La Jornada 22 de mayo de 1996

Control monopólico en IDA tras su privatización

Pascual Salanueva Camargo A casi tres años de que Industrial de Abastos (IDA) pasara a manos de ganaderos e introductores, los problemas se han multiplicado: existe corrupción, no hay un efectivo control de sanidad en animales muertos y unas cuantas personas monopolizan la carne, independientemente de que la venta de este producto cayó entre un 50 y 60 por ciento.

Quienes laboran en el ahora ``Rastro de Ferrería'' reconocen que no han obtenido los resultados que esperaban, comenzando porque una buena parte de ellos continúa sin poder pagar lo que les corresponde por la adquisición del inmueble, que les fue vendido en agosto de 1993, en 46.5 millones de nuevos pesos, y cuya cartera vencida están aún renegociando con los bancos.

El presidente del Frente Unificado de Introductores, Antonio Márquez, señaló que la venta de carne de ganado bovino, porcino, caprino y aves, se ha desplomado entre un 50 y 60 por ciento, lo que les hace más difícil sobrellevar la crisis.

Asimismo, al dar fin a la matanza de animales que se hacía en ese lugar, se provocó que empezaran a proliferar numerosos rastros clandestinos donde no existe el mínimo control de sanidad, con el consiguiente perjuicio para la salud de los consumidores, además de representar una competencia desleal para todos ellos.

Recordó que en 1993, firmaron un convenio con el gobierno capitalino según el cual, con la compra del lugar por parte de los particulares, se iban a cerrar todos los rastros de la periferia, pero este compromiso no se ha cumplido. ``Ni se cierran los rastros ni abren éste, lo que ha complicado aún más la situación''.

Márquez rechazó que existan prácticas de corrupción en ese lugar. Sin embargo, otro de los introductores dijo que, aunque de manera velada, sí se da este fenómeno.

Explicó que en Ferrería se vende el kilogramo de carne de res en 14.50 pesos y no obstante, en las notas de remisión se pone un precio de solamente 14 pesos. ``La diferencia entra directamente a la bolsa de los grandes introductores de cárnicos'', dijo.

Asimismo negó que exista doble inspección de sanidad durante las 24 horas del día, pues los inspectores ``se aparecen de vez en cuando, dándose el caso de que cuando un animal está enfermo, se le quita el tumor que lleva y así se vende para su consumo''.

Indicó también que unas cuantas personas controlan el mercado de la carne en el Distrito Federal, y citó ejemplos: ``José Buendía, tiene el monopolio del ganado bovino (del que vende mensualmente entre 10 mil y 12 mil canales); Rubén Meyer, también controla el mercado de carne de res, en tanto que el del pollo lo tienen las empresas Bachoco y Tenson''.

Eso hace, advirtió, que haya una competencia desleal y que en Ferrería ya no existan pequeños productores, pues si no se les compra a los grandes, ``ya no hay trabajo''.

A su vez, el tesorero de Proveedores de Ganado de México (Progamex), Roberto Martínez Rodríguez, expresó que la situación en que se encuentran se debe ``al gobierno, que en su oportunidad no quiso escuchar los planteamientos que le hicieron los ganaderos y ahora, aunque se quisieran pagar los 46.5 millones, no tenemos dinero''.

Los entrevistados coincidieron en que lo más benéfico para los ganaderos, introductores y consumidores sería que en Ferrería volviera a reinstalarse el rastro, ya que esto abarataría el precio de los cárnicos, además de que se rescataría la maquinaria que se tiene para la matanza de animales y que actualmente se está echando a perder.

Precisamente donde antes estaba el frigorífico, ahora se ubica un estacionamiento para las patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública, adscritas a la delegación Azcapotzalco. Sin embargo, a mediano plazo se piensa construir en ese lugar una unidad habitacional y centros comerciales del DDF. Ante ello, los entrevistados aseguraron que se le daría ``el golpe de gracia'' a lo que una vez fuera la ``gran despensa de la ciudad''.

Hace casi tres años, durante la ceremonia en la que se transfirió el inmueble por parte del gobierno capitalino a los particulares, se dijo que con ello se buscaba la conciliación de la modernización del sistema comercial, con el apoyo a las regiones ganaderas y con la protección de los consumidores del valle de México, pero ninguno de esos objetivos se ha cumplido, concluyeron.