La Jornada 20 de mayo de 1996

En el país, lucha encarnizada por el poder: arzobispo Rivera

José Antonio Román México vive hoy una ``lucha encarnizada y violenta por el poder'', los espacios y las calles, con menosprecio por las leyes fundamentales que debieran asegurar la paz y salvaguardar los derechos de todos, afirmó el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera.

En su misa dominical en la Catedral Metropolitana, y ante decenas de catequistas y feligreses, el prelado sostuvo que la realidad está ensombrecida por la corrupción, la inseguridad, la injusticia, la impunidad y la depredación.


El momento de la comunión, durante la misa oficiada
por el arzobispo Norberto Rivera.
Foto: Frida Hartz

Dijo que los hombres de esta gran ciudad están necesitados de buenas noticias que les permitan enfrentar y superar el ``horror'' de esta realidad que ha dado pie a la lucha por el poder.

Por otra parte, en conferencia de prensa, Rivera Carrera informó que ha pedido al Vaticano clarificar la situación del abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulemburg, pues a pesar de haber cumplido 75 años de edad --ya rebasa los 80-- no ha presentado su renuncia a dicho cargo, tal como lo establece el Código de Derecho Canónico. ``En la Iglesia no hay intocables y las leyes son para todos'', dijo.

En tanto, el abad canceló a última hora, y de manera sorpresiva, la conferencia de prensa donde informaría sobre el presunto robo que sufrió la Basílica hace unos días y algunas versiones periodísticas que dieron por un hecho su renuncia al cargo que desempeña desde 1963, es decir, hace 33 años es responsable de la administración del templo del Tepeyac.

Rivera Carrera dijo que personalmente le preguntó al abad sobre estos dos puntos. Este le respondió: ``No hay nada en ninguno de los dos casos: no hubo robo, ni hay renuncia''.

Anunció también el Encuentro Internacional de Políticos y Legisladores de América, incluyendo a Estados Unidos y Canadá, a realizarse en la ciudad de México del 6 al 8 de junio próximo. La reunión, organizada por la Pontificia Congregación para la Familia, tendrá como tema La dignidad de la familia y de la vida política y legislación de América.

Aclaró que reuniones de este tipo forman parte de un trabajo muy amplio que viene realizando el Vaticano en dos campos, principalmente: en el mundo de la política y las leyes, porque de ahí dependen en gran parte las decisiones que se tomen en un futuro; y segundo, en el campo científico y de la medicina, porque son ellos los que tratan cuestiones de vida humana. La Iglesia quiere estar presente en estos puntos y dar un mensaje a propósito de los últimos descubrimientos.

Asistirán el prefecto de la Pontificia Congregación para la Familia, cardenal Alfonso López Trujillo; el presidente del Episcopado Latinoamericano, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, y arzobispos y cardenales de toda América.

Sobre el caso del abad Schulemburg, hay que recordar que luego del Concilio Vaticano II (1962-1965) y las reformas del Código de Derecho Canónico (1983) se estableció que los obispos, arzobispos y cardenales, con la sola excepción del Papa, deben presentar la renuncia a su cargo. El abad de la Basílica recibió su nombramiento del papa Juan XXIII, en el año de 1963, con lo cual argumenta que éste tiene carácter vitalicio.

Además, en las propuestas para dividir a la Arquidiócesis de México, la más grande y populosa del mundo católico, el arzobispo y el abad de la Basílica tienen otras diferencias. Mientras que el primero propone que la Basílica continúe siendo parte de la arquidiócesis, el segundo ha propuesto que el recinto religioso del Tepeyac se convierta en una nueva diócesis, jurídica y territorialmente independiente del arzobispo primado de México.

Desde hace varios años dichas propuestas ya se encuentran en el Vaticano para su estudio, y aunque al parecer es un hecho la división de la arquidiócesis, todavía no se ha decidido respecto a la ubicación geográfica-religiosa que tendrá la Basílica en un futuro.

Tanto el arzobispo como el abad realizaron hace unas semanas, por separado y por diferencia de unos cuantos días, visitas imprevistas a Roma para tratar ``diversos asuntos''. Uno de ellos es el de la posible división de la arquidiócesis, en el primer caso, mientras que del segundo no se ha informado el tema, aunque se presume que fue el mismo. Ambos se entrevistaron con el papa Juan Pablo II.

Durante la conferencia, realizada en el salón guadalupano de la Catedral, Rivera Carrera señaló que la Basílica y al abad dependen directamente de la Arquidiócesis de México y están bajo la jurisdicción del arzobispo.

``En cuanto a la renuncia, las explicaciones que he escuchado es que esta ley de la Iglesia se aplica a los obispos, arzobispos y cardenales, pero no se le aplica al abad, que recibió un nombramiento que se respalda en leyes inmemoriales, en leyes de hace siglos, y yo creo que es una de las cuestiones que se tienen que dilucidar en la jurisprudencia, es decir, si esa legislación que él (Schulemburg) invoca tiene valor o no''.

Y agregó: ``los cambios (a este respecto) ya se dieron con el Concilio Vaticano II y con la nueva legislación que tenemos en el Derecho Canónico, pero él cree, en lo personal, que todavía no le afectan esas leyes. El abad tiene la tesis de no presentar ninguna renuncia ni al Papa ni al arzobispo. Su nombramiento, según él, es vitalicio''.

Sin embargo, el arzobispo primado de México insistió en que no hay ninguna división, ni conflicto, ni enfrentamiento, sino que ``simplemente son situaciones'' que se encuentran dentro de la Iglesia, de determinadas leyes que no alcanzan su precisión. Dijo que han sido los medios de comunicación los que han ``inventado'' el conflicto entre él y el abad de la Basílica, aunque aclaró que sí hay diálogo.

En la misa con la que se festejó el Día del Catequista, el arzobispo primado de México señaló que ante el ``horror'' de la realidad que se vive hoy, es urgente anunciar a todos la buena nueva del evangelio y de Jesús, y es aquí donde los catequistas, y junto con ellos la jerarquía y todos los laicos y miembros de la Iglesia, tienen la enorme responsabilidad de responder a este llamado.

Indicó que es su propósito, en este momento, asegurar una prioridad a la formación de laicos para acciones específicas y de modo muy particular a la catequesis. Asimismo, dijo que ha solicitado que se aplique un proyecto global, articulado y coherente, integrado en la reestructuración de la pastoral de la arquidiócesis, para responder a las necesidades de los fieles, en coordinación con la pastoral litúrgica y la pastoral social.

Apuntó también que en esta transmisión de los valores religiosos y humanos, los padres de familia tienen una gran responsabilidad como primeros educadores de la fe de sus hijos. Pidió a todos los responsables de las diversas instancias, especialmente a los sacerdotes, promover en todas las comunidades las vocaciones para la catequesis, reorganizar adecuadamente su formación, cuidar la atención personal y espiritual del catequista.