La Jornada 9 de mayo de 1996

El combate al delito desplazó a la prevención, aseveró el funcionario

Alonso Urrutia y Ricardo Olayo La vida social en México ha sido trastocada por la inseguridad pública, situación que se ha vinculado con la desconfianza que tiene la población hacia algunas instituciones, programas y servidores públicos como consecuencia de un desempeño policial caracterizado por el abuso, la prepotencia y la corrupción, sostuvo el secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, José Ernesto Gil Elorduy.

Durante el Foro Nacional de Seguridad Pública organizado por el PAN capitalino, el presidente nacional de ese partido, Felipe Calderón, dijo a su vez que en la actualidad ``el aparato de poder y el Estado mismo han sido penetrados en su complicidad por una organización que no actúa de manera aislada, sino que está financiada y organizada de manera precisa y a nivel internacional, como es el narcotráfico. Con ello, ha entrado en crisis la justicia con todo el sistema político''.

Por su parte, el dirigente del PAN en el Distrito Federal, Gonzalo Altamirano Dimas, consideró que los altos niveles de inseguridad comienzan a traducirse en fenómenos de ingobernabilidad. ``De hacerse más profundos los desequilibrios derivados de la ineficacia en la seguridad, ello podría traducirse en una ilegitimidad e incluso una crisis política que implique la desaparición de poderes y también la violencia''.

Durante el último día de trabajos del foro, Gil Elorduy señaló -en una ponencia enviada para su lectura- que sin duda la situación es preocupante y la inseguridad es el principal motivo de zozobra de la población. ``El bienestar, la seguridad, el patrimonio y la integridad física son perturbados a diario por a comisión de actos ilícitos'', dijo.

Agregó que para poder corregir errores y fallas es preciso partir de su reconocimiento: ``Es evidente que el desempeño de la mayoría de las instituciones policiales ha sido las más de las veces sin ética, sin técnica, carente de métodos adecuados y, sobre todo, sin un sentido de compromiso social''.

Manifestó que las acciones de combate a la delincuencia han resultado ajenas a la sociedad, que mantiene sus temores. Asimismo, la esencia de la seguridad, la prevención del delito, ha sido desplazada por el combate al delito consumado.

Al hablar de las reformas emprendidas en materia de seguridad y renovación policial, Gil Elorduy indicó que esto permitirá enfrentar mejor al crimen organizado, que con la disponibilidad de mayores recursos financieros y tecnológicos ha superado con relativa facilidad a los cuerpos policiales.

En su turno, Calderón Hinojosa expresó que en materia de seguridad pública a nadie escapa el hecho de que hemos entrado en una fase crítica y explosiva. ``Son las consecuencias de varios años de inestabilidad política y de confrontación permanente por el poder. La crisis política es el origen de la crisis económica que se expresa en recesión y desempleo, atraso y marginación''.

El dirigente panista sostuvo que en México, no se vive un Estado de derecho sino un estado de simulación de la ley, particularmente grave en la política porque implica la perversión del poder.

Afirmó que la inseguridad ha crecido enraizada en un sistema de complicidad de autoridades con delincuentes, pues quienes deben hacer cumplir la ley pasan por alto ese precepto. ``Cuando ese sistema de complicidad únicamente enfrentaba intereses particulares de la propia delincuencia y tenía límites que permitían ingresos para todos en el sistema político, no había riesgo''.

Hoy, agregó, ``con la penetración del narcotráfico y crecimiento de la delincuencia, el reto de la seguridad pública no es ya sólo para la integridad de los ciudadanos, es un reto al Estado mismo, es un reto completo a una sociedad que quiere ser país, Estado y gobierno propio''.

Altamirano Dimas apuntó por su parte, que los vicios de un sistema político autoritario y la utilización facciosa del poder han impedido la transición al Estado de derecho. ``El incremento de la criminalidad continuará si se mantiene el mismo aparato ruin, el cúmulo de irregularidades en los procesos, las deficiencias e injusticias o la impunidad''.

Por ello -abundó- es inexacto y falaz pretender que el fenómeno de inseguridad que padecemos emerge por el desarrollo del crimen organizado o por la crisis económica. Las bases y condiciones de la actual situación de inseguridad y de la actividad criminal estaban dadas en la corrupción policiaca y la autoridad judicial.

``La seguridad pública es una condición necesaria para la gobernabilidad y, por consiguiente, el fenómeno de inseguridad que vivimos en México, puede derivar en una espiral de ingobernabilidad en la que el poder público vea amenazadas sus capacidades para cumplir con sus fines'', concluyó.