Keynes está muerto, pero no sus ideas. Algún famoso economista cuyo nombre no recuerdo dijo: después de Keynes todos somos keynesianos, tanto por la aceptación o por la negación de sus ideas principales. Es un punto central en el análisis teórico y en el debate de política económica.
Con el inicio de la fase depresiva del ciclo económico de largo plazo a principios de los años setenta, se trató de desconocer este argumento y se reiniciaron con más bríos las crítica que de tiempo atrás se venían haciendo a la teoría macroeconómica keynesiana.
El pasado 21 de abril se conmemoró el cicuentenario de la muerte de este gran economista, periodista y financiero inglés que con su obra cambiaría en adelante la forma de ver y de pensar la economía.
Muchos fueron sus escritos, pero sin duda alguna el más conocido, porque logró construir un nuevo paradigna transformador, fue la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1935-1936). Si bien este texto es el más conocido de su vasta obras, lamentablemene muy pocos economistas lo han leído; en cambio sí han estudiado manuales o textos, que son interpretaciones o extensiones que a veces desvirtúan sus ideas principales.
En este libro que además es una verdadera pieza literaria propone, entre otras cosas, una política de pleno empleo respaldada y dirigida por el gobierno para salir de la recesión que entonces aquejaba al mundo.
En la década de los setenta, economistas como Robert Barro, Robert Lucas, Thomas Sargent, y otros más que constituyeron lo que se ha llamado la Nueva Escuela Clásica (NEC), cuestionaron severamente muchas argumentaciones de Keynes. En los ochenta, un grupo de economistas basados en los principios centrales de la Teoría general... de Keynes, respondieron a las críticas de aquéllos, constituyendo la Nueva Economía Keynesiana (NEK).
Un punto crucial de discusión entre la NEC y la NEK se refiere a la velocidad de ajuste de precios y salarios y a la concepción del equilibrio en el mercado de trabajo.
La primera, basada en los preceptos clásicos de las bondades del mercado, plantea que cualquier desequilibrio se autocorrige rápidamente si es que los mercados operan libremente. En particular, las variaciones de precios permitirán que los mercados se limpien o se despejen muy rápido. La segunda escuela, por el contrario, plantea que precios y salarios en general son rígidos. Ello le permite explicar la existencia y la persistencia del desempleo involuntario. Mientras, la NEC afirma que si existe exceso de oferta de empleo, simplemente con dejar que los salarios caigan los empresarios contratarán más trabajadores hasta eliminar el desequilibrio. De este modo, el desempleo en esta escuela se autocorrige.
Sin embargo, la evidencia empírica ha demostrado que el desempleo en el mundo está creciendo en forma alarmante, no obstante que los salarios reales vienen cayendo o están estancados desde hace varias décadas.
Ante ello, la NEK ha propuesto la teoría de salarios de eficiencia que permite entender fiel a los planteamientos de Keynes la persistencia del desempleo involuntario y también explica por qué no funciona ni puede funcionar el mecanismo autocorrector de la NEC. El elemento fundamental de este enfoque señala que si los salarios nominales caen, las empresas a pesar de verse beneficiadas por la reducción de costos que ello implica, perderán utilidades debido a que los trabajadores reducirán su productividad. Ese efecto opera a través de tres mecanismos: 1) La reducción salarial provoca movilidad laboral lo cual acarrea costos muy altos debido a que los trabajadores más capacitados buscarán otro empleo mejor remunerado, con lo cual la inversión que hizo la empresa en capital humano se pierde y tendrá que realizar constantemente ese gasto en los nuevos pero peor calificados trabajadores; 2) A pesar de que existe desempleo y/o recesión, las empresas prefieren mantener a los mejores trabajadores con salarios superiores al correspondiente al equilibrio; 3) Finalmente, los altos salarios hacen que los trabajadres sean más productivos por dos razones: por el estímulo que ello implica y por el costo de oportunidad que representa para el trabajador perder su empleo.
A pesar de que la NEK tiene elementos analíticos más sólidos y satisfactorios para explicar el grave problema del desempleo y otros fenómenos económicos actuales, la NEC ha ganado adeptos más rápida y ampliamente en muchas universidades y en los principales puestos de decisión de los gobiernos.
La investigación teórica continúa; sin embargo, falta más investigación aplicada que permita valorar empíricamente la capacidad explicativa de cada paradigma. El mundo de las ideas por fuerza tiene que contrastarse continuamente con la realidad.