Ricardo Alemán Alemán
Itinerario político

Promueven fuera lo que en México ni se conoce
No es más saludable un debate en México?

Durante el primer año de gobierno de Ernesto Zedillo, cuando el Ejecutivo pareció sufrir una adicción por las entrevistas a los medios extranjeros por lo menos 20 en ese tiempo, cuando los mexicanos teníamos que enterarnos en la prensa foránea de las posturas presidenciales sobre los problemas nacionales, las críticas a mandatario proliferaron, hasta el extremo de que la política de comunicación social inauguró las saludables conferencias de prensa, que luego sin explicación fueron canceladas.Más aún, cuando Ernesto Zedillo viajó a España, en la segunda mitad de enero de 1996, y ante integrantes de la Fundación Ortega y Gasset definió la transición mexicana, habló de la reforma política, de la sana distancia del PRI frente al gobierno y en general de la relación del gobierno con los partidos políticos, también hubo fuertes críticas a la postura presidencial y no faltaron quienes, desde las posturas partidistas de oposición, señalaron que esas opiniones, que ese debate, debía darse en México, ante los mexicanos.Ayer no fue Zedillo quien prefirió hablar de México fuera de México. No, en esta ocasión fueron los líderes del PRI, PAN y PRD, Santiago Oñate Laborde, Felipe Calderón Hinojosa y Porfirio Muñoz Ledo, algunos de los cuales llegaron a criticar fuerte las entrevistas a medios extranjeros y las definiciones sobre la democracia mexicana expuestas fuera del país.

No es criticable, como pudiera suponerse, que desde el Ejecutivo, pasando por los líderes del Congreso o los dirigentes partidistas, se responda en el exterior a las inquietudes empresariales, gubernamentales o de fuerzas políticas foráneas, sobre todo de importantes bloques financiero-empresariales que han mostrado interés en las inversiones en nuestro país.

No, lo que supone no sólo una estrategia sino hasta una falta de respeto para los mexicanos todos, no es que se hable y se exponga fuera lo que interesa en el extranjero, sino que se prefieran esos foros para hacer, para decir lo que no se hace y no se dice en México, frente a los mexicanos, que al final de cuentas somos quienes enfrentamos y padecemos lo que se hace y dice en el extranjero.

Y si son contadas las ocasiones en que Zedillo ha ofrecido entrevistas a medios mexicanos, las veces en que ha respondido a las preguntas y preocupaciones de los mexicanos, también resulta inédito que los tres dirigentes partidistas se encuentren con un grupo de empresarios y políticos para exponer y responder preguntas sobre lo que pasa en México.La última ocasión en que tres dirigentes se encontraron y se expresaron públicamente sin preguntas del auditorio y menos una conferencia de prensa fue el 17 de enero de 1995, cuando se firmaron los fracasados Principios de Acuerdo para una reforma política del Estado.

Efectivamente es importante y simbólico que los problemas de México se discutan fuera del territorio nacional, pero es más importante y no sólo simbólico, sino urgente, que como ocurre en la prensa extranjera, como ocurrió en la Fundación Ortega y Gasset y como se produjo ayer en Nueva York, en el exclusivo Waldorf Astoria, a instancias de la ``prestigiada'' revista The Economist, también se discutan en México, de cara a los mexicanos.

O no podríamos los mexicanos, con mayor conocimiento de causa, interrogar con mayor profundidad a Oñate, a Calderón o a Muñoz Ledo? No las conferencias de prensa con Zedillo eran casi siempre más profundas que las de los medios extranjeros? O no quieren y merecen los mexicanos que los líderes partidistas más importantes se digan y contradigan frente a las cámaras de su país?En realidad, la visita de los tres líderes partidistas PRI, PAN y PRD en Nueva York, ante una selecta concurrencia para hablar sobre la reforma política del Estado, parece ser parte de esa estrategia gubernamental para vender fuera, ante los inversionistas extranjeros, en donde se deciden las políticas que padecemos los mexicanos, lo que aquí ni siquiera ha sido conocido plenamente por todos los ciudadanos; la reforma política del Estado, que por cierto no se sabe si será realidad.

No extraña, aquí sí, que el PRI pretenda vender una imagen inexistente de México. Tampoco sorprende que debido a su alianza con el gobierno, el PAN que se mantuvo ajeno a la reforma del Estado en México, en Nueva York le entre a la disputa de la paternidad de las propuestas para la reforma electoral. Lo que desentona es la postura del PRD, la que sin embargo confirma lo que se dijo aquí no hace mucho: la alianza del régimen corre por una doble vía, la del PAN y la del PRD.

En el camino

Por cierto, no se sabe si en la conferencia que ofrecieron a puerta cerrada Oñate, Hinojosa y Muñoz Ledo se habló sobre Chiapas, sobre casos como el de Colosio y en general sobre la crisis de credibilidad que enfrenta no sólo el gobierno, sino los partidos políticos.