La Jornada 24 de abril de 1996

Damnificados en Alvaro Obregón deciden no salir de sus predios en ruinas

Más de mil 500 personas afectadas por el incendio que destruyó en su totalidad las viviendas del predio conocido como El Corazón, en la colonia 26 de Julio, perímetro de la delegación Alvaro Obregón, se niegan a abandonarlo ante la posibilidad de que militantes de grupos políticos lo invadan mientras ellos reciben atención en el albergue temporal creado ex profeso para los damnificados.

Sin importarles las enfermedades ni las condiciones climáticas en el predio de 12 mil metros cuadrados de extensión en donde sólo quedaron ruinas y cenizas de viviendas, y aunque se tenga que dormir a la intemperie sin cobijas y sobre plásticos o a ras de suelo, insisten los damnificados del incendio ocurrido la madrugada del lunes: ``No abandonaremos el lugar''.

El temor a que el predio sea invadido derivó de las diferencias que la noche del lunes se suscitaron entre los dirigentes ante la negativa de algunos a que todos pudieran recibir el crédito para una vivienda.

Entre los afectados se habla de que dirigentes priístas como Lourdes Hernández Martínez y el consejero ciudadano Alejandro Roldán están interesados en despojarlos de su predio.

Hasta este martes, apenas la tercera parte de los 2 mil 500 damnificados del incendio que consumió más de 300 casas reciben atención en el albergue temporal que se instaló en la escuela primaria Hermanos Serdán.

Simón Trejo Sánchez, subdirector de Desarrollo Social y Asistencia Social de la delegación, informó que apenas entre 600 y 800 personas han recibido atención médica y alimenticia en el albergue.

Las disputas y diferencias entre dirigentes han provocado que organizaciones sociales lleven ropa, alimentos y zapatos hasta el lugar del incendio, ante la negativa de una mayoría a abandonar el predio conocido como El Corazón y que permanecen ahí en espera de que todos sean tomados en cuenta para una vivienda.

Sofía Dávila Zamacuna, dirigente de la Asociación Civil Venceremos, dijo: ``Nos negamos a salir porque aquí están nuestros hogares, nuestra privacidad y nuestro futuro, no queremos arriesgarnos a perderlo''.

La noche fue dura. Unas mil 900 personas, entre niños y adultos, tuvieron que pernoctar sobre plásticos, apenas en techos eleborados con el mismo material que sus camas.

Algunos ni siquiera alcanzaron a cubrirse ante la escasez de mantas y cobijas, lo que hizo que cientos de personas durmieran a flor de tierra.

Hubo quienes abandonaron el albergue temporal ``debido a que todo está controlado'', dijeron, y aseguraron que una vez ingresados se les niega el derecho de recibir visitas de familiares y a comer los alimentos que sus parientes les llevan, ya que son requisados y distribuidos entre las cerca de 800 personas que ahí se establecieron luego del siniestro.

En tanto, la ayuda de organizaciones sociales ha llegado, aunque de manera lenta, a los que no quieren salir del predio.

La mañana de este martes Sofía Dávila Zamacuna, líder de los afectados; Lourdes Hernández Martínez, dirigente del PRI en la zona; el consejero ciudadano Alejandro Roldán Martínez y el delegado en Alvaro Obregón, Manuel Díaz Infante, discutieron fuertemente.

La dirigente de los afectados negó que damnificados y autoridades hayan llegado a acuerdos entre los que destacaría la negativa a reconstruir las viviendas en tanto no se autorice un programa por parte de las autoridades competentes.

La priísta reclamó, según testigos, que decenas de familias pretendieran establecerse de manera temporal en un predio cercano a la zona del incendio, y pidió participar en los proyectos de reconstrucción de lugar.

El delegado y el consejero ciudadano les informaron que el albergue sería únicamente para quienes desearan permanecer en el inmueble escolar, así como los alimentos y víveres.

Durante una visita al albergue temporal se observó que grupos de afectados discutían la manera en que durante tres años han sido representados. Cuestionaron la presencia de quienes hasta la madrugada del lunes habitaban en el lugar del siniestro y que fueron llamados ``los nuevos''.

A gritos se decían que no abandonarían el albergue hasta que la delegacion les hiciera un planteamiento concreto para la construcción de viviendas y que los ``nuevos'' se fueran del lugar.

En la zona del incendio se observó que algunos de los afectados ya iniciaron de manera precaria el levantamiento de viviendas provisionales con láminas de metal y pláticos, aunque la mayor parte del predio sigue en ruinas. Los restos de los polines que sostenían los techos y que se quemaron el lunes siguen en su lugar.

Algunas estufas fueron rescatadas y conectadas a tanques de gas que no explotaron. El agua que ya fluía este martes era recolectada en botes humeados. Miles de prendas de vestir que se repartían de manera gratuita se apilaban en la parte más alta, y los zapatos eran revisados, probados y utilizados.

En el lugar del incendio se instaló una cocina popular en donde decenas de kilos de arroz fueron cocidos para dar de comer a todos los afectados.

La tristeza quebró el optimismo para reconstruir las viviendas, cuando uno de los dirigentes informó que la delegacion Milpa Alta fue la que cubrió el costo del sepelio de la menor Ana Jazmín Figueroa Pérez, de seis años, que falleció calcinada durante el incendio, ya que las autoridades de Alvaro Obregón en nada los apoyaron.

(Gustavo Castillo García.)