Bernardo Bátiz V.
Fox y Pemex

Tuvo que ser en Nueva York en donde el gobernador neopanista de Guanajuato, afirmara que su partido apoya la privatización de Pemex; aprovechó el viaje para también decir lo que ya se sabía, que él, Fox, está de acuerdo en la política de libre mercado.

Esto es, Fox buscó congraciarse con el auditorio de la Americas Society, formado por empresarios y no tuvo empacho alguno en exponer con toda crudeza su verdadera posición política y económica, consolidada en su mente pragmática, quizás cuando fue jefe de los vendedores de Coca-Cola en este país. Fox es simpático; fue uno de ``los mosqueteros del Maquío', así llamado en la quincuagésima cuarta legislatura, y a imitación de su modelo, usa expresiones populacheras; aunque con más acartonamiento que Clouthier asume, como él, que los principios del PAN coinciden con los de la libre empresa y cuando habla de que quiere ir a ``trabajar la tierra'', en realidad está pensando en invertir su dinero para que otros, los peones, la trabajen por él.

Fox tiene sin duda muchas cualidades para los partidarios del liberalismo capitalista; es un líder carismático, ha sido ``sincerote'', lo mismo cuando dijo que había que mandar de vacaciones a la doctrina del PAN, que ahora cuando afirma que Pemex debe ser puesto en venta.

Se olvida sin embargo, en su afán de ``autenticidad'', que milita en un partido y que el presidente de ese partido se ha propuesto correrlo de la derecha al centro, esto es, acercarlo de nuevo a sus principios, a la doctrina olvidada por ahí en algún cajón de un viejo archivero, doctrina que es nacionalista, hispanoamericanista y patriótica, y que en ninguna parte ni en plataformas políticas o programas de acción ha planteado la privatización de Pemex.

Por el contrario, Efraín González Luna era un crítico del capitalismo, y otro fundador Juan Landerreche fue siempre un defensor de la expropiación petrolera.

Fox habló en Nueva York y con sus palabras confirmó lo que aquí en México se sabe de sobra: que su partido perdió el rumbo, que se convirtió en representante de la extrema derecha y que al mandar de vacaciones a la doctrina, mandó también de vacaciones la memoria, la tradición intelectual y, de paso, el patriotismo.