Arnoldo Kraus
Mujeres y días

Pienso que en la actualidad, ni los más ociosos, reparan en la trascendencia de los nombres de los días: el lunes es lunes, y el domingo siempre domingo. Fenómeno diferente es la apropiación de algunos días del calendario por imposiciones o necesidades societarias. Entre comerciantes y oprobios comunitarios buena parte del almanaque ha sido ocupado. Mentiría si dijese que estoy preocupado por el espacio que le queda a los santos, pero al paso que vamos, pronto serán expulsados de los calendarios.

Las invenciones de los comerciantes giran entre comprensibles y denigrantes; algunos días enojan porque en su génesis se considera a la sociedad como débil mental día del compadre, mientras que otros, no dejan de sorprender por su devoción o falsedad día de las madres: en México, las progenitoras son tan rápidamente encumbradas como a renglón seguido vilipendiadas. Quién no ha chingado a su madre? Enlistarse en estas festividades es opcional: se comulga o no, se enajena la razón o no.

En cambio, los días generados por las inequidades societarias alarman y son portavoces de tiempos difíciles. ``Día de la Libertad de Prensa'', ``Día Internacional de la Violencia contra las Mujeres'', ``Día del Niño Maltratado'', ``Día Internacional por la Salud de las Mujeres'', etcétera. A diferencia de los días comerciales, los últimos obligan a la reflexión. Nuevamente no es el ocio el motor que aglutina en el calendario cotidianidades tan dolorosas como niños maltratados, mujeres violentadas, libertad. Tales fracturas emanan del mismo ser humano y de su dinámica enferma; la obligación de resarcir desigualdades a través de etiquetas como las aludidas son las consecuencias dolorosas de tales desatinos.

Acorde con el calendario y la Organización de las Naciones Unidas, las mujeres preocupan más que los hombres: son objeto de incontables ofensas y no poco desprecio. De ahí la pregunta impostergable: en la sociedad moderna, son iguales hombres y mujer? A vuelapluma y sin cuestionar, es claro que la hegemonía del sexo masculino es vigente y lacerante. En la intimidad de la reflexión y en voz queda, la respuesta es otra: de poco sirvió la Declaración de los Derechos Humanos (1948) en donde se estipula el derecho a la seguridad física de las mujeres. Unas cuantas palabras, unas pocas frases, de una mujer estadunidense resumen la realidad: ``Mientras viajaba en la parte trasera del automóvil, con el objeto de que se me practicase un aborto ilegal en mayo de 1968, llegué a una conclusión muy dolorosa. Por primera vez en mi vida, entendí que era una mujer, no un ser humano, sino una mujer''. Y, no huelga recordar, que a nuestras vecinas del Norte ni se les amputa el clítoris, ni se les embaraza diez veces y luego se les abandona, y que en general, se reconoce más su trabajo que en el Tercer Mundo.

Tales avatares han sido los motores para que los ``creadores de días'' imagino que en su mayoría son hombres nos recuerden que el sexo femenino es maltratado. Y tal coyuntura, será aprovechada por la Red por la Salud de las Mujeres, DF, para que el Día Internacional por la Salud de las Mujeres, se lleve a cabo el Tribunal para la Defensa de los Derechos Reproductivos (28 de mayo, Palacio de Medicina de la UNAM). Durante el acto, se analizarán casos de mujeres que abarcan un universo imposible de imaginar, un mundo en que la discriminación, el menosprecio, y la violación son los pilares; en síntesis, un retorno a los sinsabores de los cuales todos preferimos escapar. Salpingoclasias y aplicación de dispositivos intrauterinos sin consentimiento, muertes de bebés por atención médica inadecuada, histerectomías por técnicas quirúrgicas de mala calidad durante el parto, violación de derechos reproductivos en el ámbito laboral (maquiladoras del Norte), violación de derechos reproductivos en las zonas indígenas de Chiapas, etcétera. Inquietan las denuncias por su heterogeneidad y por la ausencia de respuestas. Incomoda también que la mayor parte de los reclamos provengan de los estratos pobres. Sigue martillando la realidad, pervive el pasado: la pobreza y la injusticia corren por el mismo carril. De ahí que las anomalías sean tan frecuentes como incomunes las soluciones.El Tribunal de marras refleja tan sólo un fragmento de lo que en las calles de México y el orbe sucede. No hay quien sepa cuántos yerros y cuántas arbitrariedades son sepultados en el silencio. Si bien la tristeza y el dolor de las mujeres victimadas puede ser imposible de curar, otra debe ser la historia futura. Su construcción no sólo depende de efímeros momentos como el ``Día Internacional por la Salud de las Mujeres'', sino del amalgamiento de voces y confluencias de conciencias que consideren que las mujeres no requieren más días para saber que su igualdad y esperanza no depende de los calendarios.