La restructuración con la Ucabe salvó del embargo a 6 empresas
Roberto González Amador El proceso de restructuración de las deudas bancarias de 42 grandes empresas mexicanas con problemas de pago, que comenzó en febrero pasado, ha permitido que en los últimos tres meses seis de estas compañías se salvaran del embargo. Aunque otras dos se han declarado en suspensión de pagos, los promotores de esta iniciativa sostienen que antes de que termine el año se hayan sorteado las diferencias y las partes comprometidas arriben a ``soluciones equitativas''.
``El factor tiempo juega en contra de todos'', comentó ayer Alberto Molás, miembro de la Unidad Coordinadora de Restructuración Bancaria Empresarial (Ucabe), durante un desayuno-conferencia de prensa, en el que explicó que este es un organismo creado por un grupo de grandes empresarios para hacer frente común y negociar con los bancos mexicanos una restructura de sus deudas. ``Es difícil ponerse de acuerdo'', añadió, y expuso que tanto bancos como industriales hacen tiempo en busca de obtener beneficios para su causa.
La Ucabe fue creada en febrero a iniciativa de Eduardo Bours Casteló, principal accionista de Bachoco y ex presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA). La intención era restructurar las deudas de un pequeño grupo de empresas, las cuales por su tamaño y el monto de sus pasivos tienen un impacto significativo en la economía y en la conformación de la cartera de créditos del sistema bancario.
De acuerdo con información de la Asociación de Banqueros de México (ABM), el grupo de empresas que inicialmente se integraron a la Ucabe tenían contratados a diciembre de 1995 préstamos por 57 mil millones de pesos, una cantidad equivalente al 9 por ciento de la cartera de crédito del sistema.
``En estos meses hemos trabajado más en la capitalización de los adeudos. Lo que ha ocurrido en este tiempo es una dilución en la propiedad accionaria de las empresas, pero lo que buscamos, en principio, es que el monto de la deuda sea de una magnitud que pueda ser financiada por la empresa'', explicó Alberto Molás, también vicepresidente de Lehmman Brothers en México.
Hasta ahora la Ucabe ha promovido, como opción de restructura, el intercambio de deuda interbancaria entre los diversos bancos acreedores de las empresas. Aunque en el proceso las instituciones de crédito extranjeras se sienten un tanto relegadas, como lo reconoció Molás, la idea es que los bancos tenedores de una proporción menor de la deuda de estas empresas vendan esa cartera a las instituciones que detentan una mayor proporción de los pasivos. ``Se trata de reducir el número de partes involucradas para poder llegar más pronto a un acuerdo'', dijo.
Alberto Molás señaló que por ahora las negociaciones se centran en una deuda global por 6 mil 800 millones de pesos que tiene contratada ese grupo de 42 empresas.
A la fecha, agregó, de ese total de empresas dos están en suspensión de pagos --declinó dar nombres--, y seis más ya firmaron memorándums de entendimiento, con los cuales se frenaron los embargos.
Explicó que la Ucabe fue concebida con un carácter temporal, y en los próximos tres o seis meses desaparecerá para dar paso a un periodo de transición en el cual se creará un organismo encargado de vender los activos implicados en el proceso de negociación.
Fuentes bancarias indicaron que, dentro del proceso de restructuración, los bancos acreedores reciben como parte del pago de los pasivos una proporción del capital accionario de las empresas. ``La idea de los bancos no es convertirse en propietario de esas empresas. Recibimos las acciones pero nuestra intención es venderlos en el menor plazo posible'', dijo un importante banquero.
Esa es la impresión que tiene Molás. De hecho, manifestó que los dueños originales de las acciones tendrán preferencia al momento de la venta, con el fin de que recuperen su capital.
También habló de la molestia que ha despertado entre bancos extranjeros el proceso de negociación seguido hasta ahora por las empresas cercanas a la Ucabe. ``Efectivamente existe molestia en ese sector, porque en el proceso se ha establecido comunicación con el acreedor que detenta la mayor parte de la deuda, y en todos los casos son bancos mexicanos los mayores prestadores. De las 42 empresas, sólo tres tienen deuda con extranjeros''.