De La Jornada Semanal, 3 de marzo de 1996


La nostalgia mediterránea de García Terrés

César Antonio Molina

El libro más reciente de César Antonio Molina es el extenso volumen de ensayos Sobre la inutilidad de la poesía. Poeta, profesor universitario, conocedor profundo de las literaturas hispanoamericanas, Molina también es editor del suplemento Culturas, de Diario 16.



Desde que a la temprana edad de 17 años y con el apoyo de Alfonso Reyes publicara su primer libro, Panorama de la crítica literaria en México, Jaime García Terrés ha desarrollado una muy importante labor de creación y gestión cultural en su país, que ha tras cendido a toda Hispanoamérica. A la primera pertenecen varios volúmenes de poemas, traducciones, ensayos y memorias. A la segunda, solamente por lo que respecta a los últimos tiempos, la dirección del Fondo de Cultura Económica, así como de las revistas La Gaceta del Fondo y Biblioteca de México.

La actualidad de García Terrés en Es paña fue refrendada por la publicación, casi al unísono, de su obra poética, Las manchas del Sol (Alianza, Madrid, 1988) y la de uno de sus cuadernos de memo rias, Reloj de Atenas (Muchnik, Barcelona, 1988). Mientras tanto, en México vie ron la luz por los mismos días El teatro de los acontecimientos, libro muy cercano en intención a Reloj de Atenas, Parte de vida (poesía inédita junto con algunas nuevas traducciones) y el corpus total de sus traducciones de poetas de muy diversas lenguas.

Las manchas del Sol (1956-1987) es la reunión y selección de lo que el autor considera como obra poética completa. Abarca desde su libro Las provincias del aire (1956), hasta el más recientemente publicado, Corre la voz (1980). Pero en el presente tomo se incluyó una última entrega inédita, Parte de vida.


La poesía de Jaime

García Terrés asume

el mundo personal, y el

tiempo histórico que

también es el literario,

el de la ficción. No está

centrada en un instante

lírico, sino que desde su

modernidad mantiene

los elementos arcaicos

que siempre han

sustentado a toda

verdadera poesía.


Uno de los aspectos que más sorprenderá al lector, es la mixtura que hace Gar cía Terrés entre sus poemas y los poemas de los otros. No es que se establezca un aparato específico en donde se recojan sus ya reconocidas "versiones" o "tra ducciones" de Yeats, Donne, Marvell, Sikelianos, Malcolm Lowry, Kavafis, Pope, Elytis, Wallace Stevens, Gottfried Benn o Pound..., sino que el poeta incorpora directamente poemas de cada uno de estos autores, clásicos o contemporáneos, a este libro. Y los incorpora sin hacerles perder la autoría, aunque el poema pasa a formar parte como una pieza más del nuevo conjunto. García Terrés, a diferencia, por ejemplo, de José Emilio Pacheco, no reinventa el poema, sino que lo traduce con la mayor fideli dad dándole nueva vida en su "nueva" lengua. Para el lector español, más acos tumbrado a que le den gato por liebre, a que se mal plagien poemas y se enmas care descaradamente su autoría, le resultará un tanto sorprendente la incardina ción de estas dos actividades que no son tan contrapuestas: la de creación y la de traducción, esta última una variante de la anterior. García Terrés asume así direc tamente lo que es patrimonio y raíz de cualquier poeta: su propia originalidad,que proviene inevitablemente de la transformación de experiencias y lecturas personales; además de una labor de ahondamiento interior que coincide con la búsqueda de su árbol genealógic o. Así, García Terrés en Las manchas del Sol ha querido conjugar la experiencia propia con la de los otros, cuya depen dencia es mutua, pues como una especie de Aladino los libera de sus respectivos idiomas y tiempos, reactualizándolos, reviviéndolos.

La poesía de Jaime García Terrés asu me el mundo personal, y el tiempo histórico que también es el literario, el de la ficción. No está centrada en un instante lírico, sino que desde su modernidad mantiene los elementos arcaicos qu e siempre han sustentado a toda verdadera poesía. Es decir, la poesía es un todo, no sólo un lenguaje, sino también una manera de reinterpretar, recrear o construir la historia, con sus propias fuentes o con otras. De ahí la cualidad narrativa de estos versos por encima del yo en be neficio de otro "yo" narrativo, que habla al unísono por sí mismo y por los demás. La poesía de García Terrés no es oscura, pero sí extremadamente refinada y culturalista. Es una poesía que no podría crecer sin poesía, sin literatura, sin histo ria, sin conocimiento, sin sabiduría, pero tampoco sin sentimientos. El mundo del autor de Las manchas del Sol es fundamentalmente mediterráneo, sin por eso dejar de tomar conciencia de su pertenencia a otro continente múltiple.

