El ``fin de la paciencia'' de los mexicanos o una reacción del ala dura del PRI podría ``abortar'' la recuperación: Ciemex-Wefa
Raúl Llanos Samaniego El escenario de riesgo para México en este año sigue latente. El ``fin de la paciencia'' de los mexicanos o la reacción del ``ala dura'' del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al temor de perder las elecciones de 1997 pueden ocasionar el retorno a la incertidumbre, la salida de capitales, el desplome de las reservas y el disparo de la paridad cambiaria, advierte la firma Ciemex-Wefa, y considera que de agravarse el clima socio-político en 1996 la recuperación económica ``abortaría'' y agravaría el desempleo y el descontento social.
En su análisis más reciente, la empresa consultora también presenta otro panorama para México: el de la ``reactivación moderada'', que indica: ``Estamos tocando fondo y la recuperación se iniciará durante el segundo trimestre en curso, proyección que se ha apuntalado al observar la información del primer trimestre''.
Sin embargo, Ciemex-Wefa puntualiza que la balanza aún no se inclina de manera definitiva hacia algún lado, por lo que los próximos meses serán claves para conocer el desenvolvimiento de la economía mexicana en 1996. ``Tendremos que mantenernos abiertos y atentos a los indicadores económicos y muy particularmente a los acontecimientos sociales y políticos en lo que resta del año'', señala.
Abel Beltrán del Río, director de la firma especializada, indica que de no presentarse hechos políticos o sociales graves, ``sorpresas'' o ``nubarrones'' durante los próximos dos años, se lograrán alcanzar las metas oficiales en crecimiento y empleo en el último trienio 1998-2000; ``de no ser así -agrega-, estaríamos en el escenario de riesgo, en el que incluso se llegaría al extremo de engendrar una crisis nacional de primera magnitud''.
De acuerdo con su estudio, del 30 de abril, sigue configurándose claramente la perspectiva de alcanzar las metas originales zedillistas, de 5 por ciento de crecimiento y 3 por ciento de empleo, con una inflación cercana a un dígito para el periodo 1998-2000.
``Si a lo económico se le añaden, además, los avances de la reforma política, consistente más en cerrar la brecha entre la letra y la práctica democrática, el presidente Ernesto Zedillo confirmaría en el año 2000 la regla de que los presidentes mexicanos dejan el poder con una imagen opuesta a la que tienen cuando inician'', destaca el documento.
En este contexto, Ciemex señala que salvo en lo social, lo peor ya pasó o está pasando. En lo financiero se evitó la suspensión de pagos externos y el colapso del sistema bancario, a la vez que se reinició el flujo de financiamiento exterior. En lo económico, aunque la caída del PIB continúa, es a menor ritmo. Los riesgos catastróficos políticos también ya quedaron atrás, aunque quedan todavía por delante los azares de la transición a la democracia.
Respecto a las estimaciones para este año, la firma consultora precisa que el crecimiento del PIB será de 3 por ciento y la inflación de 28 por ciento, mientras que el tipo de cambio cerrará entre los 8.75 y los 9 pesos. El empleo, en tanto, crecerá entre 1 y 1.5 por ciento.
Más adelante, el organismo privado reconoce que en este contexto la enorme descapitalización posdevaluatoria es un obstáculo a la recuperación. ``Las prórrogas y condonaciones de deudas son una parte de la solución, y no sólo un ingrediente indispensable de la recuperación económica, sino de la paz social''.
En cuanto al ``escenario de riesgo'', la creación de plazas laborales sería nula; la recuperación se retrasaría hasta 1997 y no se alcanzarían las metas oficiales de empleo y crecimiento. Se alargaría la turbulencia cambiaria y financiera que se vivió en 1995, mientras que la inflación superaría 35 por ciento y habría nuevos deterioros socio-políticos y la continuada oclusión del sistema crediticio y financiero.
Por último, el documento de Ciemex-Wefa considera un ``escenario de oportunidad'' con muy pocas posibilidades de darse, y que estaría caracterizado por crédito e inversión extranjera suficiente en el corto y mediano plazos; crecimiento del PIB de 3.5 por ciento; inflación de 25 por ciento y mayor dinamismo respecto a las exportaciones