La Jornada 29 de abril de 1996

La reforma económica, tan esencial como la del Estado o la electoral, señala el prelado

José Antonio Román La ``alternativa más viable'' a la sangría que representa el pago de la deuda externa es la unidad de los países deudores, a fin de exigir a la banca mundial y a las naciones desarrolladas un trato distinto al recibido hasta ahora, afirmó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera. ``Si tenemos un tratamiento aislado --dijo-- el pez gordo se seguirá comiendo al chico''.

En su conferencia de prensa mensual, luego de un viaje de 10 días al Vaticano, donde se entrevistó con el papa Juan Pablo II y abordó con él diversos asuntos ``pendientes'' de la arquidiócesis, el prelado reiteró sus críticas a la situación económica del país.


El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo
primado de México, durante su homilía dominical.
Foto: Omar Meneses

Dijo que ``todos los mexicanos estamos sintiendo la necesidad de una profunda reforma en lo económico, así como se está haciendo la reforma de Estado y la electoral..., ya que la distribución de la riqueza en México es tremendamente injusta''.

Advirtió que las naciones pobres no podrán pagar su deuda si no hay crecimiento, producción y progreso. ``Esto tiene que hacer pensar a los poderosos que también es por su propia conveniencia; se debe ayudar a los países en desarrollo o de otra manera todos pereceremos en el mismo naufragio''.

Por otra parte, Rivera Carrera dejó entrever la posibilidad de que la Arquidiócesis de México, las más grande y populosa del mundo católico, se divida.

Pero advirtió que este será un proceso largo y gradual, y no de la noche a la mañana, como algunos lo esperaban. Incluso mencionó que ni siquiera se ha iniciado formalmente el estudio del proyecto de división, el cual desde hace varios años se encuentra en Roma y elaboró el Episcopado Mexicano.

Recordó que el Vaticano ha hecho ya divisiones similares de arquidiócesis grandes, como son los casos de París, Madrid y Sao Paulo, entre otras. Aunque también se tiene que evaluar la experiencia de estas divisiones, pues en este momento, junto con la propuesta de la Arquidiócesis de México, también están la división de Bogotá y Lima.

Si el análisis es positivo, agregó, se dividirá a la Arquidiócesis de México, pero en este proceso se consultará al arzobispo residencial y al Episcopado en su conjunto. ``De ser así se procederá gradualmente, porque no es costumbre de la Iglesia hacer de la noche a la mañana una decisión que pueda causar confusión, sino ir viendo cada sede si ya es capaz de formar una diócesis''.

En el proyecto que está en Roma se plantean la creación de seis diócesis en lo que actualmente conforma la Arquidiócesis de México.

Sin embargo, estimó poco probable que de darse dicha división la Basílica de Guadalupe deje de pertenecer a la Arquidiócesis primada de México. ``Estoy convencido de que cualquier fórmula o forma de administración que se llegue a presentar a la basílica, ésta será parte integral, parte esencial de esta arquidiócesis''.

Mientras tanto, lo que sí parece ser un hecho es que el papa Juan Pablo II ``pronto'' nombrará a nuevos obispos auxiliares para la ciudad de México, aunque también se espera que esto se haga de manera gradual. Hay que recordar que en algunos momentos, durante la época de su antecesor, el cardenal Ernesto Corripio Ahumada, la arquidiócesis llegó a tener hasta nueve obispos auxiliares.

Debido a la edad, fallecimiento y traslado a otras sedes episcopales, Norberto Rivera Carrera cuenta en este momento con sólo un obispo auxiliar. Dijo que durante su encuentro con el Papa también se abordó el tema del indio Juan Diego y otras causas de beatificación y canonización.

Durante la conferencia de prensa, realizada en la sala guadalupana de la Catedral, y luego de oficiar la tradicional misa dominical, respondió una decena de preguntas, principalmente en torno al Día del Trabajo, el sindicalismo, la reforma económica, los resultados de su reciente visita al Vaticano, la división de la arquidiócesis y los avances en materia de reforma electoral.

El arzobispo primado de México presentó también el informe de labores de la Jornada de la Caridad 1995, la cual ha estado centrada de manera especial en los problemas del trabajo, y donde no sólo se ha dado apoyo para la creación de microempresas y cursos de capacitación para el trabajo, sino también diversos programas de salud y bienestar familiar.

Señaló que el costo del servicio de la deuda externa ha ``paralizado'' al país, pues éste no puede tener ni impulsar acciones prioritarias para la producción y la dotación de los servicios públicos elementales a la población, y tan sólo ha ejecutado ``programas parciales'', como es la tarjeta para pobres. Por lo cual insistió en la necesidad de una profunda reforma en materia económica.

Aclaró que independientemente de que escuche o no a los obispos sobre esta exigencia, el reclamo no es sólo de la institución eclesiástica, sino fundamentalmente del pueblo. Los obispos no son los responsables de la dirección económica ni los responsables de aplicar programas. A la Iglesia le toca hacer sentir la necesidad del cambio.

Sobre la conmemoración del primero de mayo, el prelado señaló que se va notando un ``cambio fuerte'' en la estructura sindical, además de que cada día se siente más el abandono del corporativismo y la acentuación en la responsabilidad propia del sindicato frente al trabajo, sus agremiados y el papel que debe jugar en la sociedad.

``Creo que estamos en el momento del cambio, en el momento de la transformación, y su forma de organizarse para este Día del Trabajo también tendrá que manifestarse en el futuro en una mejor organización al interior de los sindicatos y en una presencia más viva en el momento de la elección de las autoridades''.

Respecto a un posible estallido social debido a la precaria situación económica del país, el arzobispo dijo no estar en condiciones de predecir un evento de esta naturaleza, pero advirtió que su obligación es evitar una tragedia y un deterioro mayor que pueda darse en la sociedad mexicana.

En este mismo sentido, consideró que en ningún caso la violencia pueda resolver algún problema o dar cauce a soluciones. ``El remedio no está en que la gente se aguante o que se calle; el remedio tiene que venir por otros caminos. Yo creo que el estar rechazando la violencia no es estar invocando la pasividad por la irresponsabilidad de la situación que estamos viviendo'', dijo al referirse a la manifestación independiente que se prevé para el próximo miércoles.