La Jornada 3 de mayo de 1996

Pesquisa de 7 meses contra grupos de Colombia y México

Reuter, Ap y Afp, Washington, 2 de mayo El Departamento de Justicia anunció hoy la detención de unas 130 personas, al término de una operación federal que duró siete meses contra grupos de narcotraficantes colombianos y mexicanos.

La operación Zorro II, también permitió la confiscación de 5 mil 600 kilos de cocaína en polvo y 450 kilos de mariguana por un valor de más de 100 millones de dólares, así como 17 millones de dólares en efectivo.

En la investigación, iniciada en septiembre pasado, participaron 14 de las oficinas internas de la DEA, otras nueve agencias federales y 42 estatales, así como agentes encubiertos e informantes, y se utilizaron más de 90 conversaciones telefónicas ``intervenidas'' con autorización judicial.

La procuradora general, Janet Reno, informó que 136 personas fueron acusadas de importación de cocaína y violaciones de tráfico desde que la operación comenzó. Este jueves, 29 personas fueron acusadas de conspiración en Chicago y en la ciudad texana de Midland, 15 de las cuales fueron arrestadas la mañana de hoy en Los Angeles, Chicago, El Paso, Houston y Midland.

Entre los detenidos están 44 presuntos miembros del cártel cocainero de Cali, que quedaron bajo custodia federal entre el 22 y el 25 de febrero en Los Angeles, Nueva York, Newark, Nueva Jersey, Miami, Filadelfia y Richmond. Otros arrestos, en su mayoría de presuntos pandilleros mexicanos, se realizaron la semana pasada en Los Angeles, San Diego y Midland.

Entre los arrestados considerados importantes figuran Mauricio Gutiérrez, Hernán Aguilera y Pierre Remy, todos ellos vinculados al cártel de Cali. En Los Angeles fueron detenidos el mexicano Rafael Alzapico, presunto organizador del sistema de transporte, y Jorge Velázquez, presunto jefe de una cadena de distribución interna con base en Chicago. Se indicó que los mexicanos bajo custodia eran socios del grupo de los hermanos Arellano Félix, de Tijuana.

Otros detenidos fueron un agente policial de Nueva York y un sargento de la Guardia Nacional de la misma ciudad, que según agentes federales se encargaban de transportar las drogas a Richmond, Miami y a vendedores callejeros en Nueva York.

``Zorro II es una operación antinarcóticos significativa porque desmanteló simultáneamente la organización que poseía cocaína y una segunda organización que administraba el sistema de transporte'', explicó Reno. De acuerdo con la información oficial, la cocaína colombiana del cártel de Cali llegaba a México y en ese país la banda conocida como Federación Mexicana la contrabandeaba a Estados Unidos a través de Arizona y California, escondida en compartimentos secretos de automóviles.

``No son delincuentes estúpidos'', declaró en conferencia de prensa el jefe de la sección de drogas del FBI, Charles Riley, al describir la manera en que los conductores transportaban pequeñas cantidades de la droga en varios viajes. En Estados Unidos, la droga era almacenada en una zona de Los Angeles para ser distribuida pro representantes del cártel de Cali en varias ciudades. A los narcotraficantes mexicanos se les pagaba en cocaína, que luego también era vendida en las ciudades.

La operación permitió también conocer el nivel de organización de los narcos. Los colombianos viajaban a Miami y su dinero llegaba allí mediante portadores individuales y desde esa ciudad parte de esos fondos eran enviados a Colombia por cable y el resto en efectivo. Los mexicanos recaudaban sus ganancias en Los Angeles y las enviaban de vuelta a su país en algunos de los mismos vehículos que transportaban las drogas.

Según Reno, los mexicanos ``no sólo transportaban la cocaína colombiana, sino que han desarrollado sus propias pandillas de gran escala para distribuirla'', y añadió que el gobierno mexicano ``comparte nuestra preocupación por este muy serio problema''. El jefe de la DEA, Thomas Constantine, explicó que a fines de los años 80, el cártel de Cali estableció alianzas con los grupos mexicanos, los que en un principio eran ``transportistas'', ``pero la situación ha cambiado y ahora son dos grupos poderosos y ambos tienen en Estados Unidos sus propios empleados que dirigen y controlan la distribución de cocaína''.

El presidente Bill Clinton encomió el éxito de la operación como ``otra gran victoria en la lucha contra las drogas ilegales''. Fuentes de la DEA indicaron que las investigaciones se hicieron principalmente en Estados Unidos, sin ayuda de otros países.