Critica David Ibarra el eficientismo de la política económica; demandó equidad social
Roberto González Amador Como punto de partida para sortear la crisis y encauzar al país hacia un crecimiento sostenido, los encargados de diseñar la política económica deben ``rasgar los velos ideológicos'' que impiden enmendar la estrategia y llevan a fragmentar y empobrecer los intereses patrios, sostuvo ayer David Ibarra Muñoz.
Quien fuera secretario de Hacienda durante el sexenio de José López Portillo cuestionó la búsqueda de la eficiencia como único fin de la política económica pues, dijo, también son bienes a perseguir la equidad y la armonía social.
Al dictar una conferencia magistral en la sede del Colegio Nacional de Economistas, Ibarra Muñoz señaló que la política monetaria establecida por el Banco de México, que tiene como único fin mantener un férreo control de la inflación, ha terminado por entorpecer la recuperación económica y, al mismo tiempo, se ha convertido en un estorbo para la solución al problema de la banca.
El ex secretario de Hacienda hizo un balance de las medidas puestas en vigor por el gobierno federal a raíz de la devaluación de 1994, y dijo que la contracción excesiva del consumo ha colocado en situación desesperada a las empresas pequeñas y medianas. Pero, añadió, el descuido microeconómico ha comenzado a afectar a empresas grandes y, desde luego, tiene postrado por reflejo al sistema bancario nacional. Diferir la solución de fondo de esos problemas multiplica los costos de las subsiguientes operaciones de rescate, y obstaculiza la urgente necesidad de recuperación de la economía.
Ibarra Muñoz consideró que no es posible seguir imponiendo decisiones verticales en materia económica. El abandono de las demandas populares en la reforma de los últimos años hace imperativa la legitimación por resultados, que por lo menos torne tolerable una distribución asimétrica del ingreso mientras se avanza en los frentes de la modernización democrática.
``Sin escrutinio crítico no parece razonable seguir afectando estrategias económicas reputadas como óptimas, pero que producen retrocesos e insatisfacción generalizada que ya ponen en riesgo la estabilidad misma de la sociedad política'', puntualizó.
El ex funcionario afirmó que un componente obligado de la estrategia de reconstrucción nacional es la formación de alianzas con las principales fuerzas nacionales, nuevas y viejas, y la creación de instituciones a través de las cuales se tomen por consenso las decisiones y se asuman de manera conjunta los deberes correlativos.
La legitimación democrática de las políticas socioeconómicas exige reconstruir al Estado en sus dimensiones de promotor del desarrollo y de equilibrador social. México, argumentó, necesita desterrar la arbitrariedad del autoritarismo, pero requiere del liderazgo de un Estado fuerte, capaz de finiquitar la reforma por cauces democráticos.