La Jornada 19 de abril de 1996

Ningún compromiso de la iglesia con el gobierno anterior, dice el episcopado

José Antonio Román La Iglesia católica ``no siente ningún compromiso'' con el gobierno anterior, afirmó el presidente de la Comisión de Evangelización y Catequesis del Episcopado Mexicano, Lázaro Pérez Jiménez. El ex presidente Salinas ``cumplió con lo que tenía que hacer'', al reformar el artículo 130 de la Constitución.

Dijo que para ese gobierno, la ``justicia está pendiente y el perdón condicionado'', en caso de que se compruebe que se trató de un régimen corrupto.

En conferencia de prensa, el también obispo de la diócesis jalisciense de Autlán señaló que los cambios constitucionales en materia religiosa ``quizás le convenían'' a Salinas, ``pero para nosotros eran una exigencia''.

Lázaro Pérez Jiménez sólo recordó que para mucha gente el régimen salinista ``entró con el pecado original de que no estaba legitimado''. Pero la Iglesia católica ciertamente no contrajo ningún compromiso.

Por otra parte, ayer se eligió al obispo de Torreón, Luis Morales Reyes, como nuevo vicepresidente del Episcopado, de 60 años, 20 de ellos como obispo, tuvo la responsabilidad reciente de coordinar la redacción del Proyecto Pastoral de la CEM 1996-2000. Tras la elección, una veintena de obispos miembros del Consejo Permanente salió para entrevistarse con el procurador General de la República, Antonio Lozano Gracia, sin que trascendiera qué temas tratarían.

La noche del miércoles, en la sede de la Secretaría de Salud, la jerarquía eclesiástica se entrevistó también con el titular de la dependencia, Juan Ramón de la Fuente, y el director general del IMSS, Genaro Borrego Estrada. Durante este encuentro, que duró poco más de dos horas, se trataron sobre todo los temas de la mujer, política poblacional y condiciones precarias de salud en áreas rurales, principalmente, donde hace falta una mayor y mejor distribución de medicinas.

Lázaro Pérez y el obispo de Tabasco, Florencio Olvera Ochoa reconocieron que durante el encuentro hubo ``puntos divergentes'' con los funcionarios, sobre todo en el tema del control natal, pero que el ambiente fue de respeto mutuo y de ``diálogo abierto y honesto'', donde los representantes gubernamentales ``se comprometieron'' a continuar el diálogo con la jerarquía católica.

Olvera Ochoa señaló que durante la reunión los obispos señalaron que con frecuencia se conocen casos en que se esteriliza involuntariamente a las mujeres en clínicas y hospitales oficiales, lo cual representa una grave violación a los derechos humanos y pidieron que no sólo se promuevan los métodos artificiales de control natal.

En tres de los cuatro días que lleva la realización de la asamblea episcopal, los obispos se han entrevistado con representantes del gobierno federal. El martes, con el Presidente, en Los Pinos; el miércoles, con los funcionarios del sector salud, y ayer con el procurador.

En la conferencia de prensa efectuada en la sede episcopal del Lago de Guadalupe, Lázaro Pérez aclaró que en el tema de las reformas constitucionales en materia religiosa no se trata de darle las gracias al ex presidente Salinas, pues no estaba en juego el privilegio de una iglesia particular, sino el respeto a los derechos humanos fundamentales. ``En este caso, no hubo ningún triunfo de la Iglesia católica, ni mucho menos, sino que aquí ganó la persona en cuanto se le reconocen sus derechos''.

Aclaró que el Estado no otorga derechos porque, si así fuera, estaríamos abriendo las puertas a un régimen totalitario. Al Estado le toca dar garantías y reconocer que es algo inherente a las personas. ``El Estado no otorga derechos, los reconoce''.

En tanto, el obispo de Ciudad Valles, José Guadalupe Galván Galindo, dijo que con las reformas al artículo 130, a Salinas sólo le tocó culminar un camino recorrido desde mucho tiempo atrás entre los representantes del gobierno y de la Iglesia católica.

Además, dentro del contexto internacional, México ya no podía mantener una actitud del siglo pasado ante las iglesias. ``Le tocó a Salinas, pero hubiera sido cualquier otro Presidente porque ese era el momento indicado''.

Olvera Ochoa agregó: ``creo que fue un momento de coyuntura. Los nombres de Salinas y Prigione deberán estar en la historia de México por esa circunstancia de las reformas que les tocó vivir''. Pidió entonces que, sin olvidar el pasado, para poder aprender de él, el país debe ver principalmente hacia el futuro.

A pregunta sobre si el gobierno de Salinas merece perdón, Lázaro Pérez, presidente de la Comisión Episcopal de Evangelización, respondió:Creo que hay que distinguir a qué tipo de perdón se refiere, porque cuando la Iglesia en su doctrina más tradicional habla del perdón, sobre todo cuando está de por medio la justicia, el séptimo mandamiento de no robar, ese perdón no se otorga si no se devuelve lo que se ha robado. ``Por consiguiente, si vamos a dar una valoración justa, objetiva, y si realmente se comprobara que, de verdad, el régimen anterior fue corrupto, primero se le aplica la justicia y para perdonar tiene que devolver lo que no le pertenece. En ese sentido, la justicia está pendiente y el perdón está condicionado''.La deuda sangra los recursosde la nación: Sandoval IñiguezEl arzobispo de Guadalajara, cardenal Juan Sandoval Iñiguez, afirmó que la deuda externa es una sangría constante a los escasos recursos de la nación. ``Sería bueno que las naciones poderosas y los organismos internacionales aflojaran y soltaran el cuello de los pueblos pobres''.

Durante la homilía con la que celebró la peregrinación anual de la arquidiócesis de Guadalajara a la Basílica de Guadalupe, señaló que dentro de la sociedad mexicana existen ``grupos antagónicos'' que minan la confianza y la tranquilidad del país. Comentó que esta peregrinación se realiza por segundo año consecutivo, ``en medio de una gran crisis nacional, una crisis terrible que perdura y azota sobre todo a la gente sencilla. Crisis por el hambre, por el desempleo, por la violencia, por las injusticias, corrupciones y mentiras''.

Agregó que esta crisis existe también por la falta de moralidad en el pueblo, que va dejando de lado los mandamientos de Dios y se dirige por los caminos de la muerte, por lo que pidió a los fieles refrendar su fe y actuar de manera coherente.