Acaba de salir a librerías, aunque con colofón de noviembre de 1995, en la serie ``Biblioteca del Estudiante Universitario'' de la Universidad Nacional Autónoma de México (esa famosa y formidable serie ideada por Francisco Monterde hace como 60 años) Las ideas y las letras, de José Gaos, prólogo y selección de Fernando Salmerón crédito que sólo aparece, y me parece mal en la portadilla y no en la portada del libro.
De pasadita diré que los volúmenes de la Biblioteca del Estudiante Universitario se han ido mediocrizando en su aspecto físico. Digo, frente a aquéllos que conocimos y manejamos en nuestros ay! lejanos años mozos, ilustrados con viñetas de Prieto, Capdevila, aun de Beltrán. Este trae como viñeta en portada un dibujo a línea de Gaos como de 50 años, ya pelón, duro pero bueno, de Salvador Pruneda, cuyo crédito no he encontrado ni en la página del ``copy right'' ni en el colofón ni en la ``solapa''.
Las ideas y las letras agrupa cinco ensayos, a saber: ``La personalidad de Descartes'' (su primera importante conferencia en el Ateneo Español de México), ``El tema del Quijote'', ``El sueño de un sueño'' (Sor Juana), ``El pensamiento hispano-americano (sic). Notas para una interpretación histórico-filosófica'', ``Alfonso Reyes o el escritor''.
Imposible, desde luego, ocuparme en este espacio de tanta riqueza de temas. Los ensayos se escalonan desde el temprano sobre Descartes (ah, qué añoranza de haberlo oído!); y no olvidemos, por ejemplo, que Justino Fernández decía y escribió que no habría podido adentrarse en la mecánica del cubismo sin haber asistido previamente a aquel célebre seminario de Gaos sobre Descartes. A lo que tuvo la respuesta de Gaos en un texto casi perdido en la solapa del Prometeo de don Justino, donde dice que la rareza de este crítico e historiador del arte es que ``filosofa''. En todo caso la relectura de textos leídos hace tanto o tempora o mores es una gimnasia intelectual de lo más sabroso que pueda encontrarse.
El tema central de su Quijote es la cuestión de la realidad versus la irrealidad. No recuerdo de Gaos aunque seguramente no lo he leído todo una sola cita de Benedetto Croce. Pero seguramente se lo sabía. Croce y Ortega y Gasset (el maestro de Gaos), ambos formados en la filosofía alemana, ambos rondando a Husserl, son, quizá por eso mismo, los polos opuestos.
Nada más ajeno al feroz idealismo de Croce que la blanda actitud historicista de Gaos. (No olvidemos que Croce escribió un libro de 400 páginas, la Storia del'et'á barocca, libro que supongo que soy uno de los pocos vivos que lo ha leído, cuya tesis es que lo barroco es el resultado de la sífilis, que reblandeció el cerebro de los europeos).
El idealismo exacerbado de Croce era inadmisible para Ortega y para su discípulo Gaos. Pero vayamos por partes. No conozco textos más cercanos que el Descartes de Gaos (en este volumen) y el Corneille de Croce, que es como de 1923.
``Vengamos a lo de ahora'', como dice ni tocayo Jorge Manrique. Para tratar el tema realidad-irrealidad, capital en la historia de Alonso Quijano el bueno, Gaos se pasea por Shakespeare (sobre todo Hamlet y La tempestad) textos que son estrictos contemporáneos de Cervantes, por Calderón y por Corneille, y por su bien conocido Descartes.
Consigue, así, una imagen de un tiempo entre los muy finales del XVI y los prolegómenos del XVII.
Realidad, irrealidad. Sueño, vigilia. Locura. Sobre todo locura. La locura falsa y sin embargo real de Hamlet. La locura de don Quijote, el tema capital de la novela sublime. Quién no ha llorado, leyendo el final de la segunda parte de Quijote, en ese momento en el que se reconoce loco?Siendo tan sabio Gaos, no sabía todo. En su ensayo sobre el Quijote delínea un espacio-tiempo, entre 1605 y 1625 más o menos. Su concepción de historia de la cultura es patente en ese ensayo como en ningún otro que yo recuerde. Pero no conoció a Bernardo de Balbuena que en esos años escribía, ni aquel trozo que se inicia... ``todas las cosas que en el mundo vemos,/cuántas se alegran con la luz del día/ aunque de sus lenguajes carecemos/ su habla tienen, trato y compañía..."; y ya hacia el final: ``Mas aquel que, por suerte venturosa/ y favorable rayo de la estrella,/ la voz de esta armonía milagrosa/ libre de imperfección llega a entenderla... Don Quijote en América (u Homero en Cuernavaca de Reyes).
Gaos caracteriza un tiempo, el de Cervantes escribidor del Quijote. Arranca de Galileo, transcurre por Shakespeare, por Calderón, por Corneille, para rematar con su querido Cartesio. En esos años cincuenta en que escribió, el término manierismo apenas alboraba en lo referente a las artes plásticas (y Gaos fue bastante hosco al fenómeno artístico). No se entendía como un término de cultura. Quizá lo único que le faltara a ese formidable ensayo fuera precisamente el concepto (no suficientemente redondeado) de manierismo.