La Jornada 15 de mayo de 1996

PRI, AN y PRD: crucial para el futuro, la transición que vive México

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 14 de mayo Los presidentes del PRI, PAN y PRD coincideron hoy en que hay un proceso de transición en México que esto condicionará el futuro inmediato del país y sus posibilidades para superar su actual crisis.

Pero en el contexto del mismo foro, organizado en Estados Unidos, donde hablaron los dirigentes de los tres principales partidos políticos mexicanos, hubo también un consenso entre empresarios, inversionistas y analistas estadunidenses: el estancamiento económico continuará en México en un futuro previsible.

En las sesiones a puerta cerrada se habló de reforma política, de inversión extranjera y del TLC, indicaron fuentes que asistieron al encuentro. Quizá más curioso fue lo que no fue abordado por este público conformado por representantes de empresas financieras de Wall Street, trasnacionales, asesores económicos del sector privado y funcionarios (por lo menos 50 por ciento del público era mexicano): no se habló de Pemex ni de migración ni de narcotráfico ni de Chiapas ni de las nuevas leyes estadunidenses contra Cuba.

Pero en la sesión con la prensa, Santiago Oñate del PRI, Felipe Caderón y Vicente Fox del PAN y Porfirio Muñoz Ledo del PRD entraron en un debate centrado en sus posiciones ante el tema de la reforma política en México, y ofrecieron sus ya conocidas posturas sobre las críticas al gobierno, sin ofrecer alternativas concretas más que la insistencia de que todos están comprometidos con la transición a la democracia, aunque no hubo consenso sobre cómo, cuándo y conducida por quién.

``Lo más importante de este foro fue lo simbólico, de que ya se perdió esa forma siempre absurda, desde luego, en donde se señalaba que los problemas internos de México se discutían siempre en casa y nunca fuera de casa'', opinó Lorenzo Meyer, investigador del Colegio de México, quien participó en el foro al presentar una visión sobre la transición política en esta coyuntura. ``Eso era una forma bastante primitiva en la que el gobierno usaba el nacionalismo para crear una cierta inhibición al debate en el exterior'', agregó.

Así, consideró Meyer, fue una demostración de la modernización de la política mexicana, y aseveró que en nada hiere a la nación discutir sus problemas aquí. ``Los problemas que nos hieren profundamente son la realidad de los hechos que se discuten, no la discusión misma'', señaló.

Meyer, en entrevista con La Jornada al concluir el foro, consideró que en el mismo ``no había algo totalmente novedoso, no podría haberlo'', pero que lo positivo son los signos de una política diferente a futuro, simplemente de que se pueda hablar de los problemas abiertamente entre los tres partidos en el exterior. ``Pero ahora las formas políticas han cambiado. Sería deseable el fondo, la sustancia'', dijo, e indicó que tal vez lo único sustancial en esta reunión fue que el presidente del PRI ya no ``siente que sea necesario defender su pasado, defender lo no defendible''.

Pero los dirigentes políticos, en la conferencia de prensa, crearon una pequeña tormenta en donde llovió la palabra ``democracia'' y casi inundó al salón. No obstante, al concretar sobre cómo, se reiteraron los argumentos cotidianos del debate político en México: la reforma electoral y la no participación (por el momento) del PAN en su negociación, y la pugna sobre un federalismo.

Para Porfirio Muñoz Ledo, ``no puede hablarse de una reforma política sin la base de una nueva estructura legal sobre la que será construida''. Para Felipe Caderón, y en algunos puntos para Vicente Fox, el problema no es falta de leyes, sino de ``voluntad política'' para implantar una reforma hacia una democracia. Señalaron que la Constitución de 1917 y las leyes existen, pero no hay disposición para aplicarlas y respetarlas.

Fox acusó a Oñate y a Muñoz Ledo de ejercer el ``puro rollo'', mientras el priísta dijo que no podía llevarse un debate con alguien que sólo respondía ``con adjetivos''. Oñate subrayó la urgente necesidad de llevar a cabo la reforma democrática mediante leyes que condicionarán el terreno de actividad política, así como las prácticas y conductas para todos los ciudadanos, tanto los de partidos como los no afiliados a instituto alguno.

Muñoz Ledo consideró que hay dos alternativas políticas generales: presionar al gobierno a cambiar las tendencias sociales y económicas de México, o derrotar al gobierno, empezando en 1997, para que ``por primera vez el Ejecutivo tenga que negociar con un Congreso de oposición''. Para Fox, ``urge limpiar la casa'' ya que todavía no se ha demostrado ``en los hechos'' la disposición del gobierno de llevar a cabo un cambio del manejo político del país.

En resumen, los cuatro políticos demostraron sus habilidades para manejar un debate político, tanto en inglés como en español, ante este público empresarial, y después frente a las cámaras y cuadernos de la prensa, principalmente mexicana.

Organizador del acto, el Economist Intelligence Unit definió la ``incertidumbre y fluidez'' en México como una preocupación principal del sector privado. ``La principal preocupación del empresario y del inversionista extranjero es la estabilidad económica'', explicó Anna Szerenfeld, directora de Publicaciones para América Latina de la revista británica The Economist, en entrevista. Aunque se negó a calificar las discusiones en las sesiones, las cuales fueron privadas, Szerenfeld indicó que el empresariado está preocupado sobre cómo la estabilidad política afecta la económica en México.

Más allá de estas cuestiones políticas específicas, Szerenfeld dijo que los inversionistas de largo plazo se preocupan por el estancamiento en la demanda del consumidor en México.

En este foro pareció que existía en este punto consenso entre los asistentes e incluso el embajador estadunidense James Jones, siempre entre los más optimistas sobre México, aceptó que la demanda del consumo probablemente no regresará a sus niveles previos a la crisis hasta 1998.

``La inversión extranjera directa en 1995 fue probablemente alrededor de 5.5 mil millones de dólares y espero que será de 8 mil millones este año, 70 por ciento de eso será de Estados Unidos'', dijo Jones tras el acto organizado por The Economist