La Jornada 22 de mayo de 1996

El presidencialismo se convirtió en una forma bastarda de democracia

Raúl Llanos Samaniego El presidencialismo mexicano ha llegado al límite, se ha convertido ``en una forma bastarda de democracia'' y eso obliga a un cambio en el sistema político, afirmó el empresario Juan Sánchez Navarro, quien sostuvo: ``Hemos vivido desde hace muchos años, aunque con pequeñas excepciones, en un sistema que viola los principios esenciales de la democracia; nunca ha habido la verdadera independencia de los tres poderes de la Unión; muy pocas veces y sólo por excepción, se ha respetado el voto, y hablamos en los discursos de democracia, pero vivimos en un mundo muy alejado de ese concepto''.

Al hablar ayer martes en el ciclo de conferencias México: un proyecto de nación para un nuevo siglo, el fundador del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) sostuvo: ``Habremos tenido 60 años de paz social, pero la paz de los sepulcros no es la paz real. La paz verdadera es la que crea un sistema político realmente apegado a las prácticas democráticas''.

Pensar en nuestros días que el Poder Judicial es independiente o que el Legislativo cumple una función autónoma en la creación de las leyes ``es una creencia falsa. Hoy el centralismo presidencialista ha creado fórmulas especiales de manejar la política, pero eso no es democracia y eso ya no es posible'', subrayó.

Durante su exposición, ante más de 300 asistentes, el banquero y vicepresidente del Grupo Modelo aseveró que es necesario convencernos de que lo que está en transición ``es un gobierno que no es democrático a una nación que lo tiene que ser'', y ahí será tarea de todos los mexicanos impulsar esos esfuerzos.

En su opinión, no se requiere en estos momentos de nuevos cauces políticos; simple y sencillamente si el país requiere una democracia, hacia allá se deben encaminar los esfuerzos y la voluntad, a manera de que corresponda el país legal, al país real.

``Que la Suprema Corte y el Poder Judicial sean en realidad el poder de la justicia independiente frente al Poder Ejecutivo o al Legislativo; que el Legislativo desarrolle las facultades propias de los que van a crear el orden legal, y que el Poder Ejecutivo cumpla con su misión administrativa'', subrayó.

Sin embargo, reconoció, es fácil hablar de esto pero difícil llevarlo a cabo, ``por los inmensos intereses creados en torno a la situación política del país. Es cómodo para los que ostentan el poder manejar el país de una forma que se contraponga a las leyes establecidas''.

El ex dirigente de diversos organismos cúpula mencionó que hay tres formas fundamentales de sistemas políticos: la monarquía, la aristocracia y la democracia, y tres formas de corrupción que corresponden a cada una: el despotismo, la oligarquía y la demagogia. ``Hemos pasado por todos, pero desgraciadamente lo que ha funcionado entre nosotros son las fórmulas corruptas de los sistemas tradicionales''.

La transición de la que se habla ahora, dijo, es sencillamente el reconocimiento de que no hemos vivido en democracia y que lo que tenemos que hacer es recordar las tradicionales formas de la verdadera democracia. Entonces debemos exigir todos, como mexicanos, que en México haya lo que dice la Constitución.

``La obligación hoy es afirmar la filosofía política de la verdadera democracia, eso es lo que nos corresponde. No necesitamos nuevas formas; ha llegado el momento de ver con claridad que la verdadera filosofía de México, es vivir en una real y verdadera democracia''.

Por último consideró que el desarrollo del país no dependerá en gran medida de los modelos económicos, que son fugaces; lo fundamental es el sistema político y sus estructuras bien sólidas.