Los hechos van confirmando que el planteamiento hecho por el gobernador panista de Guanajuato, favorable a la venta de Pemex, fue un error político serio. No me refiero a que Fox considere, conforme a su ideología, que eso deba hacerse. No es el único, aunque parece obvio que la gran mayoría de los mexicanos no estamos de acuerdo con eso.
Me refiero al hecho de decirlo públicamente, sobre todo en el contexto político actual. No es ningún secreto la aspiración del autor de esta declaración a la Presidencia de la República, en las elecciones del no tan lejano año 2000. Tampoco es secreta la aspiración del PAN a ganar esa elección presidencial, sobre todo a partir de una cadena de triunfos electorales que le ha dado gubernaturas incluida la que ocupa Fox y presidencias municipales, en especial de capitales de varios estados. La posible candidatura de Fox también ha tenido muestras de fortaleza, al grado de que uno de los motivos a los que se atribuyó la reforma constitucional que permite que sea presidente un hijo de padres que no sean mexicanos por nacimiento, a partir de 1999, fue precisamente el posibilitar esa candidatura.
Incluso se han publicado opiniones que asocian ambos eventos, las cuales atribuyen la declaración, hecha en Nueva York y ante un auditorio de gran capacidad económica, a la intención de Fox de lograr apoyos económicos para su campaña que sería, primero, por la candidatura del PAN, y luego por la Presidencia misma. Pero también podría ser lo contrario, que no pensó en la relación entre las dos cosas y por eso dijo lo que dijo.
Hay hechos recientes que son conocidos públicamente, incluso por Fox que por lo menos en una ocasión habló del asunto: el proceso de venta de los complejos petroquímicos de Pemex, iniciado hace más de un año, se atora más y más. El único concurso que llegó a ser convocado, el de Cosoleacaque, tenía una serie de fechas clave. En un momento dado, se anunció una posposición de un mes para responder a preguntas de participantes en el concurso. Pasó el mes, y no se ha dicho nada. Han pasado unas dos semanas más. Originalmente, se suponía que a principios de este mes de mayo se anunciaría el ganador del concurso. Medio mes después no se sabe si el concurso en realidad se hace o no se hace.
Son muchos los elementos que contribuyen a esta situación de la venta de los complejos de Pemex, pero uno de ellos es evidente: un rechazo social muy generalizado. Si Fox lo sabe y si tiene un mínimo de sensibilidad política, podría pensarse que, de haber relacionado ambos eventos, se hubiera dado cuenta de que su declaración sobre la venta, ya no de los complejos petroquímicos, sino de todo Pemex, podía ser políticamente desastrosa para su campaña, en cuyo caso de poco le servirían los apoyos económicos, suponiendo que éstos se llegaran a dar.
Cuando dije, al principio de este artículo, que los hechos van confirmando que éste es un error político, me refiero, primero, a que desde el principio me pareció, y no sólo a mí, que lo era, y que las posteriores declaraciones de personalidades del mismo PAN deslindándose del planteamiento, lo confirman. Habrá que seguir la secuela, y ver qué tanto se afectan con esto las posibilidades de Fox, pues de ello dependen muchas cosas en este país, en una elección que evidentemente será muy competida.