10 DE MAYO, FIESTA NACIONAL
Miriam Posada García Aunque la crisis esté gruesa, pocos mexicanos se perdonarían no regalarle a su madre ``aunque sea'' un ramo de flores, llevarla a comer o comprarle un regalo al alcance de sus posibilidades. La ciudad se convirtió en un caos desde la madrugada cuando estudiantinas, rondallas improvisadas y solitarios espontáneos invadieron las calles para desvelar a los vecinos y soltar de su ronco pecho canciones en honor a la progenitoras.
En un loco afán de demostrarles a sus mamás todo el amor que les tienen, aunque el resto del año los amorosos hijos se la pasen con gritos, malas caras e incluso una que otra mentada, los capitalinos abarrotaron el mercado de Jamaica y el de las flores de Xochimilco, donde hubo desde ramilletes de 10 pesos de desfallecidas orquídeas, hasta suntuosos arreglos con más follaje que flores y frutas de hasta 400 pesos.
En algunos restaurantes se tuvo que hacer
fila
para que la madre comiera o cenara.
Foto:
Guillermo Sologuren
Jóvenes casi todos los compradores, salían de los mercados con un ``modesto'' ramo de rosas de 50 pesos, margaritas, azucenas, nardos, claveles, alcatraces, jazmines, inmortales, crisantemos, de 10 a 25 pesos, rollos de gladiolas de 70 pesos, y los más sofisticados con tulipanes holandeses de 70 la decena, o arreglos con gerberas, lilys, aves del paraíso, asantos, hawaianas, todos de ``importación''.
Las madres más afortunadas se salvaron de guisar, pero tuvieron que hacer colas de hasta dos horas para poder desayunar o comer en algún restaurante que ofrecía buffetes desde 18 hasta 60 o 70 pesos. Otras fueron agasajadas por sus hijos con comida casera, pero en medio de las cada vez menos usuales reuniones familiares.
En cambio, otras mujeres también madres, y que por lo regular nadie las imagina así, celebraron su día trabajando un rato y luego con los hijos.
Las sexoservidoras de La Merced no pudieron descuidar del todo sus horarios de trabajo, debido a que ``aunque uno quisiera estar todo el día con los hijos, la vida está muy difícil y tenemos que salir a buscar el dinero''. Las mujeres de la calle dijeron que ``es cierto que tenemos nuestros hijos, pero tenemos que mantenerlos, así que hay que salir a trabajar para hacer aunque sea dos o tres veces y regresar con unos pesos para festejarnos''. La mayoría de las trabajadoras sexuales que tienen hijos son el sostén de su casa, ``pero claro que ellos no saben a lo que nos dedicamos, porque si supieran a lo mejor ni nos festejaban nada''.
Así que las decenas de ``meseras, enfermeras, vendedoras y empleadas'', acudieron a su ``centro de trabajo'' y después de la ardua jornada convivieron con su familia.
Las oficinas también fueron un desastre porque en la mayoría les dieron el día a las madrecitas, quienes al parecer ``tienen todo bajo control''. Los empleados que se quedaron a cargo no fueron capaces de proporcionar ni un número telefónico, ni información alguna a pesar de ser compañeros de trabajo de las festejadas.
Mientras ellos se las veían negras tratando de sacar el trabajo del día las madres asistieron al tradicional festival del 10 de mayo que se organiza en las escuelas, y disfrutaron del encanto que les provoca ver a sus hijos difrazados de conejos, pollos, odaliscas, gitanos, charros, norteños o jarochos, según el repertorio.
Como cada año, a México le dio ``mamitis'', las estaciones de radio tocaron las melodías más empalagosas en honor a las madres ``este 10 de mayo que seas dichosa, que goces la vida, que seas feliiiiz'', y las tiendas se abarrotaron con compras de última hora.
Pero como nunca falta un pelo en la sopa, una mujer que al parecer no tuvo... ganas de ser madre abandonó a un recién nacido desnudo y sin alimento entre los portales de la Plaza de Santo Domingo.
El pequeño de apenas cuatro horas de nacido fue rescatado por paramédicos del Escuadrón de Rescates y Urgencias Médicas (ERUM).
Y para rematar la celebración otra mujer con pocos instintos maternos abandonó en un bote de basura a una niña de cinco horas de nacida, quien fue encontrada muerta en el paradero del Metro Chapultepec.
Once de mayo. La armonía del cariño materno se desvanece. Pero no hay motivo para olvidarse de las madres, y si por las dudas ocurriera no falta quien nos la recuerde