El fracaso de Ernesto Zedillo en lo político y en lo económico no puede ser soslayado por el grupo gobernante, ante el que ha sido para éste su único éxito: lograr encubrir (hasta ahora) los crímenes de Carlos Salinas de Gortari y de Joseph-Marie Cordoba.
1. La permanencia de Zedillo en Los Pinos en 1996 no está determinada, como muchos pudieran suponer, por la fuerza de la sociedad civil para obligarlo a renunciar, sino por la decisión de la burocracia gobernante que, tras 17 meses de desastre gubernamental, no ve más solución para el ``sistema'' que deponer al heredero de Salinas por sus ineptitudes. La oposición a Zedillo viene de un importante sector de los empresarios y de la vieja y de la nueva ``clase política'', y la respuesta de éste no podía ser por lo mismo más pobre.
2. La tesis de Zedillo es que lo importante no son las políticas gubernamentales y que lo que cuenta es la manera en que los mexicanos perciben esas políticas: de ahí que toda su apuesta esté en los mecanismos de ``la comunicación social'' (Proceso, núm. 1011). Gobernar no implica para él (y sus asesores) resolver los problemas, sino pretender que se están solucionando: y ése es el papel que se le ha encomendado a Emilio Chauyffet en la Secretaría de Gobernación: cuidar la imagen del gobierno.
3. La crisis política, económica y social la está enfrentando el gobierno con propaganda en vez de con acciones, exigiendo a los concesionarios de radio y televisión que extremen su servilismo al régimen y a los diarios que cierren los espacios de opinión crítica. La publicidad sobre los (supuestos) beneficios de los programas económicos oficiales la hacen prácticamente todos los colaboradores de Clinton (con un relativo éxito), y la de los (supuestos) logros en materia política el titular de Bucareli (y Barcelona) con un indudable fracaso. De ahí que Zedillo siga en la cuerda floja.
4. El destino de Zedillo está marcado por el principio del artículo 84 constitucional que le da un respiro, pues de renunciar en el curso de estos dos primeros años del sexenio, el Presidente interino tendría que convocar a nuevas elecciones presidenciales, y eso es lo que el priísmo trata a toda costa de evitar.
5. El papel de Emilio Chauyffet (el hombre de Hank y de Córdoba) en la tarea de rescate no del ``sistema'' sino de Zedillo es por lo anterior muy crítico, y así lo entiende la ``clase política''. De fracasar, los economistas neoliberales correrían el riesgo de perder el poder pero su papel quedaría en entredicho, y de tener éxito los amigos de Salinas (y de Córdoba) proseguirían en su sueño de gobernar por 24 años, y él no sería ``el heredero''.
6. La lucha superlibre de todos los clanes priístas por el poder está azuzada por lo tanto por el problema de la imagen ``de Zedillo'', de ahí el papel determinante del mexiquense y de su hombre en Los Pinos: Carlos Almada, responsable oficial del problema como vocero del Ejecutivo. Y de ahí que a cualquier precio se pretenda que se halla en proceso una reforma (y no una contrarreforma) ``del Estado'' y que se ha alcanzado una reforma (y no una contrarreforma) política definitiva.7. Las negociaciones en la casona porfiriana de la calle de Barcelona (otrora sede de la revista Tiempo) se saldaron por un fracaso, pues no lograron desmantelar al sistema de Partido de Estado ni crear las condiciones para que haya en México elecciones libres, pero las dirigencias del PRD y del PAN (a pesar esta última de todos sus aspavientos) han aceptado seguir en el zacatal de la subordinación, y en un acto bastante vergonzoso (22 de abril) le han permitido a Zedillo (y a los salinistas) proseguir en su campaña autopublicitaria.
8. El Diálogo de San Andrés entre el Ejercito Zapatista y el gobierno ha adquirido por ello su verdadera dimensión. En la mesa 2 de ``Democracia y Justicia'' se está discutiendo desde hace seis semanas el problema de la Transición por mandato de la Ley del Diálogo y en una negociación abierta, de cara a la Nación, sin que a nadie extrañe que el gobierno reaccione igual que lo hizo en Barcelona, con propaganda, pero en una situación por completo distinta.
9. La delegación enviada por Emilio Chauyffet ha hecho el papelón en San Andrés, pues en la fase uno guardó un sepulcral silencio (mientras el gobierno local realizaba dos matanzas de campesinos), y en la fase dos no ha presentado más que unas cuantas cuartillas mientras sus ``delegados'' hacen tortuguismo y balbucean confusas explicaciones sobre los cambios que no quieren, esperando que los boletines oficiales los encubran. De ahí que todo se agrave.
10. El EZLN ha dado el ejemplo más alto de la cultura de la resistencia en México, y es también con la nueva sociedad civil, la voz más representativa de México: y el gobierno lo sabe.
El futuro del régimen pasa esta vez por San Andrés: por la lucha de los más desposeídos.