Iván Restrepo
Planfosur: atentado a la ecología

Mientras por los cuatro puntos cardinales del país se lanzan programas para evitar el deterioro y lograr el desarrollo sustentable, instancias gubernamentales hacen lo contrario. Un ejemplo de lo anterior lo viven actualmente diversas comunidades del sur de Veracruz involucradas en un ambicioso proyecto de 25 millones de dólares para plantar con eucaliptos miles de hectáreas. En una primera fase, se contempla arrendar 20 mil hectáreas ejidales ubicadas en los muncipios de Las Choapas y Agua Dulce, con el fin de reforestarlas con dicha especie. La empresa Plantaciones Forestales del Sureste, Planfosur, filial de una trasnacional, figura al frente del negocio que le dejará a sus promotores jugosas utilidades pero pobreza a los campesinos y a las zonas donde éstos viven. En un reportaje de Roberto Morales del semanario Contacto que se edita en Coatzacoalcos, se dan los pormenores de lo que será otro atentado a la ecología con el visto bueno del gobierno.

Desde el mismo momento en que, hace dos años, Planfosur inició labores en los muncipios citados, especialistas y pobladores alertaron sobre los graves daños que a mediano y largo plazo se tendrán al ocupar extensas áreas con eucaliptos cuya madera, transformada en celulosa, sirve finalmente para elaborar papel en Estados Unidos. Hicieron saber a las autoridades sobre la negativa experiencia que otros países han tenido con tales plantaciones. A la vez, alertaron sobre el peligroso engaño que conlleva una falsa ``reforestación'' en base a una sola especie, en vez de las múltiples y diversas que existen en el trópico mexicano y son una de sus más preciadas riquezas.

Se trata de un nuevo intento por establecer plantaciones de eucaliptos en zonas privilegiadas del país. En efecto, hace cuatro años estuvo a punto de echarse a andar el primer programa en una comunidad indígena náhuatl del municipio de Pajapan, también al sur de Veracruz, y adyacente a la Reserva de la Biósfera de Santa Marta que dispone de un importante reducto de selva tropical y riquísima diversidad biológica. En este caso, se tenía contemplado sembrar 10 mil hectáreas so pretexto de un programa de ``regeneración ecológica y reforestación'', que no abarcaba las laderas erosionadas urgidas de atención inmediata, sino las mejores tierras de Pajapan: planas, profundas, cercanas a las vías de comunicación, lo que facilitaba sacar la madera hacia el exterior. Por fortuna, los indígenas, reconocidos científicos sociales, biólogos y otras agrupaciones civiles, encabezados notablemente por la investigadora Luisa Paré, hicieron frente común y obligaron a cancelar el proyecto, que contaba con el visto bueno de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.

Bajo la promesa de reforestar áreas ociosas o deterioradas, crear empleos, generar ingresos a comunidades pobres, los promotores de las plantaciones de eucaliptos ocultan que éstos favorecen la existencia de algunas especies en perjuicio de otras y contribuyen a la desaparición de insectos, pájaros y numerosos animales que cumplen un papel básico en el equilibrio ecológico. Igualmente, ocasionan efectos negativos sobre los mantos freáticos y pérdida de humedad en terrenos cercanos.

Otro inconveniente es el empobrecimiento de los suelos, pues la hojarasca producida por el eucalipto no se incorpora debidamente como materia orgánica, al grado que aporta menos nutrientes de los que extrae, obligando a la fertilización química de los suelos. Tailandia (en donde se impulsaron enormes plantaciones de eucaliptos para abastecer de madera a la industria japonesa), España, India y Portugal, son buenos ejemplos de los problemas que esa especie causó al ambiente y a la población.

En medio de una crisis que solamente aminora en los discursos de los funcionarios, sería necio oponerse a programas en beneficio del sector rural, por medio de medidas que permitan el uso racional y sostenido de los recursos naturales existentes, eleven el nivel de vida de sus pobladores, fomenten la creación de empleos, entre otros. Para el caso del sur de Veracruz resulta urgente alentar proyectos productivos integrados con actividades agropecuarias, silvícolas y ganaderas. En vez del monocultivo que significa la plantación, mejor optar por la diversidad para cubrir las demandas locales, regionales e internacionales. Y en beneficio de quienes más lo necesitan: los campesinos, no de las compañías trasnacionales, urgidas, como en el caso que nos ocupa, de materia prima barata, cercana a sus fábricas, salarios bajos y tierras de primera.

Hay en todo esto también violación a la legislación ambiental y el olvido de promesas oficiales hacia los campesinos. Al respecto, es necesario conocer si los inversionistas realizaron a satisfacción los estudios ambientales requeridos en estos casos; que muestren que no habrá cambios negativos en preciados ecosistemas. Además, las evaluaciones de tipo social que corroboren si los campesinos y sus comunidades resultarán efectivamente beneficiadas. Finalmente, pero no por ello en menor importancia, si no se caerá en una mayor dependencia hacia poderosos intereses nacionales y del exterior, con lo cual el país saldrá perdiendo otra vez. Mas tal parece que sobre las plantaciones de eucaliptos en el sur de Veracruz, la consigna de varias secretarías del estado es simple: dejar hacer, dejar pasar.