La Jornada 19 de mayo de 1996

Mataron también a su hijo; dos ex colaboradores habían sido asesinados

Juan Manuel Venegas y Jorge Alberto Cornejo, corresponsal El ex delegado de la PGR en Baja California, Sergio Moreno Pérez, y su hijo Osmani, fueron asesinados y sus cuerpos abandonados en el municipio de Naucalpan, estado de México. Las primeras pesquisas indican que fueron secuestrados la madrugada del lunes en Morelia y que se trató de un ``ajuste de cuentas'' de narcotraficantes ligados al cártel de Tijuana

Sergio Moreno Pérez y su hijo de 47 y 20 años fueron buscados durante cinco días por las corporaciones policiacas de Michoacán y de la Procuraduría General de la República (PGR) sin resultados, hasta que sus cuerpos fueron identificados por sus familiares en el Servicio Médico Forense de Naucalpan la madrugada de este sábado.

Los cuerpos evidenciaban que fueron sujetos de tortura y que el doble crimen fue cometido por gatilleros entrenados.

En la Policía Judicial Federal (PJF) se calificó el homicidio de Moreno Pérez como un nuevo ajuste de cuentas de la mafia organizada de Tijuana, en el que vuelven a quedar involucrados los hermanos Arellano Félix, jefes del cártel asentado en esa ciudad fronteriza.

Con Moreno Pérez son ya tres los homicidios cometidos en contra de funcionarios de la PGR que durante el año pasado tuvieron a su cargo el combate al narcotráfico en Tijuana:Antes, el 23 de febrero en la ciudad de México, fue acribillado Sergio Armando Silva Moreno, ex jefe operativo de la policía federal en Tijuana, y cinco días después la agente del Ministerio Público Federal, Rebeca Acuña Sosa, recibió cuatro balazos que un sujeto le disparó desde una camioneta, en la colonia Anáhuac de Tijuana. Los tres asesinados, se sabe, llevaban una buena amistad además de su relación de trabajo.

El móvil de estos crímenes, según fuentes judiciales, es una venganza de narcotraficantes. ``El peso de los Arellano Félix, se dejó sentir otra vez'', advierten.

En la historia de los hechos se cuenta con varios elementos confirmados en la PJF que involucran corrupción, tráfico de influencias, narcotráfico, amistades, traiciones y hasta amoríos entre funcionarios.

Considerado el cártel de Tijuana como la ``principal organización de tráfico de drogas en el país'', y de acuerdo con los ficheros de la PGR ``con una magnífica estructura organizativa que le ha permitido establecerse como una gran empresa con negociaciones en todos los niveles'', sus integrantes necesitan protección.

Perseguidos como son, ``los capos requieren seguridad e invierten mucho, mucho dinero para garantizarla''.

Aquí empieza la historia de los asesinatos recientes. Sergio Armando Silva Moreno, jefe operativo de la PJF en Tijuana y hombre de todas las confianzas del delegado Sergio Moreno Pérez, ``se atrevió a la negociación''.

Silva Moreno afirman las fuentes judiciales había ``ofrecido protección y seguramente se contactó con lugartenientes de la mafia'' de la ciudad fronteriza. Su muerte no deja dudas para los que saben: ``Fue un claro ajusticiamiento''.

Checada esta versión en Tijuana, coinciden en que los disparos que quitaron la vida al ex jefe policiaco ``salieron de una arma accionada por profesionales''.

Y complementan la hipótesis: Moreno Silva habría cobrado por adelantado protección para las actividades de los capos del cártel de Tijuana, incluso sabiendo que dejaría la plaza. Para que se decidiera eliminarlo, es que se trató de ``un buen anticipo''.

El 26 de enero la PGR anunció el cambio de su delegado en Baja California. Sergio Moreno Pérez, y con él gente de su confianza como Silva Moreno, dejarían lugar para la llegada a la entidad de Luis Antonio Ibáñez Cornejo, un duro de la PJF que tuvo a su cargo parte de la investigación del llamado Operativo Alacrán, que se realizó hace dos meses, precisamente contra los Arellano Félix.

De acuerdo con las versiones de los judiciales que han conocido el caso, con la separación de Silva Moreno los capos a los que habría ofrecido seguridad ``seguramente se creyeron extorsionados, y si Silva no devolvió el dinero recurrieron al ajuste de cuentas''.

Pero de acuerdo con esta versión, no sólo Silva Moreno quedó en la mira de la mafia, también sus jefes Sergio Moreno Pérez, Jaime Jacobo Piseno (quien fue el subdelegado de la PJF en Tijuana) y la agente del Ministerio Público Federal Rebeca Acuña Sosa, de la que se asegura era ``amante de Armando Silva''.

Todavía cuando Silva Moreno ``fue requerido por los capos para que intercediera ante los nuevos jefes policiacos de la plaza pudo haber entregado el dinero (del anticipo) y con ello salvar su vida. No hizo ni lo uno ni lo otro''.

Por qué asesinar a Rebeca Acuña y a Moreno Pérez, si en todo caso la extorsión habría sido cometida por Silva? ``Porque seguramente se trataba dicen las fuentes de mucho dinero: 500 mil dólares, un millón... debió haber sido bastante''. Y si la agente del Ministerio Público era ``amante de Silva, seguramente sabía algo del dinero o con quién o quiénes habría tratado'' el ex jefe operativo de la PJF en Tijuana.

En el caso de Moreno Pérez y Jacobo Piseno, ``se trata de los que fueron jefes de Armando Silva...``Respecto al asesinato del ex delegado Moreno Pérez, las fuentes consultadas en la PJF aseguran que habría sido secuestrado ``el lunes o martes'' de esta semana cuando se dirigía, junto con su hijo Osmani, a la ciudad de México.

De su actividad como delegado de la PGR en Baja California se recuerda que cuando estos reporteros lo entrevistaron, en noviembre pasado, se enojó por la pregunta sobre los capos del cártel tijuanense: ``Es una invención de la ciudad de México; aquí yo no he sabido nada de los hermanos Arellano y no es mi competencia andar investigándolos'', dijo entonces.