La Jornada 23 de abril de 1996

Zedillo llamó al PAN a volver al diálogo, afirma Felipe Calderón

Roberto Garduño Espinosa ``¡Tal parece, señor Presidente, que el maestro Gilberto Rincón Gallardo tiene más poder de convocatoria que su secretario de Gobernación!''

Fue la ironía de Felipe Calderón Hinojosa, dirigente nacional del PAN, la que despertó la sorpresa del presidente Ernesto Zedillo, quien, en una reacción inesperada, llamó a Emilio Chuayffet Chemor.

--A ver Emilio, ven a escuchar lo que se dice de tí --alzó la voz el mandatario.

Con su singular paso, el secretario de Gobernación se acercó junto con Gilberto Rincón Gallardo --histórico dirigente magisterial y ferrocarrilero, conocido por su amplia capacidad para el debate y hoy director del Centro de Estudios para la Reforma del Estado-- al círculo que formaban Zedillo, Porfirio Muñoz Ledo, Santiago Oñate y Felipe Calderón.

El Presidente repitió la ironía del panista, y su secretario de Gobernación no tardó en revertir las palabras que entre broma y en serio espetaba Calderón.

--Entonces que el mediador entre el gobierno y el PAN sea Gilberto Rincón Gallardo --respondió Chuayffet.

Risas a medios tonos salieron de entre los seis del círculo. Era el preludio de un encuentro que pocos imaginaban por estos días. Una reunión, que si bien fue informal, despertó amplias expectativas entre los representantes de los medios de información.

Y es que a las 19:00 horas, en el patio del Centro de Estudios para la Reforma del Estado, ubicado en el estrecho callejón de Romita número 8, en la colonia Roma, los actores principalísimos de la contienda política nacional vieron de frente a Ernesto Zedillo.

Se juntaron para presenciar la inauguración del mural titulado La formación del Estado mexicano, del Adolfo Mexiac, el cual muestra la conformación de las estructuras políticas de México desde el siglo XIX.

La asistencia del Ejecutivo y de los dirigentes del PAN, PRD y PRI cubrió aquel sitio de cierto ambiente de solemnidad. Todos estaban excesivamente serios. Y en esa tónica el presidente Zedillo dio lectura a su discurso.

Repasó los resultados y conclusiones alcanzadas en las mesas de negociación para la reforma política del Estado. Pero sus palabras esbozaban cierto exhorto al PAN para que se reintegre a la negociación política.

``La reforma, lo sabemos muy bien, no admite pasos a medias, pero los pasos completos requieren del concurso de todas las fuerzas políticas nacionales. Llevar a buen término estas reformas, además de comprometernos a todos, a todos fortalece. Fortalece sobre todo a México; esta es nuestra responsabilidad común e irrenunciable''.

En su mensaje, el mandatario acentuaba la voz cuando se trataba de hablar de la corresponsabilidad de todas las fuerzas políticas y de la sociedad. Y de esa forma resaltó que el pueblo espera que ``todos contribuyamos, sin egoísmo, mirando siempre al interés común, a forjar los avances que lleven a una convivencia política que concilie el debate con el respeto, la contienda con la civilidad, el pluralismo con la unidad nacional, en el marco de la paz y estabilidad aseguradas''.

Resaltó que las conclusiones de los tres partidos --PRI, PRD y PT-- que participan en la mesa de negociación abren un camino incluyente para vigorizar el pluripartidismo del sistema político mexicano y para asegurar la protección y el cabal ejercicio de los derechos políticos de los ciudadanos.

Cuando Ernesto Zedillo concluyó se rompió el hielo. Se acercó a Felipe Calderón, quien llevaba un sobrio atuendo gris, saludó a un no menos elegante Porfirio Muñoz Ledo y por último estrechó la mano de Santiago Oñate. Parecía que todo iba a acabar ahí. Pero no, inició el cruce de palabras entre el Presidente y el dirigente panista.

Felipe Calderón escuchó decir a Zedillo que no se puede concebir una reforma política terminada sin la participación del PAN, y lo exhortó a que su partido se reincorpore a los trabajos de la mesa de Bucareli.

Muñoz Ledo era quien más argumentaba sobre los puntos que faltan por resolver en la reforma electoral. También defendió la postura del PAN sobre Huejotzingo, la que representa, dijo, ``un agravio'' al panismo nacional.

Santiago Oñate sólo escuchaba. Cuando el presidente Zedillo retomaba la palabra éste sólo asentía. Así pasaron más de nueve minutos. Entre bromas, desde aquella de Calderón para Chuayffet, la revertida de éste al primero y asuntos más serios.

Muy cerca de ellos estaba el pintor Adolfo Mexiac, mudo testigo de este encuentro, que parecía el de la cúspide política en México. Pero que en en palabras de Felipe Calderón Hinojosa sólo fue sano, positivo, aparte de anecdótico.

Anecdótico o no, por vez primera en más de 15 meses se vio juntos a los dirigentes de los tres partidos políticos más importantes de este país y al Presidente de la República, en charla por demás amena.

Lo más sustancial fue la ironía que el dirigente panista espetara frente a Ernesto Zedillo, aquella que con toda sinceridad habló del poder de convocatoria de Gilberto Rincón Gallardo...

Solución a Huejotzingo, única salida: Calderón

Tras el encuentro en la casa del callejón de la Romita 8, al que Porfirio Muñoz Ledo calificó de conversación social, Felipe Calderón advirtió que la única posibilidad para que el PAN se reincorpore a la mesa de Bucareli será ``la restitución de los derechos políticos de los huejotzincas''.

--De manera concreta, ¿el PAN se reincorpora a los trabajos de la reforma política?

--No, dicho de manera concreta y directa, no.

--¿Con capricho se podrá avanzar en la reforma

--No sé caprichos de quién. El capricho de ahora es Manuel Bartlett. El problema de este país es la falta de voluntad. El problema de este país no son las leyes. En México hemos modificado el marco legal una y otra vez y no cambia el régimen político. El problema está en los hechos.

--¿Este encuentro lleva en alguna parte?

--Fue algo sano, positivo, aparte de anecdótico. Tal vez llegue a ser histórico. Creo que para nosotros es muy importante mostrar y decir que no es un problema de falta de voluntad del PAN. Yo me atrevería a decir que nos interesa mucho participar. Que hay un obstáculo que tiene que ser removido y ese es Huejotzingo.

Santiago Oñate, el dirigente priísta, negó cualquier posibilidad de solución legal para Huejotzingo, ``lo que hace el PAN es llevar ese asunto al terreno de lo político''.

Con su peculiar estilo de responder a la prensa, cortante, el presidente priísta redujo el tema Huejotzingo al ámbito legal. Recordó que desde octubre de 1995 su partido propuso que el Tribunal Federal Electoral se convierta en instancia resolutiva de aquellos asuntos a nivel local en los que las partes discrepan.

Sin embargo, señaló que el problema es que no existe un órgano decisorio que pudiera cambiar el resultado de Huejotzingo, por lo que en términos legales ``Huejotzingo está cerrado, y el PAN lo mantiene abierto en el terreno político''.