Dará el EZLN una recepción de honor a Danielle Mitterrand
Jaime Avilés, enviado, San Cristóbal de las Casas, Chis., 17 de abril En la primera etapa de una gira por varios países latinoamericanos, entre ellos Cuba, donde visitará a Fidel Castro, la ex primera dama de Francia Danielle Mitterrand llegará dentro de algunas horas a la selva Lacandona, para conversar con el subcomandante Marcos y reunirse con las comunidades zapatistas, que le pedirán medicinas y alimentos.
La noticia fue confirmada tanto aquí como ``en algún lugar de la selva'', donde el mayor insurgente Moisés anunció a la prensa que ``cientos, a lo mejor miles de indígenas tojolabales'', se dirigirán a La Realidad, con las primeras luces del viernes, para participar en la ``recepción de honor'' que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional le brindará a la distinguida viajera.
Danielle Mitterrand habla con un
miembro de su
comitiva, al llegar ayer al hotel donde se hospedó
en San Cristóbal de las Casas. Foto: Scott
Sady/Ap
Enferma del corazón, pero con una energía admirable, la señora Mitterrand arribó esta noche a San Cristóbal de las Casas, ``un poco mareada'' por las 317 curvas de la carretera que sube hasta aquí desde Tuxtla Gutiérrez. Este jueves, aunque no muy temprano, partirá a La Realidad porque dijo Anita Teixier, una de sus acompañantes ``su último deseo, antes de morir, es conocer a los zapatistas y a Marcos''.
Y se casaron
A principios de los años 40, Francois Mitterrand era un joven dirigente socialista que andaba a salto de mata coordinando a las fuerzas de la resistencia contra los nazis. Una noche, a través de una serie de contactos clandestinos, llegó a una casa de seguridad para descansar algunos días. Sobre una mesita de la sala, guardada en su pequeño marco forrado de terciopelo, estaba la fotografía de una muchacha tan linda y con unos ojos tan inquietantes que Mitterrand exclamó de inmediato: ``Me caso!``No bromeaba. Danielle tenía 18 años y era entonces una de las criaturas más hermosas de la Tierra. Cuando su hermana le contó que uno de los hombres de mayor confianza del general Charles de Gaulle andaba de un ala por conocerla, la joven Danielle dijo que sí, que bueno, pero que no pensaba ponerse un vestido especial, porque no le daba la gana aparentar lo que no era. Y punto. Y que si no, mala suerte.
Se casaron poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Protegido por De Gaulle, Mitterrand comenzó una exitosa carrera parlamentaria. Tres veces fue candidato a la Presidencia de la República y, finalmente, ganó las elecciones del 21 de mayo de 1981 para convertirse en el primer, y hasta ahora único, presidente socialista de Francia, país que gobernó durante dos periodos constitucionales de siete años, hasta 1995, pocos meses antes de su muerte.
Durante la gestión de su polémico marido, la señora Mitterrand constituyó la Fundación Danielle Mitterrand, que sostiene diversos proyectos de ayuda humanitaria en países del Tercer Mundo, entre ellos México. Al frente de ese organismo no gubernamental ha realizado largos viajes por Asia, Africa y América Latina.
Después de tratar protocolariamente con Margaret Thatcher, Ronald y Nancy Reagan, Mijaíl y Raisa Gorbachov, Indira Gandhi y otras celebridades de la política mundial, Danielle Mitterrand permanecerá 24 horas entre los hombres y las mujeres de la palabra recta, los tojolabales zapatistas, que la hospedarán en una de sus endebles cabañas de madera con piso de tierra, sin drenaje ni agua ni electricidad, y con el techo de paja infestado de alacranes.
Golpe y porrazo
Esta noche, aquí en San Cristóbal, la visitante ha expresado su intención de dormir en una hamaca, tal como lo hizo no mucho tiempo atrás en la Amazonia colombiana, donde el mecate se rompió y la pobre despertó súbitamente en el suelo.
En el verano de 1994, cuando todavía era la primera dama del Palacio del Elíseo en París, Danielle Mitterrand sufrió un principio de infarto. Era el tiempo en que todos los diarios del mundo publicaban increíbles noticias procedentes de México. Interesada desde el principio por el fenómeno del zapatismo y los comunicados de Marcos, estaba, cuenta ella misma, en la antesala del quirófano a punto de someterse a una operación de caballo cuando sus amigos le pidieron que mandara un saludo a la Convención Nacional Democrática, que organizaron los zapatistas en el Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, una comunidad que desde febrero de 1995 se marchita como tantas otras cosas materiales en México.
A la muerte de su esposo, el año pasado, Danielle Mitterrand se dedicó de tiempo completo a escribir sus memorias, un libro que apareció hace un mes bajo el título En todas las libertades, obra que hoy por hoy ocupa el primer lugar en las listas de ventas de literatura política en Francia y que pronto saldrá en español, alemán, inglés y otros idiomas.
En uno de los primeros capítulos de su texto, la señora Mitterrand dedica un extenso elogio al subcomandante Marcos, con el cual, si el tiempo y las condiciones no lo impiden, como rezan los carteles taurinos, este jueves tendrá ocasión de charlar ampliamente, para regresar a San Cristóbal el viernes por la tarde, reposar y trasladarse el sábado a la ciudad de México, de donde el domingo viajará por vía aérea a La Habana.
Luego de Cuba irá a Colombia, Chile, Argentina y Brasil, antes de volver a París a mediados de mayo. Hasta el momento, desde su llegada el miércoles por la noche al Distrito Federal, no ha concedido declaración a la prensa, porque su viaje es estrictamente privado.