OTRO MOTIN EN ARGENTINA
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 23 de abril Tras una jornada de tensión que hizo recordar la reciente ola de rebeliones en las cárceles argentinas, el motín desatado por unos mil 500 presos del penal capitalino de Villa Devoto concluyó esta noche, luego de que los internos liberaran a los guardias que habían tomado como rehenes.
La principal condición que pusieron los amotinados --que entregarán mañana los sectores ocupados por razones de seguridad-- fue que el juez que negoció el levantamiento de la medida de fuerza y los legisladores que entraron por la noche al penal para colaborar en la negociación garantizaran que no va a existir ningún tipo de represalias, según el defensor oficial Juan Carlos Sambucetti, quien aseguró además que dentro del penal no hay muertos ni heridos, como habían sostenido versiones de familiares de los internos.
Poco antes, densas columnas de humo y llamas escapaban por los techos y ventanas de uno de los pabellones de Villa Devoto, donde desde la mañana los presos tomaron nueve rehenes y el control de una parte del edificio, en un motín que una vez más puso en evidencia la gravedad de la situación carcelaria.
En este penal, instalado en un barrio popular porteño, viven en condiciones de hacinamiento aproximadamente unos 3 mil 500 detenidos. En un sector de máxima seguridad está alojado el ex jefe guerrillero Enrique Gorriarán Merlo, pero se informó que éste no tuvo ninguna relación con los hechos.
El nuevo motín, ocurrido tres semanas después de finalizadas una serie de violentas protestas en otros centros carcelarios a lo largo del país, con un saldo de una decena de muertos y varios desaparecidos, tuvo su origen --según los reclusos-- en la brutal represión en un pabellón, donde fueron golpeados varios enfermos de sida.
Pero el ministro de Justicia, Rodolfo Barra, atribuyó el motín a un ``frustrado ingreso de armas'' para llevar adelante un plan de fuga, y se negó a dialogar ``con amotinados''. Sobre la situación de los rehenes, respondió que ``ese es su trabajo, y saben el riesgo que corren''.
El drama carcelario se cruza una vez más con la violencia y la represión, unas horas después de que un joven de 18 años fue literalmente fusilado por un policía que lo sorprendió cazando nutrias --actividad ilegal-- para mantener a su familia, en un municipio al sur de la provincia de Buenos Aires.
Esto provocó una violenta reacción de sus vecinos y familiares, que intentaron linchar al oficial de policía. Pero además, desnudó una nueva mafia policial, ya que estos les robaban los cueros o les exigían coimas (mordidas) a los humildes cazadores.
En tanto, las contradicciones que se advierten en torno al tema de la venta de armas a Ecuador cuando ese país estaba en plena guerra fronteriza con Perú --escándalo que salió a la luz el año pasado-- inquieta también a los legisladores, que habían pedido que se investigara al ministro de Defensa, Oscar Camilión, y a su entorno.
Pero el presidente Carlos Saúl Menem nombró al investigado para que a su vez investigue el caso, lo que ha creado un fuerte malestar. La empresa Prodefensa de Ecuador exigió que se complete la cantidad de armas y municiones prometidas, por las que supuestamente pagó 8 millones de dólares.
Las armas salieron de Argentina hacia Venezuela, pero fueron objeto de una extraña triangulación, y fueron a Ecuador y a Croacia, comprometiendo gravemente a Argentina por haber violado normas internacionales. Desde algunos círculos de Defensa se señala hacia el ejército, pero los jefes de esa arma advirtieron hoy que Fabricaciones Militares es una empresa administrada por ese ministerio.