El primero de septiembre de 1995, durante su primer informe de gobierno, Ernesto Zedillo definió las razones por las que Antonio Lozano Gracia había sido designado procurador general de la República: ``Para subrayar la independencia que para perseguir los delitos debe tener quien preside el Ministerio Público''. También en esa ocasión dijo que su única instrucción a Lozano había sido ``buscar la verdad y lograr la justicia, cumpliendo estrictamente con la Constitución''.
Un mes después, el 5 de octubre, en una entrevista selectiva con un reducido grupo de periodistas, el Presidente regresó al tema porque, en voz del propio Zedillo, ``parece que nadie me entendió''. Y allí dijo que la designación del panista Lozano buscó que ``se restituyesen condiciones mínimas de credibilidad en la institución encargada de la procuración de justicia''.
Ese mismo día Ernesto Zedillo explicó que en 1994 surgieron hipótesis, ``versiones en el sentido de que el crimen, o los crímenes (de Colosio y Ruiz Massieu) se habían gestado desde el propio sistema... Consideré entonces que el primer paso que tenía que dar era poner a cargo de la Procuraduría General de la República a alguien que nadie pudiera suponer que podría estar bajo la influencia indebida, el control o la sujeción del Presidente...``Y ante las críticas que en ese momento se formulaban al titular de la PGR y al propio Ejecutivo, expuso: ``A ver a quién se le ocurren cosas más fuertes que las que yo he hecho en el nombramiento del procurador y en dejar tácitamente claro cuál es la relación entre el procurador y el Presidente, y lo que se ha hecho por parte del procurador en algunos de estos crímenes. Si a alguien se le ocurre otra forma de mostrar voluntad política, pues que lo diga, realmente que me lo diga... Lo que sí puedo hacer y lo he hecho, es garantizar la independencia del procurador e insistir ante él en todo momento que su responsabilidad será la verdad, y hacer lo que está bajo su responsabilidad para que se haga justicia''.
Pues bien, las citas presidenciales resultan oportunas frente a una declaración, el 19 de abril, de Antonio Lozano Gracia, quien a propósito de la investigación del caso Colosio confió: ``Nadie está obligado a lo imposible''.
Más aun cuando a Lozano se le preguntó si la PGR tiene la capacidad de resolver el caso Colosio, y su respuesta sorprendió a todos: ``No lo sé, yo no puedo predecir el resultado de esa investigación, como creo que difícilmente se pueda predecir el resultado de cualquier averiguación. Lo que sí puedo decirles es que estamos trabajando todos los días en ese asunto''.
No sólo eso, al procurador le preguntaron si su permanencia al frente de la PGR dependía del caso Colosio, y dijo que no, que no lo creía: ``Si la PGR actuara para satisfacer presiones, estaríamos cayendo en el esquema anterior''.
Parece que el procurador panista no sabe ya ni dónde está parado. Olvida que llegó al cargo para resolver, de manera especial, los crímenes políticos, como el de Luis Donaldo Colosio, ese que ahora no sabe si será resuelto. Olvida que su condición de militante de un partido de oposición, el PAN, fue uno de los elementos decisivos para restituir las condiciones mínimas de credibilidad. Esa credibilidad no sólo sigue perdida, sino que ahora es mayor. Si había una esperanza con la llegada del panista, ahora todo mundo sabe que el caso Colosio no será resuelto.
Cuando Lozano dice: ``Nadie está obligado a lo imposible'' en el caso Colosio, en realidad está reconociendo su fracaso al frente de la PGR y su incapacidad para cumplir la única instrucción presidencial, esa de ``buscar la verdad y lograr la justicia''. En el fondo, los casos Colosio y Ruiz Massieu se han enturbiado más. Pero el caso del procurador Lozano es más grave, cuando dice que no aceptará presiones. Otra vez olvida que está obligado no sólo ``a trabajar todos los días'', sino a ofrecer resultados positivos de ese trabajo. Las presiones de la sociedad para el esclarecimiento de los crímenes de Colosio y Ruiz Massieu, entre otros, no es un asunto menor, porque Lozano fue llevado para eso, no para hacer política partidista. Hasta cuándo?