Reloj de Atenas es un diario o libro de memorias en donde se cuenta su estan cia en Grecia, como diplomático, durante los años 1965-66 y parte del '67. Me morias diplomáticas a la manera de Morand? A pesar de la gran formació n clásica del autor, a través de su persona se produce el encuentro de varios mundos: el de la América española con unas raíces comunes que deben ser compartidas con las autóctonas precolombinas. El choque fue menos fuerte que para Henry Miller, un americano del nort e que dejó buenas muestras de su divertida escritura repleta de analfabetismo cultural, en su libro, también de recuerdos helénicos, El coloso de Marusi.

Pero si bien el mundo clásico y arqueológico no se le podía escapar a per sonaje tan erudito, Reloj de Atenas conecta más o al menos a la vez con el ambiente intelectual de la Grecia moderna. García Terrés quiso dejar claro que él había pasado por un país vivo y creador, no solamente por un inmenso museo. Quizás en esta intención haya también mucho de reflejo de cómo a él le gustaría que se viera a su propio país, fuera de los terribles tópicos que igualmente lo abruman. El personaje central de esta obra es Seferis. Terrés se encuentra con el poeta y Premio Nobel veinte años más tard e que Miller. Y aunque su vitalidad no la perdió, ahora nos lo describe el autor de este dietario como "aquel joven, joven aún, semejante a un jabalí que se hubie ra roto los colmillos".

Pero si bien la sombra del autor de poemas tan impresionantes como "Hele na" se alargaba sobre gran parte de la literatura de su país, García Terrés percibe con singular acierto la de otros poetas más jóvenes cuyo valor acierta a desta car. Éste es el caso de Elytis, con el que también mantuvo una estrecha relación. El diario de 1965 finaliza con la llegada a Atenas de Pound. Terrés califica este en cuentro como "versión espectral de sí mismo". En su libro Todo lo más por de cir, le dedicó un poema que finaliza así:


(Le pregunto si vive
en paz, y me responde:
Ah, de qué sirve
mi paz cuando los otros
quieren sólo pelea?)

En Reloj de Atenas no solamente se da cuenta de su actividad cultural, sino que nos ofrece igualmente una muy interesante disección de los acontecimientos políticos que desembocarán en el alza miento de los coroneles, tema que por lo específico puede interesar meno s al lector hispanoamericano, aunque el proceso de desintegración democráticasufrido en aquel tiempo por Grecia, desgraciadamente, podría ser una sín tesis de lo que, todavía hoy, sucede en demasiados países de nuestro tronco común.

Pero Reloj de Atenas además de ser un libro de memorias, no podía dejar de ser un breviario histórico y un cuaderno de viajes por lugar tan mítico. Y aunque los ojos del autor son más europeos que los de muchos nativos, no puede dejar de hacerse esta reflexión: "A mi juicio, lo que nos acerca, es el problema de nuestra laberíntica identidad nacional. Am bos nos sentimos pueblos a la par muy viejos y demasiado jóvenes. El grieg o sensible se pregunta: qué me toca a mí de la Grecia Clásica? El mexicano de hoy vacila entre los extremos de dos tradicio nes superpuestas: la precolombina y la hispana..."

Si Reloj de Atenas está a caballo entre las memorias y el diario, además de arrastrar en su interior fragmentariamen te otros géneros, El teatro de los aconte cimientos está estructurado más de una manera independiente. En realidad, es un conjunto de artículos, un álbum de encuentros, coloquios y retratos, sin la hilazón y la unidad del volumen anterior. Así, García Terrés nos cuenta su amistad con personalidades tan diversas como Lillian Hellman, Alfonso Re yes, Gonzalo Rojas, Carlos Pellicer, Westphalen, Pound, Rulfo o Buñue l. Pero no todos son escritores y artistas los que pasan por estas páginas. En ellas igualmente se habla de la Revolución cubana y del General De Gaulle.

La obra de García Terrés es, de entre todas aquellas que hoy se están llevando a cabo en Hispanoamérica, la que más atención debería promover entre noso tros, pues tiende un puente reconciliador entre uno y otro continente.