Aborto, sida y perspectivas de género, inquietudes: Celam
José Antonio Román, enviado, y Gerardo Rico, corresponsal, Guadalajara, Jal., 10 de mayo No hay nación de América Latina que no se vea agobiada por el ``terrible flagelo'' de la droga y el narcotráfico, que ahora también ha incursionado de forma ``desvergonzada'' en el ámbito político, afirma el documento final del II Encuentro de Presidentes de las Comisiones para la Doctrina de la Fe del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
``Con la tentación del dinero fácil, el narcotráfico no repara en los miles de víctimas que están sembrando de luto y dolor a las familias y a las sociedades latinoamericanas. Esto añade complejidad a la ya difícil situación económica del continente, en donde el modelo mercantilista está empobreciendo cada vez más a nuestros pueblos''.
El documento, presentado en conferencia de prensa por el presidente del Celam y arzobispo de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, se refiere también a los desafíos que cuestionan severamente la fe católica en América Latina.
Se menciona entre ellos el secularismo, la proliferación de las ``sectas'' protestantes, el New Age y el surgimiento de una teología indígena reduccionista que limita a estos pueblos a una instrumentación folclórica o turística, sin olvidar desde luego la situación de pobreza que existe en la región.
Con especial énfasis, se cita también la preocupación que tiene la Iglesia católica por los diferentes proyectos de leyes a favor del aborto, la esterilización masiva como criterio de control natal, la eutanasia, el transexualismo y las perspectivas de género.
``Es preocupante la cantidad de embriones congelados que se conservan en muchas naciones como producto de experimentos emprendidos precipitadamente, sin medir las consecuencias, y que esperan un destino incierto que bien podría calificarse como un futuro genocidio''.
Tampoco se ha podido ignorar la gravísima problemática derivada de la pandemia del Sida, reflejo de una sociedad que no asume la sexualidad en su auténtica dimensión humana, y para la cual se presentan soluciones insuficientes, ya que no se dirigen al fondo del problema.
El comunicado resumió las principales conclusiones de la reunión que duró cinco días entre los presidentes de las comisiones doctrinales de las 22 conferencias episcopales de América Latina, convocada por la Pontificia Congregación para la Doctrina de Fe, bajo la presidencia del cardenal Joseph Ratzinger, religioso de trascendental importancia en la curia romana, después del papa Juan Pablo II y del secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano.
Se señala en el documento que el panorama mundial presenta desafíos que cuestionan fuertemente a la fe cristiana. Es el caso del relativismo que, cimentado en filosofías de corte inmanentista, no deja espacios para lo sobrenatural.
Esto se refleja inmediatamente en el problema del disenso, incluso entre católicos, sobre todo en problemas éticos cotidianos, tales como el respeto por la vida humana en todas sus etapas, legislaciones que contradicen los valores morales y la conciencia del legislador y del político católico frente a distintos proyectos de leyes que atentan contra la vida.
Durante esta reunión, la jerarquía eclesiástica de América Latina dedicó el último día a discutir sobre la proliferación de las ``sectas fundamentalistas'' y de los nuevos movimientos religiosos. El texto señala que muchos de estos grupos ni siquiera pueden llamarse cristianos y ``desorientan'' a muchos fieles que carecen de la adecuada educación en su fe católica.
En este apartado se cita al movimiento del new age, que constituye también un ``desafío pastoral urgente'' en toda América Latina, al aprovecharse del sentimiento superficial sin crear lazos de compromiso con el prójimo y ``tiende a convertirse en una religión sin Dios''.
Otro tema que se abordó fue lo que tiende a convertirse en una teología india: ``Particularmente importante nos ha parecido el acompañamiento de la reflexión teológica a partir del mundo indígena y afroamericano, que va surgiendo como una alternativa a reduccionismos de antropólogos con tendencias de arqueología o a una instrumentación folclórica o turística.
``En cada uno de nuestros hermanos, ya sea indígena, afroamericano o mestizo hay una persona humana que merece el más profundo respeto y también una teología que le ayude a una vida digna y a una comunión con Dios y con sus semejantes''.
Finalmente, se destaca que dentro de la misión del obispo está el iluminar las situaciones difíciles y complejas con los criterios del Evangelio, lo cual es un factor de cambio profundo en la sociedad al señalar un camino concreto en la construcción de un mundo más humano y justo, donde todos tienen cabida y pueden contribuir al bien común.
Es por ello que la Iglesia está comprometida a promover la presencia completa e inalterada del Evangelio, concluye.