Es la región con más fieles declarados (900 millones) y más perdidos cada día: Celam
José Antonio Román Entre 1970 y 1990, la religión católica en América Latina perdió 40 millones de feligreses. Se estima que para el año 2000 una cantidad similar abandone esa religión para incorporarse a alguna secta u otra confesión religiosa.
De acuerdo con los últimos datos del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), esta región geográfica es la que concentra el mayor número de católicos teóricamente declarados, estimada en unos 900 millones en todo el mundo. Sin embargo, asegura que también es la zona donde se pierden más fieles diariamente.
Durante el primer Encuentro Nacional sobre la Problemática de Sectas, realizado recientemente en Guadalajara bajo el auspicio del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, el Episcopado Mexicano acordó trabajar en la elaboración de un diagnóstico detallado de la presencia de las sectas u otros grupos religiosos en el país.
Asimismo, se determinó integrar una comisión especial que determine las formas más convenientes y concretas para hacer frente al ``crecimiento explosivo'' que han tenido este tipo de grupos, principalmente en las últimas décadas.
No obstante, este ``problema'' no es el único por el que se preocupa el Episcopado Mexicano, ya que en su reciente Proyecto Pastoral 1996-2000 también expresó su intranquilidad por el indiferentismo religioso, la religiosidad popular sin trascendencia y las crisis de las vocaciones en algunas regiones de México, tanto en la vida consagrada como en la sacerdotal.
Consideró que la pobreza extrema que existe en México --sobre todo en la región sureña y en las zonas de población étnica-- y la crisis de valores son factores que propician la proliferación de sectas.
En su análisis, el Episcopado Mexicano consideró que ante la falta de una adecuada formación y los vacíos de la labor evangelizadora, se constata el aumento de la actividad proselitista de las sectas, de nuevos grupos religiosos y pseudo-religiosos, lo cual constituye una ``seria preocupación pastoral''.
De igual forma, reconocen en no pocos creyentes la debilidad de su fe, pues el primer anuncio del evangelio ha sido insuficiente. Hace falta, dice el documento, un mayor conocimiento no sólo de Cristo, sino también de la incorporación de la Sagrada Escritura a la evangelización, asunto que tradicionalmente ha sido considerado como prioritario.
Chiapas es un claro ejemplo del ``crecimiento vertiginoso'' que han tenido confesiones distintas a la católica. Durante la última década, esta entidad del sureste tuvo un incremento de 118 por ciento en éstas. Es la entidad donde reside el mayor número de protestantes y la menor de fieles católicos, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Basado en las mismas cifras de 1990 --consideradas por las iglesias evangélicas como ``muy conservadoras y alejadas de la realidad''--, 25 por ciento de los casi 6 millones de hombres y mujeres miembros de iglesias cristianas evangélicas a nivel nacional viven en los cinco estados del sureste: Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
Es en Chiapas donde se registra el porcentaje más bajo de toda la república para el número de personas mayores de cinco años de edad que se declaran como católicas, pues apenas llega a 67.6 por ciento; 16.3 es protestante o evangélica y 12.7 no profesa ninguna religión. El 1.9 por ciento tiene otras religiones, incluyendo la judía.
La Sociedad Bíblica de México cuestiona estas cifras, pues no sólo se basan en el censo de población de 1990, sino que para la elaboración y aplicación del mismo se cometieron varios errores que impiden reflejar en estas cifras el número real de personas que profesan una fe distinta a la católica, principalmente aquellas que son consideradas como evangélico-cristianas.
El investigador Pedro A. Larson, del Centro de Investigaciones del Seminario Teológico Bautista Mexicano, señala que la pregunta sobre la religión y su clasificación presenta problemas para muchos evangélicos. Los interrogados, dice, posiblemente se inclinarían a no admitir ser protestantes. En realidad este término tiene connotaciones negativas y algunos evangélicos indudablemente han preferido declarar que no son nada en vez de decir que son protestantes.
También en áreas conservadoras de la república, los empadronadores tal vez tuvieron tendencia a concluir que absolutamente todos son católicos en una familia, vivienda, o aun en una localidad total. Estos factores contribuirían a un ``subempadronamiento'' de evangélicos, según explica Pedro Larson, en un análisis estadístico de esa población religiosa en el Distrito Federal.
El avance y el crecimiento de estos grupos preocupa incluso al Vaticano. El presidente de la Pontificia Comisión para América Latina y de la Congregación para los Obispos, el cardenal Bernardin Gantin, exhortó a las conferencias episcopales del continente a fortalecer la evangelización para combatir el crecimiento de estos grupos religiosos.
A su vez, el secretario de esa misma comisión de la curia romana, Cipriano Calderón, dijo recientemente en el Encuentro Latinoamericano sobre Acción de la Familia ante el desafío de las sectas, efectuado en Petropolis, Brasil, que se debe abordar el problema de manera urgente y con toda seriedad.
El Episcopado Mexicano señaló también la urgencia de promover la formación, inicial y permanente, de los agentes de evangelización, especialmente de los catequistas y de los educadores en la fe para las escuelas.