Busca México la condena de la CIDH a medidas contra inmigrantes
David Aponte, enviado, Chicago, 18 de abril El gobierno de México se puso en contacto con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para lograr que la Organización de Estados Americanos (OEA) condene los abusos y violaciones a los derechos humanos de los trabajadores migratorios, informó aquí el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), José Angel Gurría.
El canciller criticó cualquier medida de fuerza o el levantamiento de cercas en la frontera con México como métodos para frenar los flujos migratorios. ``Resulta bastante paradójico que, al mismo tiempo que el mundo se enorgullece de haber derribado barreras físicas e ideológicas en Europa del Este, nuevos y más altos muros se erijan aquí en Estados Unidos, como una cicatriz en la historia de nuestras naciones'', expresó.
Ante la directiva del Fondo Mexicano-Americano de Defensoría Legal y Educación (MALDEF, por sus siglas en inglés) y dirigentes de comunidades hispánicas, dijo que las autoridades mexicanas rechazan de manera firme todo tipo de brutalidad policiaca, como la cometida en Riverside, California. ``El gobierno de México hará su mejor esfuerzo para proteger los derechos humanos de los indocumentados víctimas de este tipo de maltratos, con respeto a la soberanía de Estados Unidos'', aseguró.
Gurría empezó hoy una visita de dos días a Chicago, donde tendrá reuniones de trabajo con representantes de organizaciones hispánicas y empresariales, como MALDEF, el Concilio de Relaciones Exteriores de Chicago, la Cámara de Comercio México-Americana y líderes de las comunidades mexicanas.
A su llegada ofreció una conferencia de prensa en la que habló de la migración, del caso Riverside y del incidente de Temecula, de la certificación del gobierno estadunidense a la lucha antinarcóticos, del Tratado de Libre Comercio, del tratamiento político al problema de Chiapas, del rechazo mexicano a la recientemente aprobada Ley Helms-Burton y del uso de México en las campañas electorales de Estados Unidos.
Sin embargo, la mayoría de las preguntas de los periodistas estadunidenses e hispanos se refirieron a los abusos en contra de los trabajadores migratorios y la certificación de la Casa Blanca al combate a las drogas.
El jefe de la diplomacia mexicana aclaró que los recientes incidentes migratorios no reflejan el estado total de la relación bilateral México-Estados Unidos ni implican que exista una política sistemática orientada a violar los derechos humanos de los indocumentados. ``No hay evidencias de que sea una política de Estado'', reiteró.
No obstante, las autoridades mexicanas han protestado por la violación de los derechos humanos de los migrantes mexicanos y consideran que la violencia no es la solución del problema, manifestó.
Sobre las acciones a nivel internacional para denunciar estos abusos, detalló que la SRE actúa en tres frentes: busca una resolución de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la elaboración de un código mínimo de conducta respecto a la migración, y promueve una condena por parte de la OEA.
Acerca de la certificación, dijo que esa práctica inhibe la cooperación en la lucha antidrogas. ``Los enemigos cumunes son los narcotraficantes, no los países. Estamos en esa lucha juntos, como socios, y de repente uno de los socios dice: permíteme un momento, ahora vuelvo. Aparece del otro lado de la mesa como juez, lo juzga a uno y después regresa y dice: ahora sí, vamos a seguir trabajando. Es muy difícil aceptar esa lógica.
``Acusar a un país puede parecer una actitud muy popular o políticamente rentable, pero sólo crea confusión respecto al enemigo real'', indicó.
Por la noche, Gurría ofreció un discurso en la reunión anual del MALDEF en el hotel Hilton de Chicago. Su exposición se basó en dos temas: la importancia que concede el gobierno de México a la relación con las comunidades mexicano-estadunidenses y latinas en Estados Unidos y el fenómeno migratorio.
De entrada, mencionó que los gobiernos de México y Estados Unidos, ``vecinos para siempre'', podrán conducir sus relaciones a través de un ``nuevo entendimiento'' para poder transformar su vecindad en una fuente de logros y oportunidades y en una garantía para la paz regional.
Gurría abordó el aspecto ``crucial'' de la migración: México está comprometido a asegurar que el trabajo y el esfuerzo de los connacionales se realice dentro del territorio mexicano y que repercuta en la prosperidad del país. Sin embargo, las asimetrías económicas empeoran este problema estructural.
Según cálculos recientes, cerca de 20 millones de personas de origen mexicano viven actualmente en Estados Unidos. 15 millones nacieron en territorio estadunidense. La mayoría de los estudios sugieren que la migración descenderá en los próximos años, pero se mantendrá la demanda de mano de obra mexicana y ésta seguirá contribuyendo a elevar la economía estadunidense, comentó.
``La migración es un tema estructural muy complejo que concierne y liga a ambas sociedades. Al margen de consideraciones éticas y relativas a los derechos humanos, la migración no puede ser detenida con medidas policiacas o de fuerza'', consideró.
Las autoridades mexicanas, agregó, no niegan el derecho soberano de Estados Unidos a poner en vigor sus leyes migratorias; ``sin embargo, ante las violaciones de derechos humanos de nuestros ciudadanos, sin importar su calidad migratoria, la sociedad mexicana, su gobierno y sus agentes diplomáticos y consulares no pueden permanecer ni permanecerán pasivos.
``Nos oponemos firmemente a todo tipo de brutalidad policiaca como aquella que presenciamos semanas atrás en Riverside. El gobierno mexicano hará su mejor esfuerzo para proteger los derechos humanos y civiles de las víctimas, dentro de los límites de respeto a la soberanía de Estados Unidos. Hemos manifestado nuestra preocupación a través de los canales diplomáticos pertinentes y hemos exigido una acción rápida e inmediata del Departamento de Justicia para evitar la repetición de estos lamentables incidentes.
``No portar documentos migratorios no justifica la violación de los derechos humanos consagrados en las convenciones regionales y universales en la materia, y cuando haya abusos deben ser denunciados, los responsables castigados y el daño resarcido'', afirmó.
En su discurso, de 20 páginas, opinó que la discusión sobre la migración adquirió un enfoque ``pasional'' y se volvió un recurso fácil para ganar votos. ``En el mundo se ha generalizado una inquietante propensión hacia la xenofobia. Debemos ser extremadamente cuidadosos respecto a esta grave tendencia. La historia nos ha enseñado que tarde o temprano la discriminación se vuelve indiscriminada''.
Gurría dijo que la moderación y el entendimiento político son esenciales para obtener soluciones positivas a los problemas de México y Estados Unidos, y concluyó: ``Hay mucho en riesgo y mucho qué preservar para el bienestar de nuestras naciones. La única opción que tenemos es ser buenos vecinos y extraer el mayor beneficio de nuestra vecindad''.