Fue auxiliar de Godoy en el caso de los asesinatos de Ovando y Gil
Teresa Gurza, corresponsal, Morelia, Mich., 18 de mayo Hoy por la tarde fueron sepultados los cuerpos de Sergio Manuel Moreno, de 47 años de edad, y de su hijo Osmani, de 19, víctimas de una aparente ejecución relacionada con venganzas de narcotraficantes cuyos intereses afectó Moreno como delegado de la Procuraduría General de la República en Baja California.
Moreno fue victimado de 3 balazos: en la nuca, en la espalda y cabeza, sus manos fueron amarradas por el frente con un cordón de persiana, y su cabeza envuelta en una toalla. El joven Osmani recibió un balazo entre los ojos. Sus cuerpos aparecieron la madrugada de lunes pasado en Naucalpan, pero fueron identificados hasta ayer.
Habían salido de Morelia el pasado domingo 12 en la noche, después de que un hombre desconocido y una mujer plenamente identificada insistieron en tener una entrevista que pudo haberse realizado ese mismo día. El lugar de la cita era la caseta a Zinapécuaro, de la autopista México-Guadalajara.
Abogado egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Moreno se desempeñó como procurador de Justicia del estado durante cinco de los seis años que gobernó Cuauhtémoc Cárdenas, y fue funcionario de la fiscalía especial que encabezaba Leonel Godoy, para investigar los asesinatos de Francisco Javier Ovando y Román Gil Heráldez, muertos en julio de 1988.
Posteriormente fue delegado de la PGR en Baja California, de donde regresó hace casi cinco meses para atender a sus cuatro hijos, que tras su divorcio vivían con él.
De acuerdo con declaraciones hechas por Godoy a este diario, poco después del sepelio, el pasado domingo, mientras Moreno y sus hijos Osmani y Eridan visitaban en Maravatío a sus familiares, un hombre no identificado insistía telefónicamente en Morelia con el hijo mayor, Sergio, en la necesidad de ponerse en contacto con el abogado.
Sergio le dio el número telefónico de sus abuelos. Llamó allí una mujer originaria de Ciudad Obregón y amiga de Moreno, y acordaron reunirse en la caseta de Zinapécuaro. Por alguna razón no se encontraron, y Moreno y sus hijos siguieron el viaje a Morelia, a donde llegaron cerca de las 9 de la noche.
Poco después, la mujer volvió a llamar y acordaron una nueva cita en el mismo lugar. Luego de bañarse, Moreno pidió a su hijo Osmani que lo acompañara. No volvió a saberse de ellos. El miércoles 15 el hijo mayor Sergio, de 21 años hizo una denuncia por secuestro. Ayer (viernes 17) por la mañana, la Procuraduría de Justicia estatal le informó que dos cuerpos, que correspondían a las señas particulares de Moreno y su hijo, habían sido encontrados en Naucalpan de Juárez, estado de México. Eran ellos.
Tanto la familia Moreno como el Partido de la Revolución Democrática, exigen investigación y castigo.
Todo parece indicar, dice Godoy, que los crímenes se debieron a que Moreno afectó intereses, como funcionario en Baja California, aunque no se pueden descartar otras hipótesis relacionadas con la Fiscalía Especial para los casos de Ovando y Gil.
Añadió Godoy que los asesinos usaron como gancho, a una mujer que Moreno conoció en Tijuana, y de la cual las autoridades tienen todos los datos, e incluso una fotografía; además, albañiles que escucharon las detonaciones la madrugada del lunes en Naucalpan, salieron a ver qué pasaba, y vieron partir a una camioneta, con las mismas características que la mujer dio para el encuentro en la caseta.
``Fueron ejecuciones dijo Godoyy es importante señalar que el crimen ocurre en momentos de impunidad del narcotráfico en Baja California. De los tres delegados de la PGR en esa entidad, después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, sólo sobrevive uno, porque Ochoa Palacios y Moreno fueron asesinados''.
Concluyó que el clima de violencia hace peligrar la estabilidad del país, y es necesario que el gobierno ``se decida a dar un combate en serio en contra de la corrupción y la impunidad''.
Con Moreno, suman cuatro los funcionarios que tuvieron cargos en la Procuraduría de Justicia estatal durante el sexenio de Cárdenas, y han sido asesinados: Ovando, quien fue procurador de la entidad siete meses; Gilberto Huerta Fuentes, subdirector de la Policía Judicial y asesinado en noviembre de 1986, y Daniel Arellano Pulido, quien ocupó el mismo cargo y fue ultimado en marzo de 1987.
Por los crímenes de Ovando y Huerta, está detenido en Amoloya de JuárezJosé Franco Villa, procurador de Michoacán durante los dos años en que fue gobernador Luis Martínez Villicaña, antes de pedir licencia en diciembre de 1988.