Una de las fortalezas de un país radica en tener una población con un buen nivel de educación. Una persona preparada posee mejores herramientas para enfrentar un mundo cambiante.
Para garantizar una educación adecuada es necesario revisar periódicamente los programas de estudio de todas las asignaturas de todos los niveles. Esto asegura que serán actualizados los contenidos así como que se incorporarán nuevas técnicas educativas.
Por varias razones algunas veces no se modifican los programas durante décadas. Lo que acarrea cuando menos dos problemas. El primero es que los contenidos pueden ser obsoletos y aunque se enseñe bien, no se garantiza educación de calidad para el egresado, ya que no se le proporcionan las herramientas para enfrentar los retos que le esperan. Imaginemos lo que sería no actualizar un programa de cómputo y electrónica durante 25 años.
El otro problema radica en la dificultad que tenemos los adultos para adaptarnos al cambio. Un profesor que lleva 20 años perfeccionando la manera de impartir el mismo conocimiento, encuentra dificultades en aprender lo nuevo, hacerlo suyo y transmitirlo, sobre todo si tiene que impartir un número excesivo de horas frente al grupo. En cambio, resulta atractivo enfrentarse a retos de manera dosificada.
De allí la necesidad de que las dependencias encargadas de la educación nacional cuenten con mecanismos ágiles que permitan revisar cuando menos cada dos años todos los planes y programas de estudio de todos los niveles. Por un lado esto garantizaría la incorporación de los nuevos enfoques educativos y de conocimientos a las materias que se imparten, y por otro, los profesores estarían sujetos a una educación continua adicional que aceptarían con agrado y tomarán como hábito de trabajo.
Es importante revalorizar el papel fundamental de los educadores del país. La revisión de los programas de estudio requiere involucrar a los profesores así como a especialistas de varias disciplinas. Para que su labor sea exitosa necesitan de apoyos diversos que van, desde acceso a materiales elaborados en otros países, capacidad de evaluar a los estudiantes y docentes para adecuar los programas a la realidad, hasta salarios suficientes.
Revisar no significa necesariamente cambiar, sino reflexionar sobre lo que se ha hecho y modificar para mejorar en caso necesario.