una falta de respeto por la inteligencia del auditorio que ha seguido con atención el nudo formado alrededor de la comunidad tepozteca.
El general Olea se formó dentro de un mundo que da sus postreros estertores. Uno donde quienes deciden son los pocos ``enterados'' y donde el mando está al incondicional servicio de los intereses de la coalición que lo llevó al puesto público. Un entorno donde se mueven los que privilegian la comodidad del presidente y no titubean en manosear las garantías individuales para lograrlo. Un mundo poblado por políticos que actúan desde las posiciones de control y fuerza porque fueron entrenados para proteger al poderoso. Con tales reflejos como sustento, la suya, por ahora, parece una cuestión de rapidez de respuesta (cualesquiera) ante los medios de comunicación y el conducirse con firme calma para deshacer el entuerto tras algunos malestares momentáneos y otros días de inquietud.
Dejar correr el tiempo para quebrar la resistencia de un grupo ``minoritario e intransigente'' que, de manera por demás ``torpe'' se dijo hasta el cansancio, se opuso a tan bondadoso proyecto (15 mil empleos prometidos), fue una táctica que resultó desgastante para la imagen de enérgico mandante y trágica para el ``mártir'' (MOG) que dice el gobernador el Comité de Unidad Tepozteca (CUT) buscaba y sus policías le fabricaron.
Negociar desde la postura del que tiene la autoridad inapelable y los recursos suficientes frente a unos cuantos ``maniobreros ideologizados'' que hay que doblegar, tampoco fue una ruta que actuara en el sentido de distensionar y darle salida al nudo que se fue atando con mayor fuerza en Tepoztlán a medida que se metía a la cárcel a ciertos dirigentes y se confrontaba y dividía a la comunidad.
Habrá ahora que meditar con prudente humildad en las cacareadas ventajas del ``magno'' proyecto por realizar y que fueron rechazadas por la ``necedad de unos dirigentes torpes y sus analfabetos seguidores''. Hay que hacer entender a los muchos escépticos cómo es que un grupo de inversionistas abandona un proyecto en el que ya habían metido 4 millones de dólares y pensaban hacerlo con 500 más. Es posible atar una inversión de esa magnitud a un solo sitio, en esa precisa modalidad de club de golf, sin las negociaciones pertinentes con todos y cada uno de los interesados o afectados por ello y seguir pensándose empresario después de verse en honduras? En definitiva, perdió la comunidad la oportunidad de un empleo a la medida de sus capacidades y que estaba allí, disponible e inmediata? La alharaca de los defensores de sus amos no cesarán en pronosticar la caída de las inversiones, la merma en la confianza en el país y en la necedad de los ``populistas'' que defendieron la causa del CUT.
Adoptar ahora la postura de minimizar los acontecimientos (no es lo mismo que en Guerrero, un muerto frente a los 17 de Aguas Blancas) destacándolo como un caso aislado, fruto de la impreparación y tontería de los policías. Negar desde la gubernatura la propia participación en el diseño y el mecanismo de ``freno'' a los escandalosos no es una manera de responder ante una realidad estructural y menos ante una sociedad crítica y enfurecida.
El señor Carrillo Olea no reconoce que el error de base estriba en coartar las libertades individuales, en pensarse duro y hábil como para no dejar que otros (CUT) se ``sobrerrepresenten'' ante la federación y la opinión pública. No medita Carrillo en lo que sucede alguna vez cuando se pasa de ``obsequioso'' para con el ``bienestar'' y la comodidad del presidente. Cuando se trata, en fin, de manipular el horizonte de paz y tranquilidad política en ``su estado'', presentando un idílico paisaje inexistente y en ejercer el mando para beneficio de unos pocos privilegiados sobre los intereses colectivos de otros muchos. No se puede seguir pensando que los opositores, los disidentes, los contestatarios, los molestos y distintos, los de la ``sin razón'' puedan circular y moverse ante la mirada del presidente aun si él no lo decide y permite.
Por último, el gobernador piensa que encarcelando a unos cuantos policías irresponsables capeará la tormenta y el tiempo amainará hasta hacerse olvido si, con la premura y ``sensibilidad'' suficiente, se cede en algo y se muestra acongojado por el dolor de sus gobernados y cuidadoso ante la irritación nacional.
El país ha cambiado de tal manera que quien ocupa la gubernatura de ese estado invadido por los expulsados de Guerrero y el Edomex parece no comprender. Una comunidad que ha visto cómo sus oportunidades de desarrollo se van mermando en la medida en que su municipio se expande, difícilmente respaldará algo que sabe está hecho y pensado para alguien más que no son ellos. Una comunidad que ve cómo se le niegan, porque se les han negado repetidamente, las obras (hidráulicas) que asegurarían un mínimo de bienestar. Gente que viene de ver cómo el ``florecimiento'' de las inversiones en casas de recreo, con grandes jardines y demás facilidades adyacentes en poco ha contribuido a su empleo y preparación. Cómo hacerle entender a los tepoztecos que ese proyecto sería para su provecho si lo que ven a su alrededor pasa sin tocarlos, nunca se les ha pedido su contribución y si se les contrarió de diversas formas? Cómo entender a un grupo de ``empresarios'' que no auscultan los sentires de, al menos, una parte sustantiva de la colectividad donde van a depositar sus capitales? Empresarios o mejor dicho contratistas que se fueron con la finta de un gobierno que les ``garantizaba'' sus planes y que todo lo demás era cosa sencilla. Qué fue, entonces, lo que falló, cambió, simplemente no estaba allí o apareció de repente? Lo cierto es que algo creció, se ramificó y, con perseverancia y enjundia, pudo resistir los embates de los modernizadores de viejo cuño: las coaliciones de políticos en retiro, contratistas y funcionarios a su servicio.