Se manipula a indígenas y a sus culturas, acusa el cardenal
José Antonio Román, enviado, y Gerardo Rico, corresponsal, Guadalajara, Jal., 10 de mayo La Teología de la Liberación, las ``sectas'' protestantes y los nuevos movimientos ``indigenistas'' son los principales problemas doctrinarios que enfrenta América Latina, afirmó aquí el prefecto de la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger.
El prelado dijo que desviaciones doctrinarias las hay en todo el mundo, no sólo en América Latina, ``y las ha habido en todos los tiempos, incluso en el medioevo, que aparece como la era más cristiana en la historia de la Iglesia''.
En la conferencia de prensa final del II Encuentro de Presidentes de las Comisiones Doctrinarias del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el cardenal Ratzinger señaló también la necesidad de respetar las tradiciones culturales de los pueblos indígenas, pues éstas fueron ``sofocadas'' con la Conquista y la vida posterior a ella. Sin embargo, aclaró que este ``ahogamiento'' no es exclusivo de esa época.
Ahora, en nuestro tiempo -dijo-, se dan ese sofocamiento y marginación. ``Aquí se ha hablado de una nueva manera de manipular a los pueblos indígenas y a sus culturas. Han venido antropólogos, pseudoteólogos y otras personas muy partidarias del indigenismo, que quieren tener a los indígenas como piezas de museo u objetos de folclor para atraer turismo. Estas personas quieren que (los indígenas) se vistan como hace 500 años, que no progresen, porque si lo hacen se acaba ese folclor y dejan de ser objeto de estudio para estos antropólogos que nos han visitado en los últimos años''.
Ratzinger señaló también que los pueblos indígenas tienen el derecho a conservar sus valores, a que se les respete como personas y a integrarse como tales a la comunidad mundial, además de que estas culturas tienen mucho que ofrecer, grandes valores humanos y religiosos que enriquecerían el pueblo donde están, la cultura y a la Iglesia.
Más adelante se refirió a los problemas sociales que enfrenta nuestro continente, que a su juicio son la pobreza y todos los males que con ella se engendran. También citó a las ``sectas fundamentalistas'' y al creciente secularismo, aunque en este último caso, aclaró, es un fenómeno mundial y no sólo privativo de esta región del continente.
Al abundar sobre las desviaciones doctrinarias, el cardenal de la curia romana citó en primer lugar a la Teología de la Liberación, que apareció en las décadas de los 70 y 80, y que tuvo una desviación en su aspecto más extremo, que fue entrar en contacto con el marxismo e inspirarse en él para hacer sus planteamientos.
No obstante mencionó que una vez que el marxismo cayó, dicha teología ``ha venido a menos'', pero permanecen los problemas a los que es necesario dar respuesta, tales como el hambre, la miseria y la injusticia social. ``Esta teología ha venido a menos pero las respuestas a estos problemas tampoco deben faltar por parte de la Iglesia'', insistió.
Más adelante, el cercano colaborador del papa Juan Pablo II, y quien tiene a su cargo la defensa de la doctrina católica en el mundo, mencionó a las ``sectas'' y al New Age. Apuntó que este nuevo movimiento de la Nueva Era, de origen norteamericano, también es una ``secta'' difusa que se presenta como muy acogedora y espiritualista, que atrae a los católicos poco informados porque les permite que sigan con su fe, pero asumiendo sólo los elementos que les parezcan bien.
En sus respuestas -traducidas del italiano por el cardenal Juan Sandoval Iñiguez- Ratzinger citó como desviaciones doctrinarias a aquellos movimientos que van queriendo una teología india y valerse de estos pueblos para proponer puntos de vista particulares, sobre todo para hacer una regresión y dejar a un lado el cristianismo.
``Quieren resucitar los ritos, creencias y religiones de los indígenas, como cuando estaban antes de la Conquista, como si el Evangelio hubiera sido opresor. La conquista sí, pero el Evangelio es la salvación del hombre'', dijo el prelado.
Por su parte, el presidente del Celam, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, presente en la conferencia de prensa realizada en la Casa de Ejercicios del Seminario de Guadalajara, señaló que la preocupación de los obispos está en fortalecer la fe y superar el divorcio que existe entre la fe y la vida.
Dijo que así se evitaría que hubiera personas que se declaren católicas, pero que no lo reflejen en su actitud frente a la vida, ni en sus actos en el ámbito político, económico y social, y en la construcción de una mejor sociedad.
``Yo puedo decir que las desviaciones doctrinales en América Latina, nos preocupa en cuanto a ese divorcio entre la fe y la vida. No es que exista un cisma o enfrentamientos tan rígidos; más bien se nos presenta el desafío a la indiferencia o una actitud frente a un supermercado religioso, donde cada uno se siente autorizado a escoger lo que le gusta de la doctrina cristiana. Y eso no puede ser''.
Insistió en que la preocupación pastoral de los obispos es impulsar la nueva evangelización, consolidar la fe a través de la catequesis, la educación sistemática y organizada de la fe, para que se supere ese divorcio.
Por otra parte, consideró que la Iglesia católica ha encontrado ``poco a poco'' que los distintos gobiernos escuchen con más frecuencia e importancia la voz de los obispos.
Este diálogo ha sido motivado por los pronunciamientos y cartas pastorales, por manifestaciones del magisterio en relación a algunos problemas puntuales como son las elecciones, la pobreza y el narcotráfico, entre muchos otros.
Recordó que el Papa ha pedido con insistencia a los obispos tener y continuar un diálogo con todos los sectores sociales y políticos, con economistas, con los organismos financieros, a fin de tratar de influir en sus gobiernos para mitigar los graves problemas, como el asunto de la deuda externa y el modelo económico que impera en la actualidad.