El domingo 28 de abril se publicó en la primera plana de La Jornada un artículo de Pablo Gómez titulado ''Y la tele?''. Es importante señalar que hay puntos de vista radicalmente distintos al que él ofrece. En TV Azteca, de hecho, creemos que las propuestas del señor Gómez, en lugar de favorecer la democratización del país constituirían obstáculos importantes a este proceso nacional.
1. No todos los partidos son igualesEl señor Gómez plantea que el acceso de los partidos políticos a los tiempos de televisión no debe ser ``equitativo'', en otras palabras, proporcional a los resultados obtenidos por cada partido en los comicios anteriores, sino exactamente igual para todos los partidos.
Esta propuesta, sin embargo, viola un principio fundamental de equidad que premia el trabajo político de largo plazo de los partidos. La medida de tratar por igual a partidos desiguales, de hecho favorecería injustamente a los partidos nuevos y minoritarios por sobre aquellos que han realizado una labor política a lo largo de más tiempo, como el PRI y el PAN, o que lo han hecho con más éxito en el corto plazo, como el PRD.
En las elecciones de 1994 la propuesta de Gómez habría significado, por ejemplo, que partidos pequeños, como el PARM, el Partido Popular Socialista y la UNO/PDM, por sólo mencionar a tres, tuvieran tiempos iguales a los del PRD, el PAN y el PRI. Este principio de igualdad, que no de equidad, simplemente no sería justo.
Cabe mencionar que el principio de equidad proporcional en el acceso a los tiempos públicos de televisión se mantiene en todos los países reconocidos como democráticos, entre ellos, Canadá, Estados Unidos, la Gran Bretaña, etcétera. No hay razón para pensar que éste no sería un principio razonable para aplicar en México.
2. Por qué silenciar a algunos?El señor Gómez rechaza también la posibilidad de que los partidos políticos realicen compras de tiempos de transmisión. Una prohibición de esta naturaleza, sin embargo, constituiría una violación del derecho de los ciudadanos a expresar sus opiniones y sería, por lo tanto, anticonstitucional.
Al igual que en el punto anterior, en otros países democráticos los partidos políticos y los candidatos tienen acceso a la televisión tanto con tiempos públicos como con espacios adquiridos a través del pago de tarifas comerciales. El dinero con que uno cuenta, a propósito, no es necesariamente el factor crucial en la decisión de los electores: están ahí como ejemplos la fallida campaña de Ross Perot a la presidencia de Estados Unidos en 1992 y el también fracasado intento de Malcolm Forbes de obtener la nominación republicana en 1996.
No importa tanto el tiempo que el dinero pueda comprar, sino la solidez del mensaje y la habilidad con la que éste se expresa.
3. Mensajes de poco interésEl señor Gómez exige también que se dé mayor y mejor difusión a las transmisiones de los partidos políticos en los medios concesionados.
La experiencia, sin embargo, nos demuestra que los programas de los partidos políticos lo que logran principalmente es hacer que la gente apague la televisión o sintonice otro canal. Darle mejores horarios a estos partidos no ayudaría a que mejorara la difusión de sus mensajes.
Los actuales programas de los partidos políticos reducen drásticamente cualquier público, independientemente de la hora en que se emitan. Aumentar las transmisiones de los partidos políticos significaría, de hecho, una agresión a los televidentes que hoy prefieren sintonizar otras emisiones en lugar de las que les preparan los partidos.
4. No privilegiamos a partir algunoEl señor Gómez plantea que un concesionario de un medio público no debe utilizar éste para promover a los candidatos de su preferencia. Nosotros en TV Azteca estamos de acuerdo con esta posición.
El señor Gómez afirma que hubo un programa en el canal 13 que se dedicó a difundir entrevistas a candidatos priístas y panistas, pero suspendió las transmisiones cuando debía entrevistar a perredistas. No sabemos a qué programa se refiera, por lo que no podemos desmentir o explicar su afirmación. La información estadística que mantenemos, sin embargo, señala que que en 1994 dimos tiempos equitativos en el sentido de proporcionales a los partidos políticos en sus campañas.
Curiosamente, sí hubo un partido que en 1994 recibió más tiempo en la cobertura que le correspondía en términos de equidad: fue el PRD, el partido del señor Gómez. El motivo es que por razones periodísticas se le dio mayor tiempo de cobertura.
En TV Azteca coincidimos con la necesidad de lograr acuerdos políticos que lleven a mejorar los procedimientos democráticos nacionales. Pero no estamos de acuerdo en que dichos acuerdos sean manipulados para ayudar a determinados partidos políticos o grupos de interés.
5. Lo que es de todos es de todosEl señor Gómez cierra su artículo con la afirmación: ``Lo que es de todos, debe ser de todos efectivamente''. Según él, el hecho de que las transmisiones de radio y televisión se difundan a través del aire implica que deben imponerse restricciones al uso de estos medios por los concesionarios que serían considerados violatorios a las garantías individuales en el caso de periódicos y revistas.
El espectro magnético, sin embargo, no es una fuente inagotable de riqueza. Se trata de un bien finito, que el Estado administra de acuerdo con reglas, mediante el cual se crean concesiones, y que sólo puede ofrecer rendimientos con la inversión y la imaginación de los concesionarios.
El medio no es de todos. Los concesionarios tenemos que comprar transmisores, cámaras, reproductoras, salas de edición, etcétera. Tenemos que contratar personal y manejar lo que, en última instancia, es un negocio muy caro. Los inversionistas que arriesgan su dinero en este negocio exigen un rendimiento. No estamos hablando de una fuente inagotable de riqueza sino de un bien finito que cuesta, que cuesta mucho, y para cuya operación no recibimos ningún subsidio.
Violar el derecho a la libertad de expresión en los medios de comunicación, bajo el falaz argumento de que éstos son propiedad de todos, es tan serio como violarlo en el caso de los periódicos por el hecho de que éstos emplean recursos naturales, como árboles, para la fabricación de su materia prima.
Jorge Mendoza es vicepresidente de comunicación de TV Azteca.