Bertha Luján
Cinco años de trabajo frente al TLC

El 11 de abril de 1991 nació la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC) como un espacio de coordinación de organizaciones y personas interesadas en incidir en los procesos de integración, globalización económica y apertura comercial.

Influyen en la creación de la Red dos hechos: por un lado, los esfuerzos de unidad nacional para enfrentar retos comunes y la estrategia de organizar ``redes'' temáticas o sectoriales entre actores con preocupaciones y posiciones relativamente coincidentes; y por otro, la propuesta de construir alternativas desde lo social, que supongan un nuevo modelo de país que atienda las urgentes necesidades de la población.

Particularmente, la Red se plantea participar en el proceso de negociación del TLC. No se opone a un acuerdo comercial que regule las relaciones entre los países de la llamada región de América del Norte. Se organiza para elaborar y plantear propuestas que impulsen un tratado que asegure posibilidades de desarrollo sustentable para nuestros pueblos, y que incorpore compromisos sociales específicos que protejan a la población frente al ``libre comercio''.

En noviembre de 1993, se conoce el texto negociado y se sabe que el Tratado, salvo raras excepciones, ignoró gran parte de las preocupaciones y propuestas planteadas a los gobiernos durante dos años por distintos investigadores, líderes políticos y sociales y organizaciones, entre ellas la RMALC y las redes sociales de Canadá y Estados Unidos, constituyéndose como una carta de derechos y privilegios de las corporaciones y el capital financiero.

Sin embargo, se consideró que un triunfo relativo que tuvieron las redes fue la inclusión de los llamados Acuerdos Paralelos del Tratado, en materia laboral y ambiental. La demanda de que se incluyeran aspectos de protección a derechos sociales, entre otros, de los trabajadores migratorios, fue levantada casi al inicio de la negociación. Al final, por motivos electorales, el gobierno de Clinton promovió la incorporación de estos acuerdos, y a pesar de la negativa inicial de los gobiernos mexicano y canadiense, se firmaron.

En 1994, las redes sociales de los tres países manifestaron su rechazo al TLC y plantearon realizar un trabajo de monitoreo de los efectos del libre comercio y la construcción de alternativas.

A dos años de su vigencia sabemos que el TLC no ha ayudado a resolver las controversias históricas en materia de comercio entre nuestro país y Estados Unidos. Este país se niega a aceptar la entrada del aguacate mexicano, y sigue imponiendo restricciones al atún, con el pretexto de la matanza de delfines. Las medidas proteccionistas ejercidas por el gobierno estadunidense después del TLC y a pesar del mismo, abarcan transporte terrestre (camiones de carga), el paso de profesionistas mexicanos a Estados Unidos y las importaciones de tomate, entre otros casos.

Mientras México abre las fronteras de par en par y permite que el capital especulativo venga a provocar crisis financieras como la de diciembre de 1994, la política estadunidense con respecto a México sigue siendo proteccionista con todo y tratado.

Como bien dice Noam Chomsky, activista político e intelectual de Estados Unidos, ``los programas neoliberales son para las víctimas, no para los manipuladores. Estados Unidos sirve de ejemplo. La gente trata de imponer los principios del neoliberalismo en el Tercer Mundo, en los barrios bajos de nuestras ciudades, no quiere esos principios para ella misma... quiere un poderoso estadonodriza que la proteja, como siempre'' (Proceso 1012, marzo 25, 1996). Y continúa: ``Por años hemos tratado de imponer economías de mercado, con privatizaciones, con menos gobierno y menos subsidios... decimos que creemos en este modelo, pero sólo creemos en el modelo cuando se trata de otros. Nunca hemos creído en el mercado para nuestra propia economía...'' (citado por Mario Román del Valle en La Jornada Laboral, marzo 28 de 1996).

En la coyuntura actual, la gravedad de la crisis económica en México y la participación del TLC como un mecanismo que profundiza y no soluciona los problemas actuales, obliga a un trabajo serio, no sólo de diagnóstico, sino también de elaboración de alternativas respecto al modelo económico y la política de comercio internacional. El papel de las redes como RMALC en este sentido, es fundamental, como un espacio para la construcción de ideas y propuestas desde lo social, sostenidas en la experiencia de organización y trabajo de muchos años, enraizada en las comunidades y grupos sociales en México. Además la relación de la Red con organizaciones de América del Norte y el resto del continente ayudan a proyectar internacionalmente al trabajo nacional, y enlazan esfuerzos que dimensionan de manera diferente las posibilidades de éxito del trabajo.

El quinto aniversario del RMALC es una oportunidad para evaluar, elaborar balances y proyectar cosas nuevas. El libro en lo particular, ayuda a ubicar debilidades y fortalezas, aciertos y errores, avances y retrocesos.

Un logro importante de la RMALC es haber consolidado un equipo de trabajo, que de manera colectiva conduce este proceso unitario de construcción de alternativas. Y construir alternativas, es construir esperanzas. Esperanzas para los millones de personas que hoy más que nunca necesitan orientación sobre el mejor rumbo que puede tomar el país para salir de la crisis y asegurar bienestar para todos, sin exclusiones.

Resumen del prólogo al libro Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio 5 años de lucha (1991-1996) de Alberto Arroyo P y Mario Monroy