La sanción de EU impide exportar hasta 40 mil toneladas anuales
Oscar Camacho Guzmán y Angélica Enciso Cinco años de embargo atunero han dejado en México un panorama ``desolador'' en la industria del túnido: cementerios de barcos, pérdidas millonarias, desaparición de miles de fuentes de trabajo, directas e indirectas, así como puertos en los que la actividad atunera sólo sobrevive para el consumo interno y sin perspectiva de recuperación a mediano plazo.
De acuerdo con información de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap), así como de la comisión del ramo en la Cámara de Diputados, las pérdidas acumuladas en el lustro del boicot estadunidense ascienden a mil 300 millones de dólares, al dejarse de exportar anualmente entre 30 mil y 40 mil toneladas de atún, cantidad que representa el 75 por ciento de la producción atunera nacional registrada en el año previo al embargo.
Las pérdidas se derivan del embargo primario que estableció Estados Unidos y del secundario, que en consecuencia realizan países de Europa y Japón, los cuales enfrentarían sanciones comerciales al adquirir el producto mexicano.
En cifras comparativas, las pérdidas acumuladas por el embargo representan --al tipo de cambio actual-- 9 mil 750 millones de pesos, y esta cantidad es mayor en mil millones a todo el presupuesto que el gobierno asignó este año al sector salud. Estas pérdidas equivalen también a una cantidad similar a lo asignado para el desarrollo regional de todo el país en este año, así como al presupuesto de la Semarnap en 1996.
De los efectos ``demoledores'' que ha provocado el embargo atunero en los ingresos del sector, habla el hecho de que los mil 300 millones de dólares en pérdidas representan también el equivalente a cuatro veces el superávit de la balanza comercial que tuvo todo el sector pesquero durante 1995.
Según información de la propia Semarnap, el impacto del boicot se manifestó en la reducción de la flota atunera. De 57 barcos grandes que había antes del embargo, quedaron 40 embarcaciones tras el bloqueo, cantidad que representa una baja de casi el 30 por ciento. El destino de estas 17 embarcaciones ha sido el de la venta --en algunos casos-- a otras flotas o bien el de la inactividad en los últimos años.
A juicio del legislador panista, Jorge Catalán Sosa, integrante de la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados, el embargo estadunidense ha ocasionado tales daños al sector, que en caso de que sea levantado el boicot, México sólo podrá reactivar su producción en no menos de cinco años.
Cabe recordar que el miércoles pasado, 8 de mayo, se dio en Estados Unidos el primer paso para terminar con cinco años de embargo atunero por parte de ese país en contra de México, cuando el Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes votó a favor de reformar la legislación actual en la que se basa el boicot.
El gobierno de México y los productores del ramo esperan ahora que para el próximo 15 de junio, cuando se reúnan los plenos de las cámaras de Representantes y de Senadores del Congreso estadunidense para analizar la iniciativa, ésta cuente con el voto aprobatorio que permitiría de nueva cuenta la comercialización del atún mexicano en Estados Unidos.
Es preciso señalar, no obstante, que aun cuando se levante el embargo al túnido, México no podrá entrar de lleno a comercializar sus productos atuneros sin restricción alguna, ya que se requerirá todavía la modificación de la Ley de Mamíferos Marinos, la cual establece que en la pesca del producto no debe cercarse ni morir ningún delfín, lo cual en los hechos es técnicamente imposible y ambientalmente más pernicioso.
Según han señalado las autoridades mexicanas, causa menos daños al medio ambiente la pesca con muertes bajas de delfín que pescar en las costas, debido a que con este método se depreda el medio ambiente marino.
En el Congreso estadunidense, el cambiar el etiquetado ``dolphin safe'' (libre de delfín) y el método de pesca cercando delfines, son los puntos principales de controversia, pues algunos legisladores sostienen que es insuficiente salvar a esos cetáceos en la captura del túnido, debido a que sufren estrés aun si son liberados.
Para las autoridades ambientales no existe un método más sustentable para la pesca de atún que el que realiza actualmente México, ya que la captura de delfín por lance es de 0.4, y al año la mortandad de esta especie por esta causa no rebasa los mil 500 ejemplares.
La pesca de atún sin delfín únicamente se puede dar en la costa, pero de hacerse así habría un ``descalabro ambiental'', ya que ahí es donde se llevan a cabo los procesos reproductivos de las especies marinas, ha dicho la titular de la Semarnap, Julia Carabias.
Las autoridades ambientales del país no sólo apuestan al levantamiento del embargo atunero, sino a la modificación del etiquetado ``dolphin safe'', con lo cual se puede tener una producción de entre el 75 y el 80 por ciento. De no modificarse el etiquetado con esa concepción, el riesgo podrá ser pescar en la costa, con el consecuente peligro ambiental, o desincentivar los avances que se han dado.