Cuando el IFE decidió realizar una serie de foros ``para la discusión de la agenda de la reforma electoral'' acordó también hacer una encuesta nacional sobre el tema. Dicha encuesta fue encargada al Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (específicamente a Fernando Castaños, Julia Flores y Yolanda Meyenberg), que conjuntamente con un Comité Técnico encargado de supervisar los trabajos y una pequeña comisión que realizó el diseño de la muestra, el procesamiento de la información y el análisis estadístico, ha presentado ya sus resultados (La reforma electoral y su contexto sociocultural, IFE, 118, 1996).
Se trata de un rastreo que arroja luz sobre eso que a falta de mejor nombre llamamos opinión pública. Y lo primero que uno se encuentra es que no hay preguntas que reciban respuestas unánimes (constatación más que obvia) pero que nunca está de más subrayar dado el tic autoritario que presume que alguien (una persona, partido, agrupación, etcétera) puede expresar y representar al pueblo, la nación, los ciudadanos, o cualquier otra invocación a una entidad presuntamente monolítica.
Pero más allá de esa obviedad, quiero reproducir algunos de sus resultados sin mayor pretensión que la de abrir el apetito. La gente se informa de la política principalmente por la televisión (58.6 por ciento), luego por la radio (16.7), seguida de los periódicos (10.1), una combinación de todos (6.2) y en quinto lugar por ``rumores o comentarios'' (5.8). Nada que se aparte demasiado de la lógica.
A la pregunta de cómo un ciudadano puede contribuir mejor a la solución de los problemas políticos y sociales, el 70.9 por ciento contestó que actuando dentro de un partido, contra el 18.7 que consideró que fuera. Lo cual indicaría un alto sentido gregario e incluso democrático pero que debe ser matizado, porque a la pregunta de si alguna vez el encuestado había tratado de resolver algún problema de la comunidad, el 57.8 por ciento dijo que no, mientras el 46.7 contestó que sí.
Para resolver un problema de la comunidad, la gente cree que lo que más sirve es presentarse en algún medio de comunicación (59.6 por ciento cree que eso sirve mucho). Los porcentajes son más bajos en relación a otras fórmulas: enviar cartas (37) quejarse ante las autoridades (44.7), organizarse (44.8), ir a manifestaciones (34.8), reunirse con otras personas (57.5).
Las campañas de los partidos son observadas como necesarias por el 63.3 por ciento de las personas, pero el 34.6 cree que son poco o nada necesarias. Mientras el 73.1 por ciento dijo que los gastos de los partidos deben limitarse, sólo el 19.2 contestó que cada partido debe hacer lo que quiera. Igualmente la inmensa mayoría se pronunció porque los partidos no puedan contratar todo el tiempo que deseen en radio y televisión (63 por ciento), mientras el 29.1 dijo que debe dejarse que contraten libremente. Sobre el uso de los colores de la bandera, el 25 por ciento cree que todos los partidos deben poder usarlos, el 23.4 que sólo uno y el 46.5 que ninguno.
Y para quien piensa que las coaliciones siempre representan una suma (pueden ser, digo yo, también una multiplicación o una resta), los siguientes resultados pueden ser perturbadores. Se preguntó: ``suponga que dos partidos con ideas diferentes se unieran en una elección, usted estaría de acuerdo o en desacuerdo?'', el 46.7 por ciento se manifestó de acuerdo, pero el 46.5 en desacuerdo. Empate. Pero a la pregunta ''está usted de acuerdo o en desacuerdo con que varios partidos presentan a un mismo candidato''?, el desacuerdo obtuvo el 58.1 por ciento de las respuestas y el acuerdo el 35.2.
A la pregunta de qué tanto cree en los resultados electorales que da el IFE, el 51.4 por ciento dijo que mucho, el 34.2 poco y el 6.8 nada. Avanzamos o retrocedemos?, debo llorar o aplaudir? Porque, ojo, en una evaluación del cero al 10, el IFE recibió 7.6 de calificación, mientras los diputados y senadores 5.8, el gobierno 5.5, los partidos políticos 5.3 y las organizaciones no partidistas 5.2.
Un 65.6 por ciento contestó que los partidos reciben un trato diferenciado durante las campañas, y sólo el 28.7 cree que reciben las mismas oportunidades. Es probable que éstos últimos sean suecos. El 4.6 se aventuró a favor de un sistema unipartidista y el 13.3 por un bipartidista; el tripartidista reunió 24.2 de adhesiones y el pluripartidista 46.5.
Uno de cada cinco ciudadanos (21.7 por ciento) dijo que nunca habla de política, y quienes sí mayormente lo hacen en su casa (24.8), en reuniones (19.7) o en el trabajo (19.6). Para tomar decisiones, el 74 por ciento piensa que lo mejor es consultar a la población, pero para mi sorpresa el 49.9 dijo que la consulta debe ser votando y el 48.4 a través de encuestas.
Y para quienes son gradualistas, hay una buena noticia: el 83.5 por ciento de la gente dijo que para mejorar la situación económica las cosas deben cambiarse ``poco a poco'', mientras sólo el 14.2 contestó que ``muy rápido''. En materia política el ``poco a poco'' también le ganó al ``muy rápido'' por marcador de 79.9 contra 17.6.
Hubo una pregunta con doble filo: qué ocasiona más conflictos, ``que un partido gana y no le reconocen el triunfo'' o ``que un partido pierde y no reconoce su derrota''. Resultado: 45.6 contra 46.4.