La Jornada 30 de abril de 1996

Sarukhán: asimetría en el TLC por la baja participación de la IP en educación

Rosa Elvira Vargas, enviada, y Gerardo Rico, corresponsal, Guadalajara, Jal., 29 de abril La vinculación empresas-universidades debe ser desprovista del ``síndrome de beneficencia'' y tampoco vérsele como un acto de altruismo, coincidieron aquí representantes de instituciones de educación superior y del sector privado.

Daniel Reséndiz, subsecretario de Educación Superior, calificó de ``terrible círculo vicioso'' la coexistencia de un viejo modelo de producción que tiene en su cúspide a élites de profesionales, mientras a los técnicos se les considera como la gran masa no capacitada.

El director del Conacyt, Carlos Bazdresch, pidió por su parte que universidades y centros de investigación flexibilicen su actitud hacia la industria y su problemática, lo que implicaría en algunos casos, admitió, ``abandonar la torre de marfil para colaborar con la solución de problemas prácticos del sector productivo''.

El tema de las relaciones entre el sector privado y la academia absorbió las dicusiones de las tres plenarias en la III Reunión Trilateral sobre Colaboración en Educación, Investigación y Capacitación en América del Norte. Sin embargo y al igual que en las dos anteriores, en Canadá y Estados Unidos, este encuentro resiente la ausencia de miembros de la iniciativa privada, más allá de una simbólica representación. Tampoco esta vez se interesaron por asistir directivos de las principales universidades norteamericanas.

No obstante que este encuentro ha sido el de mayor convocatoria cerca de 900 participantes hoy se comentó extraoficialmente que ésta podría ser la última reunión que se realice con estas características y organizadas por los gobiernos.

La imposibilidad de concretar compromisos sólidos, así como la recurrencia discursiva en todos los encuentros, han perfilado la posibilidad de, en todo caso, impulsar reuniones que también podrían ser trilaterales, con temáticas y discusiones muy específicas sobre los diversos aspectos de la educación superior. Guadalajara cerraría, de este modo, el ciclo de reuniones de América del Norte sobre enseñanza superior, iniciado en 1992 en Wingspread, Estados Unidos, en el auge de las negociaciones del TLC.

El rector de la UNAM, José Sarukhán, se dijo convencido de que la mayor asimetría entre México, Estados Unidos y Canadá radica en la mínima participación de la industria y el sector productivo de este país en el triángulo que deben formar con el sector gubermanental y el universitario.

Los intercambios entre instituciones de educación superior de los tres países, advirtió Sarukhán, deben construirse con cuidado y basados en programas y acciones reales, que tengan claro interés bilateral o trilateral y que ``estén dentro de las capacidades, principalmente humanas, de nuestras instituciones y que estén desprovistas del síndrome de beneficencia''.

Recordó que el TLC sólo tendrá viabilidad y logrará efectos benéficos para las sociedades de los tres países, cuando éstas se conozcan más cabalmente, entiendan sus respectivas peculiaridades, respeten sus diferencias y aprovechen sus diversas riquezas. En este propósito, aseguró, ninguna entidad está mejor capacitada y dotada que las instituciones de educación superior.

Por su parte, el subsecretario Reséndiz Núñez destacó que si bien a nivel de posgrado la matrícula en México es ``pequeñísima'' en comparación con el mundo industrializado, tampoco marcha mejor en los niveles de la educación postobligatoria. E ilustró: 46 por ciento de los jóvenes mexicanos de cada generación acceden a la educación posterior a la secundaria; tal proporción es en Japón del 99 por ciento, en Estados Unidos del 89 y en Canadá del 79 por ciento.

Pero más grave es aún, dijo, que de quienes ingresan a ese nivel en México, 80 por ciento lo hace a variantes del bachillerato esencialmente propedéuticas. Admitió así que el sistema de educación medio superior y superior crece pero todavía atiende a una minoría de jóvenes.

Les ofrece, añadió, programas de muy larga duración que pretenden fallidamente convertirlos en los cuadros de la cúspide de la pirámide del modelo anticuado de producción permanente. Al mismo tiempo, se identifica erróneamente como ``actividades técnicas'' las poco apetecibles que realiza la gran masa no capacitada y se inhibe la demanda social de opciones más relevantes, no tradicionales, verdaderamente técnicas, de educación.

``Con esto, la educación postobligatoria parece a los ojos de muchos no sólo carente de pertinencia, sino también muy onerosa para los individuos y la sociedad e impide a la vez extenderla a una mayor proporción de jóvenes'', planteó.

Al respecto, el rector general de la UAM, Julio Rubio, dijo que la sociedad debe reconocer la importancia de formar técnicos medios superiores, con impacto real en el desarrollo de las empresas. Ilustró que mientras en los países desarrollados las relación es de cuatro técnicos por cada profesionista, en México es de uno a uno.

Se trataría, añadió, de impulsar programas de educación continua permanentes que propicien la formación a lo largo de la vida y no para la vida, como se conceptualiza tradicionalmente a la educación superior en México.

Bazdresch Parada, del Conacyt, dijo que con excepciones, el sistema industrial mexicano creció sin que las empresas desarrollaran elementos organizativos orientados a la generación de innovación.

Diódoro Guerra, director del IPN, hizo un llamado a fomentar e implantar programas de cooperación bilateral y multilateral en materia de producción, investigación y desarrollo, en los que se involucren empresas públicas y privadas, universidades e institutos de investigación.

Finalmente el gobernador de Jalisco, Alberto Cárdenas, planteó que la verdadera competitividad de las empresas reside en un conjunto amplio de valores, capacidades y conocimientos y que por ello la universidad debe contribuir a generar dirigentes empresariales más dinámicos y con visión de largo plazo.