DIALOGO, UNICA VIA PARA CHIAPAS: MENCHU
José Antonio Román y Raúl Llanos Rigoberta Menchú, premio Nobel de la Paz 1992, exhortó al gobierno federal y al EZLN a continuar el camino del diálogo, pues ésta es la única vía que puede garantizar una solución verdadera al conflicto y dar pie a la construcción de la democracia y la estabilidad concreta para la población.
Sin embargo, advirtió que mientras no haya desarrollo social, justicia, ejercicio democrático y libertad, los viejos conflictos perdurarán y surgirán otros, no sólo en las zonas indígenas sino en cualquier otra parte de nuestro continente, sea indígena o no.
Entrevistada en uno de los recesos de la reunión de patronatos y directivos de la asistencia privada, en el World Trade Center, Menchú Tum se refirió también al problema del narcotráfico en América Latina.
Este fenómeno, junto con la violencia que conlleva, representa un ``grave riesgo'' para la paz y las democracias en la región, así como para todos los incipientes procesos de reconciliación nacionales en los países donde hay conflictos, señaló.Llamó por ello a los gobiernos y sociedades en general a luchar contra la impunidad y hacer cumplir la justicia y el Estado de derecho. Con esto, dijo, se evitará que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.No obstante, consideró que, si no funciona la justicia con independencia, con imparcialidad, realmente será difícil que los ciudadanos comunes crean en el Estado y en sus instituciones. ``Por eso creo que la lucha contra la impunidad es uno de los puntos más significativos e importante en los próximos años''.
Acerca de la posibilidad de otros levantamientos armados, en particular indígenas, aclaró que no son pueblos violentos sino que han tenido, inclusive, mucha paciencia y han luchado con sacrificio por erradicar las causas que han originado su marginación y los conflictos.
Insistió en que, si no hay condiciones propicias de desarrollo, justicia y libertad, son posibles los estallidos sociales a causa de este descontento, pero no sólo de los pueblos indígenas sino de cualquier otro. ``Simplemente no se puede hablar de paz sin justicia'', recalcó.
Durante el acto inaugural del evento, la promotora de los derechos indígenas destacó que la paz no es la ausencia de los fusiles o de la guerra sino que es, básicamente, el rescate de nuestros valores.
A los miembros de la asistencia social les dijo que entendía su papel como actores sociales y que la misión de la paz no es sólo de los gobiernos o de los políticos, sino también es tarea de las personas y las instituciones que asumen el compromiso de trabajar por los más humildes de nuestros pueblos. ``Cada vez encontramos la vida y la esperanza en aquellos humildes que nada tienen, pero también entendemos, cada vez más, el compromiso de justicia de aquellos que tienen más y que pueden disponer al servicio de los demás'', afirmó la premio Nobel de la Paz. Señaló que los pueblos indígenas entienden que el desarrollo no es sólo deseo o utopía inalcanzable, sino algo que debe pasar por sus vidas. ``Los pueblos indígenas no somos obstáculos del desarrollo; tenemos un mensaje integral que dar y, cuál es ese mensaje?, es la integralidad de la comunidad, es la lucha con ética, es la vida con ética y el trabajo, y la labor en función de las poblaciones con que nos vinculamos''.
Exhortó luego a los países a seguir fortaleciendo todos los esfuerzos que se hacen en función de la asistencia de los más humildes de nuestra sociedad, e hizo extensivo el exhorto a todos los sectores, especialmente a los personajes destacados, para que sigan su labor en pro de la ayuda que necesitan las grandes comunidades de nuestra población.
Entendemos que, si no hay salud, vivienda digna, perspectivas de estudiar y de aprender, de desarrollar nuestros conocimientos, y no hay acceso al bienestar social, no habrá paz, subrayó. ``Si no está satisfecho esto, el problema seguirá en abundancia, y por lo tanto nuestros esfuerzos cada vez serán pequeños en relación a la solución de estos problemas''.
José Antonio Román El arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, afirmó que han sido insuficientes todos los esfuerzos realizados en el campo de la asistencia y promoción social, sobre todo en este momento particularmente difícil que vive el país.
Al inaugurar la reunión de patronatos y directivos de la asistencia privada: presencia y compromiso con México, el prelado lamentó que no toda la comunidad cristiana y humana haya sabido responder al ``urgente llamado'' de compartir el pan con el que tiene hambre y compartir los dones y beneficios que son destinados para el bien de todos.``Con mucha frecuencia, la acumulación de los recursos ha beneficiado a unos pocos, en detrimento del bienestar de todos'', dijo el prelado ante los representantes de los patronatos y funcionarios de instituciones de asistencia privada del Distrito Federal y algunos miembros de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
En el acto, realizado en el World Trade Center, señaló también que, para impulsar esta ingente obra de asistencia social, se necesita de instituciones cuyo objetivo sea servir a la misma organización de las familias y grupos, sobre todo a nivel de la calle, del barrio o colonia, con el fin de ``reconstruir el tejido social'' para que la persona pueda sentirse no sólo asistida en sus necesidades sino acompañada y apreciada por los suyos.Consideró que las leyes actuales favorecen que la Iglesia y, en general, las asociaciones religiosas, puedan constituir, dirigir y administrar instituciones de asistencia privada. Este es un hecho de gran importancia y compromiso para los miembros de la Iglesia católica y de todas las iglesias.
También es cierto, dijo, que esta estructura jurídica, mediante la Junta de Asistencia Privada, ayuda a proteger los patrimonios que han sido destinados a beneficio de quienes lo necesitan, y garantiza la buena administración que las instituciones están dispuestas a cumplir.
Durante su intervención, el arzobispo Rivera destacó que, de las 380 instituciones de asistencia privada afiliadas a la Junta, entre las cuales hay de asistencia y de enfoque comunitario y promocional, 92 por ciento son de inspiración cristiana y 40 por ciento directamente auspiciadas por organizaciones religiosas de la Iglesia católica.
Exhortó a las organizaciones laicales y al laicado en general a que sean capaces de multiplicar las obras de asistencia social en beneficio de los sectores más pobres y de los grupos en mayor grado de dificultad. Es en esta hora cuando los cristianos tienen que responder, con renovado compromiso, a las exigencias morales de carácter social que se desprenden de la profesión de la fe.
En el presidium estuvieron el secretario general del Episcopado Mexicano, Ramón Godínez; el presidente de la CNDH, Jorge Madrazo; el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Luis de la Barreda; la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú; el director general del DIF, Mario Luis Fuentes; la senadora Guadalupe Gómez Maganda y el subsecretario de Gobernación Juan Ramiro Robledo, entre otros.